Ese día eligió la ropa menos sugerente que estuvo a su alcance, un largo gabán y un pantalón holgado de líneas verticales, la blusa también algo suelta, las botas altas y en general el aspecto de total formalidad. Estuvo, sin embargo, esperando ansiosa el dia entero el momento en que pudiera por fin librarse de las malditas dudas que tanto la atormentaban, un deseo de que todo resultara favorable a su esposo, que ella estimo incluso algo miserable y penoso fue cerniéndose sobre ella, cuando la pregunta obvia ¿y si no es así?, se hacía presente de manera coherente, pero del todo inoportuna la desechaba como quien envía al olvido un mal sueño.
Así, trascurrió el día que estando cargado de pura expectación se movía despacito, como intentando ahorrarle el momento de amargura que tendría que experimentar un rato después, aun con ese gran esfuerzo del segundero por moverse despacio y sin ganas fue vencido por la costumbre inclemente que tiene este mundo de avanzar sin medir el sufrimiento que causara el futuro, llego por fin la hora en que finalizaba la jornada laboral y un último vistazo al reloj le señalo la verdad de que tendría la separaban de la verdad escasos pasos del minutero.
Se revolvió en su silla con una especie de premonición oprimiéndole el pecho, una mezcla de cobardía y dignidad le producía esa detestable sensación de debilitamiento propia de los momentos en que no somos dueños de nosotros mismos por haberle entregado nuestra tranquilidad a alguna otra cosa. Se planteó durante un instante no acudir a la cita y huir con el rabo entre las patas hacia el añorado hogar para allí abrir los brazos en signo de perdón dejando en el misterio tan misericordioso toda la cuestión. Nuca supo si su voluntad por si sola hubiera podido vencer ese arrebato de cobardía pues cuando estaba a punto de sopesarlo el jefe asomo por la puerta y con voz que apenas podía esconder la excitación que también el sentía, dijo que podían ir revisar las grabaciones. Las piernas un poco temblorosas se cansaron en la desdeñable tarea de levantar al cuerpo de la silla y sintió desfallecer cuando finalmente alcanzo el marco de la puerta.
El saludo muy breve y la charla monotonisima le dejaban aun capacidad intelectual pera ir sorprendiéndose por el extremo dramatismo en que la sumía la situación, se reprendió arduamente por ser tan débil y quedo como una promesa consigo misma que fuera cual fuera el resultado de la pesquisa no habría en ella el mas mínimo asomo de duda. Olvido aquí que la vida nunca da respuestas definitivas y fuera de todo calculo quedo lo que habría de enfrentar en realidad, la duda razonable de que algo extraño sucedió en la oficina de su esposo durante la semana pasada pero ninguna certeza de que aquello estuviera enteramente relacionado con lo acontecido el día sábado.
En poquísimo tiempo quedaron instalados entre las paredes blancuzcas de ese recinto que contra todo pronóstico estaría destinado a albergar situaciones que la gran mayoría de las personas hubieran encontrado bastante censurables, empezaron como es obvio por el día lunes, con la cinta corriendo a velocidad aumentada apenas si podía distinguirse lo que se iba diciendo, la voz deformada de su esposo, comprimida por la rapidez que le imprimía la reproducción quedaba resumida a una seria de sonidos chillones, tal y como lo había indicado su jefe, en la revisión de ese primer día quedo patente que en realidad tenía su esposo la costumbre de despachar con muchísima brevedad a sus entrevistados. Recordó entonces que en alguna ocasión ya muy lejana habían discutido el profundo desprecio que albergaba el por ese sistema maquinal e inhumano, se dio cuenta que aun así el parecía no haber intentado realizar nada al respecto y eso la disgustaba un poco, como si esperara que esta situación revelara, aunque sea un poco de la iniciativa y positivismo que los años le habían ido arrancando a fuerza de obligaciones y formalidades.
El momento culmine no tardó en llegar todo lo que suelen demorar las revelaciones dolorosas. Al clicar sobre el archivo correspondiente a la grabación del día martes todo quedo sumido en una especie de estática pavorosa que no cesaba por más que el puntero adelantara el tiempo de la grabación, no queriendo adelantarse a conclusiones, ambos con deseos contrapuestos, pusieron la cinta del día siguiente, que transcurrió con toda normalidad. Quedo claro que no se debía a una falla del aparato, sino que parecía algo hecho por medio de la voluntad encubridora de alguien que consiente de la posibilidad de ser delatado se dio a la tarea de borrar las pruebas.
No quiso demostrar ninguna clase de turbación exagerada, pero vencida quedo por ese estado de cuerda templada en que se encontraban sus nervios por los días anteriores de expectación desmedida y ahora por este extrañísimo suceso, la lengua se desato completamente en un intento por procurarle paz y comento al completo todas sus dudas y temores, no omitió tan siquiera la llamada contestada y entono algunas sonoras groserías mientras se dirigía a la hipotética amante que había respondido ese día el teléfono para sembrarle la mente de este horror que ahora empezaba a madurar. En un intento de falaz consuelo el jefe sugirió revisar rápidamente los días siguientes pues la razón de su esposo apuntaba a que en algún punto de la semana había quedado corto de tiempo y lo del día martes podía ser no más que una casualidad. Pero teniendo la total certeza de que esto era mentira clico las fechas correspondientes al tiempo que iba deslizando la mano por encima de los hombros de la desconsolada mujer que consciente de que esta tarea había desvirtuado por completo la excusa de su esposo, empezaba a temblar un poco, el no supo dilucidar si sería esto producido por la ira o el desconsuelo que durante todo el día había le observado en partes iguales en el semblante
La tarea quedo concluida en apenas un par de horas, ella había dicho al esposo que pasaría donde una amiga para hacer algo que ni siquiera ella misma podía recordar que era, contaba entonces con tiempo suficiente antes de ser ella también merecedora de alguna sospecha, resolvió intentar desmenuzar todo el caso con mayor detenimiento para ver razonablemente si se encontraba o no justificado el remolino de sentimientos que le invadía el alma, este esfuerzo introspectivo quedo frustrado por la voz del jefe que se deshacía en halagos hacia su persona y reproches hacia cualquier hipotética conducta desleal del esposo.
Ella no había notado que el brazo de ese otro hombre le rodeaba ambos hombros y los dedos aferrados a la redondez de estos empezaban a clavarse cada vez más en su carne, no encontró fuerzas para moverse a una posición que le evitara ese gesto de conmiseración. Estuvieron allí sentados durante un buen rato, ella dando nacimiento dentro de sí a nuevas iras y temores y el intentando consolarla, poco a poco la insistencia fue quebrando el muro levantado por la precaución y el asco y empezó a ver en ese hombre algo de genuina preocupación, se preguntó ¿Cómo podría un hombre que no se encuentra verdaderamente preocupado por su bienestar desgastarse tanto en un intento de proteger su herido ego?
Levanto la mirada y se encontró con alguien tangencialmente distinto a quien había observado durante años de trabajo recurrente, fue elevado a la categoría de amigo de confianza en ese brevísimo instante. El, que intuyo el gran campo que iba ganando supuso que su posición jerárquica y la situación concreta le harían imposible a ella negarse a alguna de sus intentos de consuelo, sugirió entonces, que bebieran un par de copas durante una reunión personal a la cual acudiría el día viernes, ella fruto de todo lo que venía aconteciéndole acepto con la esperanza de que ello constituyera un escape momentáneo a la incertidumbre.