Narra Jacob.
Los días fueron fueron pasando y todas las noches estaba en las sábanas equivocadas, poco a poco me fui alejando incluso por llamada de Julieta.
Ya nada se mostraba igual, mi vida había dado un giro enorme. Aunque reconozco que me sentía pésimo por lo que estaba sucediendo.
Hace un par de semanas que fue la boda de Celina la mejor amiga de Julieta. Fue muy bonito, pude recordar el día que juré amar a mi esposa, no pude evitar sentirme como un tonto, no pude evitar sentirme desesperado.
Cuatros meses después.
Narra Julieta.
Después de casi seis meses fuera de casa, por fin estoy pisando tierra costarricense, lo mejor de todo es que no volveré a aceptar un trabajo que me cueste tanto. Ahora quiero regresar y recuperaré todo el tiempo perdido con mi esposo. Me siento muy feliz.
Decidí en vez de ir a la mansión ir directo a la oficina de mi esposo, quería darle la sorpresa y la gran noticia que había regresado para no irme más por tanto tiempo.
Tomo mis maletas y subí con ellas por el ascensor, dejó las maletas a un lado y luego entro sin anunciarme, estaba llena de felicidad por volver a verlo físicamente.
—Hola mi vida— Dije muy emocionada.
—Julieta— Dijo mientras se levantaba de su asiento.
No pude evitar lanzarme sobre él para besarlo, lo había extrañado tanto que no podía describir lo que estaba sintiendo en ese momento.
—Que bueno verte, estás muy bella— Dijo un poco serio.
—Tu también te ves muy bien, estos meses te han asentado.
—Gracias, no te esperaba hoy.
—Terminamos el trabajo antes, así que no tenía nada que hacer allá, ahora estoy aquí contigo, ¿almorzamos?— Le pregunté.
—¡Si, claro!— Se limitó a responder.
Jacob y yo fuimos a un restaurante que tanto nos gusta, sentía que iba a explotar de la emoción.
—Cariño te he extrañado tanto— Le dije mientras tomábamos asiento.
—¿Cuándo te vuelves a ir?— Preguntó repentinamente.
—Cariño se que has estado muy solo últimamente pero te tengo buenas noticias, no me volveré a ir, ya no haré esos largos viajes— Le respondí emocionada.
—Eso si que es una sorpresa, no lo esperaba realmente— Dijo con seriedad.
—Cariño se que te has sentido incómodo y que han sido días duros pero te juro que ya no será más así.
—Espero que puedas cumplir tu promesa, ya que en otras ocasiones has dicho lo mismo.
—Ya verás que ahora será distinto. Quiero estar rodeada de ti, de tus besos, de tus caricias, quiero que intentemos ser padres— Le dije.
Jacob estaba tomando un poco de agua, pero al mencionar la palabra padres se atrabancó.
—Cariño ¿Estas bien?— Pregunté preocupada.
—Estoy bien, no ha pasado nada— Respondió.
—Bueno como te seguía diciendo, quiero que seamos padres, ya es tiempo de que nuestra familia crezca.
—Yo pienso que deberíamos esperar un poco más, ahora yo tengo mucho trabajo y no sé si debamos ser padres, además nuestra relación no es que está muy bien del todo.
—¿Qué pasa con nuestra relación?— Pregunté preocupada.
—Básicamente que no has estado en casi seis meses, debemos recuperar el tiempo pedido, así que por favor esperemos un poco más— Respondió.
—Está bien cariño mío, no hay problemas, si tú me has esperado tanto, yo puedo hacerlo ahora— Le respondí.
Después del almuerzo, Jacob me llevó de vuelta a la mansión, al dejar las maletas en la entrada de la puerta, dio un beso a mi frente y se marchó.
Me sentí un poco extraña por la forma en que Jacob me recibió, esperaba que brincara de la felicidad, pero sin embargo me sentí un poco rechazada a pesar de no demostrárselo.
Subí a mi habitación y el aroma incluso me parecía extraño. La cama esta intacta, todo está en orden como le gusta a Jacob.
De repente entra una de las empleadas a la habitación ya que tenía la puerta Javier ya, supuse que era para ver si se había quedado así o había alguien.
—Señora buenas tardes, no sabía que había llegado, me asusté al ver la puerta abierta— Dijo Leila con la mano en su corazón.
—Hola Leila, ya estoy de regreso— Le respondí con una sonrisa.
—Que bueno señora, porque así su esposo duerme en casa— Dijo mientras terminaba de entrar la maleta a mi habitación.
—¿Por qué dices eso?— Pregunté guardando la calma pero con sospecha.
—El señor hace mucho que no duerme aquí, supongo que se queda en la oficina, para mi que la ha extrañado tanto que no ha querido estar solo en esta enorme mansión— Dijo antes de marcharte.
Cerré la puerta lentamente, mi corazón empezó a latir más rápido de lo normal. Jacob no había estado durmiendo en casa, eso era una alerta para mi.
Me empecé a preguntar en las posibilidades de su ausencia pero la que más me llamó la ante col fue pensar en que quizás había alguien más ocupando mi lugar.
La idea de que eso fuera cierto me aterraba, no podía mantenerme de pies con solo imaginar que Jacob besa a otra mujer.
No pude detener mis lágrimas, no pude evitar sentir esa extraña sensación. No pude evitar sentirme mal por aquello. Si Jacob me engañó con alguien más, es por que él amor entre él y yo se acabó y no sé si tengo la fuerzas para soportarlo.
—Jacob no puede estar con alguien más, él juró amarme toda la vida, así como yo le juré lo mismo a él— Dije en alta voz.
Me empecé a sentir muy preocupada, así que decidí visitar a mi mejor amiga, quizás ella había escuchado algo sobre ese tema.