Alice no pudo evitar sonreír mientras sacudía la cabeza, aunque sabía que él no podía verlo.
- Fue un poco sucio decirme esto sin previo aviso- comentó mientras finalmente lograba enganchar lo que fuera con sus palillos.
- Cierto ... pero no hubiera sido tan divertido para mí
- ¡Ja, ja! No puedes elegir una cita de nuevo
- ¿Entonces eso significa que obtengo una segunda? Wow, y aquí pensé que primero tendría que pagar la factura
Alice se echó a reír y le dio un codazo antes de llevar a la boca lo que había logrado sacar de su plato. El aroma a cítricos y sal golpeó su nariz primero antes de que se metiera la comida misteriosa en la boca. Suave, cálido, aunque sabía familiar. Definitivamente mariscos de algún tipo...
- ¿Vieiras?- ella preguntó.
El hombre frente a ella resopló enojado.
- Gracias por arruinarlo- espetó.
Afortunadamente, estaba oscuro para que nadie pudiera verla sonrojarse.
- Lo siento- murmuró, buscando en su plato, lo que hicieron para cocinar las vieiras fue realmente delicioso. Lástima por Carlota ya que todavía estaba enojada con ella, de lo contrario le llevaría un poco a casa, ella las amaba.
Alice se congeló cuando sintió que algo cálido le golpeaba la oreja. Casi le detuvo el corazón cuando se dio cuenta de que era el aliento de Mateo y que sus labios desnudos estaban rozando su oreja ahora.
- No te preocupes por eso. Probablemente no tenía idea de lo que era de todos modos- susurró antes de retroceder nuevamente. El escalofrío que le recorrió la columna ... no tuvo nada que ver con él. Fue solo una reacción a alguien que le rozo el cuello. Sí, eso fue todo.
Un toque llegó a su hombro, haciéndola saltar y girar en esa dirección.
- Disculpe, señorita, no quise asustarla, le iba a ofrecer un refresco- dijo la camarera
- Oh ... lo siento. Estoy bien con agua
La camarera se inclinó sobre su hombro y hacia la mesa. Oyó que algo líquido se vertía en un vaso a su izquierda y esperó hasta que la mujer se fue antes de deslizar su mano sobre el mantel en busca de su vaso.
- Entonces, ¿vienes mucho aquí?- preguntó mientras las yemas de sus dedos acababan de distinguir lo que parecía la base de su vaso de agua.
- Eh, de vez en cuando. Es una conversación interesante que podemos tener más tarde- respondió.
Alice sonrió mientras lograba encontrar la última vieira en su plato justo cuando sintió el roce del kimono de la camarera contra su espalda. Inmediatamente, la especia le golpeó la nariz cuando un nuevo plato se colocó frente a ella. Fuerte y rico y definitivamente caliente. Lo que estaba en su plato ahora estaba chisporroteando y probablemente tenía más sazón de la que estaba acostumbrada. Aunque olía bien.
- Supongo que este lugar cuenta con que las parejas no se besen más tarde- reflexionó cuando un olor a ajo golpeó su nariz.
Mateo se río en silencio junto a ella, su rodilla golpeó la de ella mientras cambiaba de posición.
- Bueno eso no debería preocuparte demasiado
Escupió lo que había estado a punto de poner en su boca alarmada, mirando en la dirección que sabía que estaba sentado en estado de shock.
- ¿P-por qué dirías eso?
- No sé cuáles son tus políticas de citas, pero nunca beso en la primera cita.
Alice se desplomó aliviada ante su respuesta burlona. ¡Gracias a Dios fue algo así! No estaba segura de qué haría si resultaba que él quería besarla esta noche. Después de todo, todavía se estaba acostumbrando al hecho de que estaban en una cita real ... y que estaba resultando ser muy divertido.
- Correcto, porque eso requeriría que te quitaras la máscara
- No. Se puede hacer sin quitar la máscara.
Alice arqueó una ceja incrédula mientras tomaba el bocado de comida que había estado sosteniendo en sus palillos todo ese tiempo en su boca.
- ¿Oh si?- ella desafió al pollo condimentado ... ¿o era cerdo? No, definitivamente pollo. ¡Y caliente! Casi volcó su agua cuando la buscó a tientas rápidamente. Terminó el agua en tres tragos grandes, finalmente apagó el fuego pero la dejó incapaz de comer más hasta que la camarera regresó.
Casi saltó de su cojín cuando Mateo dijo en voz baja:
- Quizás, si tienes suerte, lo probaré en una cita posterior.
- Um ...- fue todo lo que pudo decir a eso. Afortunadamente, la camarera vino a rellenar su agua y le dio una excusa para no pensar en algo.
La risa de Mateo se encontró con sus oídos antes de decir:
- Solo te estoy tomando el pelo, Alice. Es una pena que las luces estén apagadas. Apuesto a que ahora tienes un tono rojo bastante bonito.
- ¡Cállate, no lo estoy! E incluso si fuera así, todo es porque estás actuando como un pervertido- respondió ella, ignorando los gruñidos del hombre frente a ellos.
Honestamente, ¿sabía hacer otra cosa a parte de gruñir y ser grosero?
- Eso es un poco injusto, solo porque disfruto el diálogo ingenioso y las intrigas de la trama de Paradise, no significa que soy un...
- Sí, lo hace. ¡Más aún porque lees esas cosas en público!
- Te digo que es imposible dejarlos de lado una vez que comienzas. Los actos sexuales descriptivos son simplemente una parte de su encanto
Alice resopló mientras luchaba por recoger algo más de comida con sus palillos.
- Encanto... sí, está bien
- ¿Alguna vez has leído una novela de la saga?- desafió, su tono un poco más duro que antes.
- No y creo que nunca lo haré
- Entonces no hables hasta que lo hayas probado
Sonriendo y más que complacida de que la conversación se hubiera desplazado naturalmente al objeto que buscaba, se inclinó hacia él hasta que su pecho presionó contra su hombro. Su corazón dio un vuelco antes de comenzar a golpear más salvajemente en su pecho, algo que realmente esperaba que él no le prestara mucha atención.
Y no tenía absolutamente nada que ver con el hecho de que tenía músculos realmente definidos. Bueno, no hay sorpresa allí, después de todo, él era un oficial de élite.
Mateo no dio ni un respingo cuando se apretó contra él, su estómago se retorció tan nerviosamente que no estaba segura de si podría comer algo más por el resto de la noche. Sabía que sus palmas sudaban un poco cuando las colocó sobre su cojín para mantener el equilibrio.
¡Dios, no podía creer que estaba haciendo esto!
- ¿Estás ofreciendo prestarme uno?- Preguntó en lo que esperaba que fuera un susurro seductor.
Estuvo a punto de gritar de sorpresa cuando sintió sus dedos deslizarse por su brazo ligeramente, enviando un cosquilleo a lo largo de su piel
- ¿Es por eso que querías invitarme a salir?- preguntó de nuevo, su voz hundiéndose en ese tono bajo nuevamente que hacía que su piel se sintiera cálida.
Alice se apresuró a retroceder cuando sus mejillas comenzaron a calentarse considerablemente. ¡Maldita sea, ella había estado tan cerca y se acobardo en el último segundo! ¡Maldita sea!
- ¿Por qué crees que necesito una razón para invitarte a salir?- ella exigió, la irritación que sentía hacia sí misma aparecía en su tono.
Ella captó el borde tranquilo del cansado suspiro de Mateo antes de que él dijera:
- No quise decir exactamente eso