El resto del día fue bastante monótono, transcurrió entre presentaciones formales y carpetas llenas de papeles que estudiar para conocer el funcionamiento del departamento. Casi brinco de felicidad cuando en mi reloj de pulsera marcaron las 7:30 pm. — ¡Por fin! Ya es hora de ir a casa — Exclamo con entusiasmo, algo que a mi compañera de cubículo le causó gracias. — Y apenas estas empezando — Señala jocosa. Acomoda sus carpetas y se levanta dele escritorio — ¡En fin! Hasta mañana Alice — se despide y antes que pueda responder desaparece. — ¡Wow! Creo que lleva prisa — Exclamo recogiendo mis cosas. En eso, me percato que hay una pequeña tarjeta debajo de mi nueva portátil corporativa, con una corta inscripción en bolígrafo. — “Felicidades por tu nuevo empleo Alice” Nat. — En compañía d