No leas más de lo que existe

1980 Words
El aliento de Alice la dejó cuando algo pesado cayó sobre ella. Ese algo se negó a moverse, incluso cuando intentó liberar su codo de las mantas para acomodarlo donde pensó que estaría su intestino. - ¡Carlota... estas muerta... quítate de encima! Riéndose, se bajó de ella y se sentó a los pies de su cama, sonriendo ante la mirada soñolienta que Alice le dirigió mientras se sentaba a tientas. Esto hizo dos días en una semana que su sueño había sido interrumpido. Si esto continuaba, no quedaría espacio para ocultar todos los cuerpos que soportarían su venganza. Echó un vistazo a su mesita de noche cuando le llamó la atención el olor a bollos recién hechos y té. Un plato la esperaba con dos galletas y salía vapor de la pequeña taza de porcelana. Bueno... si ella seguía preparando su desayuno, tal vez la dejaría vivir. - Entonces... Saliste bastante tarde anoche. Dijo en un tono demasiado animado para ser tan temprano. - Mm-hm- respondió sin comprometerse alrededor de un bocado de galleta. Celestial... era casi tan bueno como esa cosa de chocolate de anoche. Era una cosa muy buena que Carlota pudiera cocinar, porque estaba absolutamente arruinada en temas de cocina. Excepto para hornear galletas. Por alguna razón, podía hacer unas galletas bastante buenas. Pero si le daban un trozo de carne y algunas verduras, seguramente encontraría una manera de hacerlas no comestibles. Carlota puso los ojos en blanco y dejó escapar un gemido frustrado. - ¡Vamos! ¡Me muero por detalles! ¿Cómo te fue? ¿A dónde te llevó? ¡Dios, por favor , dime que no salieron rápido para no pagar! Oh, y ¿Cómo se ve sin la máscara? ¿Te distrajo tanto su belleza que olvidaste tu nombre como Ami de la tienda de Ramen? Alice intento reprenderla aun comiendo la galleta que permanecía en su boca. En serio, ¡tenía que aprender cuál era el secreto de Ino para hacer esas cosas! ¿Fue la mantequilla? ¿O la forma en que amasó la masa? Sea lo que sea, ¡fueron absolutamente increíbles! - ¡Alice! He estado esperando toda la mañana para enterarme de esto y tengo que ir al hospital pronto. ¡Dime algo, maldición! Ella sacudió la cabeza derrotada y bañó su primer bizcocho con algo de té. - Bien, te lo diré- admitió, haciendo una mueca cuando Carlota dejó escapar un chillido increíblemente agudo. Esperó hasta que la otra chica se hubiera calmado antes de contarle todo sobre su cita con Mateo. Desde el momento en que se encontraron y todo lo que sucedió en Kuroppoi hasta la caminata de regreso a la sección principal de Hidko, todo fue discutido en gran detalle entre ellas. Cuando terminó, Carlota se dejó caer sobre el colchón y sonrió al techo. - Es una lástima que estés haciendo esto porque Tsu quiere sus libros... Parece que fue muy divertido - En realidad no fue tan malo como pensé que sería- admitió, abrazando uno de los muchos cojines de su cama contra su pecho- Quiero decir, todavía se sentía un poco incómodo y todo, pero creo que podría hacerlo de nuevo si la misión lo requiere. - ¿Qué pasa si no tuvieras que hacerlo? ¿Lo harías solo porque fue una buena cita? - ¡No seas ridícula! Mateo es demasiado viejo para mí Carlota arqueó una ceja mientras sus labios se curvaban en una lenta sonrisa. - Entonces, es solo 'Mateo' ahora, ¿eh? ¿Qué pasó con capitán? Alice gimió y golpeó una almohada contra la cara sonriente de Carlota. - No podía llamarlo exactamente capitán anoche, ¿verdad? Es solo que ... se trasladó, eso es todo. Estás leyendo demasiado sobre esto. Esta cosa aquí de salir con mi capitán es solo un negocio... así de simple. - Ajá. Claro. Negocios. Déjame decirte que 'negocios' no tienen la diversión en las citas. 'Negocios' no es estar toda enrojecida sólo por recordar lo que se siente estar tan cerca a su boca. - Detente, yo no estoy sonrojada- murmuró de mal humor. Ella se rió y señaló su rostro. - Entonces, ¿por qué tienes las mejillas tan rosadas como tu cabello? - ¡Que no lo estoy! - ¡Vaya... ahora son más oscuras! - ¡Carlota, te lo advierto!- amenazó mientras estiraba su puño. Carlota levantó las manos en señal de derrota, sus ojos azules brillaban mientras continuaba riendo. - ¡Está bien, está bien! Lo siento. Ya terminé, lo prometo. Al menos algo bueno salió de todo esto - ¿Qué? - Dijo que quería una segunda cita, ¿verdad? Entonces eso significa que le has interesado Alice parpadeó, deteniéndose con la taza de té congelada a medio camino de su boca. No había pensado en eso anoche, pero ahora... - ¡Hey, eso es correcto! ¡Lo hice, pude seducir a Mateo! - ¡Espera, no te adelantes demasiado! Solo has estado en una cita. Eso apenas constituye seducirlo. Ahora, para tu próxima cita, todo depende de ti. Lo hizo bastante obvio anoche. Entonces, tendrás que pensar en algo que te gusta hacer. Algo que lo abre a conocer quien eres ahora. - ¿Pero... no debería ser al revés?- preguntó. Al ver que él era el que estaba siendo seducido, ¿por qué debería tener que conocerla más? Carlota puso los ojos en blanco y sacudió los pies de Alice debajo de las sábanas. - ¡Porque necesitas construir un sentimiento de confianza! Claro, que como capitán y ex maestro confía en ti en una pelea, pero esto es personal ahora. No te dejará acercarte a esos libros si no confía en ti como más que un compañera de equipo. Entonces ... ábrete un poquito ... No tienes que dejarlo entrar totalmente por supuesto, pero asegúrate de que sea suficiente para que se sienta seguro Alice la escuchó asombrada de este lado profundo que no sabía que existía en su mejor amiga. - Wow, Carlota... ¡eres realmente buena! - Bueno, soy la que tiene más experiencia, después de todo. Entonces ... ¿Qué vas a hacer para tu segunda cita? - Carlota, me acabo de despertar ¡Ni siquiera he tenido tiempo de superar la primera cita todavía! - Estableció un estándar bastante alto para una primera cita. No hay forma de que pueda permitirse algo así- Los ojos de Carlota se desviaron hacia el reloj y se abrieron alarmados- ¡Mierda, voy a llegar tarde! ¡Hablaremos más tarde! Alice bostezó e hizo un movimiento de espanto con la mano mientras también miraba el despertador. Ella dejó escapar un grito y literalmente se levantó de la cama, sábanas y todo. Alice se liberó de la maraña de mantas que le rodeaban el tobillo y corrió frenéticamente por su habitación, poniéndose la ropa que sacaba primero de la cómoda. Afortunadamente para ella, la mayor parte de su guardarropa era mezclar y combinar, por lo que realmente no importaba lo que agarrara. Una carrera rápida hacia el baño y el trabajo de cepillado de dientes más mediocre de su vida fue todo lo que tuvo tiempo antes de tomar su bolsa de medicamentos y salir corriendo por la puerta. Ella gimió ruidosamente mientras se detenía en el pasillo y se doblaba para cerrar la puerta antes de salir corriendo del edificio y bajar por la calle. ¡Eran casi las seis en punto! ¿Por qué Carlota la había dejado dormir tan tarde? ¡Llegó tarde a su turno por casi dos horas! ¡Oh ... Tsu iba a tener su cabeza por esto! Alice tropezó por las puertas de la clínica casi a toda velocidad, ignorando las miradas desconcertadas de los otros médicos mientras se deslizaba alrededor del giro que conducía de regreso al área de preparación. Cuando entró en la habitación, redujo la velocidad a una caminata rápida, respirando con dificultad y manteniendo un ojo abierto para evitar a cualquier persona que pudiera hablar con Tsu sobre ella antes de que estuviera lista para enfrentarse a la rubia. Le temblaban los dedos cuando abrió la cerradura de su pequeño espacio de cubículos y sacó el abrigo verde que llevaban todos los oficiales de medicina junior y se lo puso sobre su propia ropa. Por costumbre, inmediatamente revisó sus bolsillos para asegurarse de que tenía papel, un instrumento de escritura, un pequeño rollo de vendas y una barra de energía. Después de ser convocada por Tsu demasiadas veces antes del desayuno, siempre se aseguraba de mantener algo en el bolsillo de su abrigo. Satisfecha de que al menos eso era correcto, salió corriendo del área del casillero, todo el tiempo vigilando que Tsu no estuviera a la vista. Se dirigió a la sala de cuidados intensivos y forzó una sonrisa en su rostro mientras se acercaba a la joven que archivaba papeles en la recepción. - ¡Buenos días, Suki! ¿Quién es el primero en la lista hoy? Suki, su increíblemente meticulosa trabajadora de escritorio durante el día, parpadeó sorprendida mientras giraba con una pila de cartas en sus brazos. - Oh, hola, Alice. ¿Qué haces aquí tan temprano? - ¿Temprano? Llegue tarde. Ah, y ¿puedes decirme quién me cubrió para que pueda disculparme en persona? Estableciendo sus listas, Suki tomó el libro de horarios y lo hojeó hasta que llegó a la lista de ese día. Silenciosamente, dio la vuelta al libro y tocó la línea que quería que Alice hiciera referencia antes de regresar a su clasificación de cartas. Frunciendo el ceño, leyó la línea que había indicado e inmediatamente quiso colapsar en el suelo. Su horario había sido cambiado. Ella era el turno de siete a tres, no el cuatro a uno hoy. Así es... Tsu había dicho que estaría trabajando durante el día durante los próximos seis meses a cambio de quitarle los libros a su capitán, gimiendo, dejando caer la cabeza sobre el escritorio. Oyó reír a Suki y sintió a la mujer mayor acariciar su hombro consoladoramente. - Tsu dijo que ya sabías sobre el cambio de horario. ¿Supongo que después de todo no te llegó la noticia? - No ... lo hizo. Solo soy estúpida y lo olvidé por completo En realidad, era más como si ella no hubiera pensado que Tsu lo pondría en práctica tan rápido. - Bueno, normalmente sugeriría que te acuestes durante cuarenta y cinco minutos en el área del dormitorio, pero dado que Shizu está en una misión, no tenemos medicina. Entonces, cuando termines de revolcarte en tu miseria, tengo un cadete en la habitación 38 que pensó que podía volar después de que un amigo decidió practicara un hechizo con él. El pobre niño se destrozó las dos piernas Alice con la cabeza aún sobre el escritorio, extendió la mano para buscar el gráfico. Cuando sintió que el peso se asentaba en su palma, levantó la cabeza y comenzó a leer las notas iniciales de impresión hechas por el médico que la recibió. La reconstrucción ósea fue algo muy difícil de hacer. Se necesitó mucha energía, magia y mucho tiempo para asegurarse de que todo estuviera hecho correctamente. Después, la persona no podría usar esa extremidad durante al menos otras dos semanas para asegurarse de que las fracciones de minutos que quedan después de la curación no se amplíen en otro descanso. Por lo que podía ver, parecía que las roturas estaban limpias, sin tela de araña desde el punto de impacto que podría crear fragmentos de hueso astillados. Y quien había recibido al cadete había sido muy amable al adormecer los nervios de las piernas del paciente para evitar que sufriera demasiado. Suspirando con cansancio, se fue caminando en preparación para otro día ocupado en el hospital. Ah ... y ella tendría que tratar de llegar a una segunda cita pronto, genial...
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