Huyendo del acosador

1685 Words
- No puedo hacer esto. ¿Por qué estoy haciendo esto?- murmuró a su reflejo mientras ajustaba los pequeños clips de flores que sujetaban su cabello hacia atrás a ambos lados. Le temblaban mucho los dedos mientras intentaba enganchar una fina cadena de oro alrededor del cuello. El pequeño encanto que colgaba de la cadena era una pequeña flor de cerezo que sus padres le habían regalado por su decimosexto cumpleaños. Le habían dicho que le traería suerte. Ahora, esperaba desesperadamente que la suerte la llevaría a salir de esa estúpida cita que tenía. - Es porque tus opciones son esto o un año de turnos de medianoche- le recordó Carlota desde la sala de estar. - Tal vez podría decir que surgió algo en el hospital... no, eso no funcionaría. Él solo trataría de reprogramarlo. Oh, siempre podría decir que estoy... no, eso tampoco funcionará- resopló y se inclinó hacia delante mientras miraba la miserable mirada en su espejo- Trabajaré todos tus turnos de fin de semana durante los próximos seis meses si me sacas de esto. - ¿Haciendo qué, tomando tu lugar?- la otra chica se río secamente cuando entró en la habitación- Lo siento, cariño, pero creo que notará una gran diferencia- Miró fijamente los senos poco llenos de Alice- Pensé que ibas a usar ese sujetador de push up que compramos ayer Alice hizo un puchero mientras miraba su propio pecho. - Lo estoy usando- respondió miserablemente antes de dar un suspiro mientras tomaba su perfume de la parte superior del tocador. Ella dudó antes de agregar un poco de chorro a su cuello. Si bien no quería hacer esto, iba a seguir con la cita y lo haría de la manera correcta, ¡maldita sea! ¿Carlota no creía que fuera lo suficientemente seductora? Le mostraría lo contrario una vez que tuviera los infames libros de su capitán en su poder. Frotando sus labios para asegurarse de que el brillo labial se aplicara de manera uniforme, agarró el único bolso lindo que tenía y se dio la vuelta para mirar a Carlota. - Entonces... ¿Cómo me veo?- preguntó, haciendo un giro para poder ver todo el espectáculo. El atuendo que había tenido que comprar para la ocasión era definitivamente más atrevido que todo excepto su ropa interior, pero no era tan malo como los atuendos de citas de su amiga. El vestido amarillo pálido tenía una línea de cuello redondeada que le llegaba hasta el cuello y tenía pequeños rastros de bordados dorados en todas partes para captar el tenue patrón de abanico de la tela. Tenía mangas largas que en realidad eran demasiado largas para sus brazos, lo que hacía que doblara el dobladillo debajo para que se viera bien. Lo único por lo que no estaba tan feliz era por lo corta que era la falda y lo ajustada que le quedaba. Si su madre alguna vez la vera usando algo así ... Los ojos de Carlota se entrecerraron y sus labios se torcieron pensativamente mientras la miraba. Alice estaba inquieta mientras esperaba nerviosamente el veredicto. Finalmente, la chica rubia sonrió. - Te ves bien, aunque todavía digo que deberías haber ido con esa correa sin tirantes. Definitivamente podrías verte divina ya que eres bastante chata. - ¡Cállate!. espetó, cayendo al suelo para buscar debajo de su cama las sandalias de vestir que tenía. Ella era completamente inconsciente del hecho de que Carlota hizo un movimiento de patadas simulando su trasero apenas cubierto, luego se apresuró a retomar su antigua posición de pie inocentemente cuando Alice salió a la superficie con las sandalias colgando de sus dedos. No eran tan altos como algunos de los zapatos de Carlota, pero al menos el color dorado apagado coincidiría con el resto de sus accesorios... excepto por su bolso n***o. - Solo digo que podrías al menos usarlas de vez en cuando- continuó la chica rubia, mirando a su compañera de cuarto entrar torpemente a la habitación. Era obvio que no los había usado en mucho tiempo- Y realmente no vas a usar esas sandalias feas tuyas, ¿verdad?- agregó con una sonrisa ¡Estaría condenada si fuera a facilitarle esto a su amiga! Alice se congeló al envolver las finas correas en sus pantorrillas, frunciendo el ceño mientras lanzaba una mirada a sus propios pies. Sabía que no hablaba en serio, ya que la rubia había tomado prestados esos mismos zapatos varias veces antes, solo estaba tratando de meterse en su cabeza, eso era todo. Una lenta y maliciosa sonrisa tocó sus labios cuando terminó de atar las correas en su lugar, agarrando su bolso nuevamente mientras se dirigía a la puerta. - Bueno, el objetivo de esto es seducirlo, no convencerlo de que soy una stripper o una prostituta- respondió mientras abría la puerta- No sé qué planeas hacer en tus citas, pero encuentro que los chicos responden mejor a una chica que se ve decente- Cerró la puerta justo cuando Carlota dejó escapar un gruñido enojado y comenzó a pisotear el lugar. ¡Le sirvió bien por ser tan mezquina! Metiendo la llave de su apartamento en su bolso, bajó los dos tramos de escaleras hasta la entrada principal y se fue, repitiendo la dirección una y otra vez en su cabeza para que no la olvidara. Número diecisiete Asaihi Lane. Ahí es donde tendría su cita con Mateo. Dios... su cita. ¿Cuáles eran las probabilidades de que ocurriera un desastre natural en ese momento? XXX Carlota continuó mirando la puerta por unos segundos más, como si tuviera la intención de derribarla y correr tras su compañera de cuarto. Teniendo en cuenta que nunca había estado en una cita antes, ¡tenía el descaro de sugerir que ella solo iba por sexo! Aún refunfuñando para sí misma, pisoteó hacia la puerta, se metió los pies en las sandalias y agarró la llave del gancho junto a la puerta. Ella sabía dónde iba a estar. Habían estado hablando de eso esa tarde después de ir de compras, pero en realidad no se habían detenido a revisar el lugar. Desde el principio, había planeado acompañarla en secreto en caso de que las cosas no estuvieran bien para poder intentar ayudar, pero ahora no había ninguna posibilidad de que eso sucediera. Ahora, iba a ser testigo de la caída de Alice sobre su rostro... y ver cómo se veía Mateo sin su máscara. XXX Parecía que las calles se habían vuelto mucho más cortas de lo que recordaba ... o de lo contrario solo había estado caminando demasiado rápido. De cualquier manera, estaba frente a la dirección que él le había dicho en lo que parecía un tiempo récord y se encontró mirando al edificio confundida. Era... una tienda de té. Y estaba cerrada. ¿Qué demonios estaba haciendo allí? ¿Tenía la dirección incorrecta? No, no podría haberlo hecho. Lo había memorizado cuando se lo había dado la noche anterior. - Esto es ridículo- murmuró mientras cruzaba los brazos sobre el estómago y golpeaba el pie con impaciencia. ¿Debería esperar allí por él? Tal vez ella podría escabullirse a casa y... - Deben haber cambiado sus horarios desde la última vez que estuve aquí. Alice gritó y saltó sorprendida por el sonido de la voz de Mateo tan cerca de ella. - ¿De dónde vienes? ¿Y qué haces a tiempo? Escuchó a Mateo reírse mientras se encogía de hombros y daba medio paso más cerca de ella, tuvo que luchar contra el impulso de alejarse un paso de él. El punto de esto era seducirlo y retroceder cuando obviamente quería acercarse no era una opción. - Vale la pena estar a tiempo para lo importante- respondió, hablando lo suficientemente bajo como para que los transeúntes no pudieran escucharlo. Los ojos de Alice se abrieron y se atragantó con la siguiente respiración. ¿Fue un cumplido? Seguro sonaba como si lo fuera. Casi había insinuado que ella valía la pena así que, tal vez este vestido no era una mala idea después de todo. Con la idea de que tal vez su plan funcionaría después de todo, sonrió y dejó que las yemas de sus dedos jugaran con timidez. - Espera hasta que le cuente a Tsu sobre eso- bromeó. - Oh, por favor no. Tengo una reputación que mantener. Por cierto, te ves muy bien". - ¿Lo hago?- fingió, pasando las manos por la falda corta y apretada como si hubiera algunas arrugas que intentaba alisar- Como no tenía idea de a dónde íbamos, simplemente ... arrojé algunas cosas juntas- aprovechó la oportunidad para mirarlo, frunciendo el ceño cuando notó que no había cambiado mucho. Todavía llevaba una máscara, pero esta vez estaba unida a lo que casi parecía una camisa negra de manga larga y acanalada. Los pantalones negros que quedaron desatados en los tobillos eran el sustituto de lo habitual, al igual que los zapatos cerrados (o botas, no podía decirlo) en lugar de las sandalias. Estaba cuidadosamente manteniendo el ojo rojo especial cerrado en ausencia del protector que generalmente lo cubría. Era diferente ... pero al mismo tiempo reconfortantemente familiar. - Muy monocromático de tu parte- comentó con una sonrisa para hacerle saber que solo se estaba burlando de él. - Ah, que amable de tu parte notarlo- respondió cuando su ojo visible se arrugó y se convirtió en una expresión divertida. Era un poco extraño ver esa expresión familiar reflejada en su otro ojo también- Pero, considerando a dónde vamos, pensé que sería apropiado. ¿Lista para ir? - Espera... ¿Quieres decir que esta tienda de té no era donde íbamos a tener nuestra cita?- preguntó incrédula. - ¿Aquí? Es una tienda de té. No puedes cenar en una tienda de té - Entonces... Mateo sonrió y se encogió de hombros mientras respondía: - Es un lugar neutral que está bastante cerca de nuestro destino real  Además, no quería que espiaras el lugar real antes de tiempo. Sin embargo, antes de irnos... ¿Crees que puedes convencer a nuestro acosador para que se vaya a casa?
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