El día que todo comenzó.

1029 Words
Llevé a Eiza hasta su departamento, me invitó a tomar un poco de té y acepté ya que realmente ella tenía razón cuando en cuanto a eso. —Gracias por el té, espero que no se haga una costumbre tener que tomarlo cada vez que vaya al club— Le dije de buen ánimo. —No importa que se haga costumbre, puedo hacer te para ti todos los días— Respondió al mismo tiempo que me entregaba la taza de té. —Eres muy amable Eiza, muchas gracias. Pronto será la boda de tu hermana, supongo que estarás allí— Respondí. —¡Oh claro que si! Aunque tengo que confesar que ella y yo no nos llevamos bien, somos hijas del mismo padre pero de diferentes madres, prácticamente nos criamos lejos. —¡Oh lo siento! Pero ustedes siguen siendo hermanas al final del día, espero que su relación pueda mejorar pronto. —Hablando de relaciones, ¿Y tú esposa? Tengo mucho tiempo que no la veo— Dijo. —Ella estará fuera del país por unos meses, tiene mucho trabajo y un contrato con el cual debe cumplir. —Supongo que la extrañas. —¡Si, claro!— Me limité a responder. —Disculpa no quise hacerte sentir incómodo— Respondió avergonzada. —No te preocupes, no pasa nada, creo que mejor me voy porque está ya muy tarde, gracias por el té— Respondí mientras me levantaba del sofá. Eiza me acompañó hasta la puerta, le di un beso en la mejilla con normalidad en forma de despedida. Sin embargo de repente Eiza me besó, segundos después de alejó. Me quedé solo unos segundos en shock pero luego correspondí a sus besos. Noté que sus pechos estaban endurecidos dentro de su vestido. Ella me hacía sentir diferente, cada vez que hablábamos me desahogaba, me contaba su día y de hecho yo el mío, no me sentía un desconocido cuando estaba con ella. Sentía como sus pechos se presionaban con mi cuerpo, no pude evitar llevarla bruscamente hacia la pared. Agarré con fuerzas su escultural trasero. Su aroma a sexo me llamaba con rapidez. Me aferro a sus húmedos labios. Mis manos se deslizan por dentro de sus bragas, no puedo evitar ejercer movimientos allí, se siente muy caliente y de hecho lleno de vida. Ella hacía pequeños gemidos, cerraba sus ojos para disfrutarlo, se dejaba llevar por el placer. Siendo un enorme deseo de poseerla, estar dentro de ella sería una grandiosa sensación. Me olvido de hacer el amor y empiezo a tener sexo como hacía más de un año que no lo hacía. La cargo entre mis brazos, la llevo hasta la mesa de la cocina y la acuesto allí, rompo su vestido y empiezo a besar sus pechos sin dejar de masajear su parte más íntima. —Te necesito dentro de mi, no quiero esperar un minuto más— Dijo agitada, su corazón latía rápido por la excitación. —¡Espera un poco más!— Le respondí discretamente. Sin esperarlo Eiza se bajó de la mesa, se hincó delante de mi, sus manos rápidamente me desabrocharon el pantalón, con su boca hizo magia, pude gemir de placer, sentía una liberación total de mis deseos. —¿Te gusta? Porque a mi me encanta, eres tan cual como te imaginaba en mis fantasías— Dijo con voz seductora. No le respondí porque estaba impregnado de su aroma en mi parte íntima, solo quería seguir sintiendo esa explosiva sensación. Unos pocos minutos después la levanté del suelo, la acosté nuevamente en la mesa, me terminé de quitar todo lo que traía puesto. Después de una vez más besarle su cuerpo completo, decidí entrarme dentro de ella, toco su pielecita, mientras hago movimientos sobre ella, solo quiero tener dentro y no parar. Eiza hizo que me detuviera, empezó a caminar hasta su habitación y la seguí. Me susurró al oído ‘Acuéstate’. Ella se puso encima de mi, me demostró que no solo era buena para hacer té, también sabía cómo envolverme. Después de unos minutos no pude soportar mas, di un giro para dominarla, para finalmente terminar lo que habíamos empezado. —Jacob sabía que eras tal cual como te imaginaba, este ha sido el mejor sexo de toda mi vida— Dijo aún agitada. —Perdón no quise irrespetarte— Le respondí mientras respiraba agitadamente. —Estoy feliz de poder haber probado, solo estaba contigo en mis fantasías. —¿Fantasías?— Pregunté un poco asombrado. —Así es, imaginaba que eras así mismo, para mí era un gusto pensarte y finamente supe lo que es tenerte— Me respondió mientras me daba besos en el cuello. Esa madrugada no hablé más, solo me quedé dormido entre las sábanas ajenas. Al rededor de las 7:30am desperté del sueño profundo que estaba teniendo, no quise despertar a Eiza, así que me vestí y me fui en silencio. Fui hasta la mansión para darme un buen baño, después de eso mientras me vestía recibí la llamada de Julieta, no quiero contestarle, al menos no después de lo que hice, sin embargo decido hacerlo. —Hola— dije tan rápido contesté en la llamada. —Hola, ¿Cómo estás? Ayer me quedé preocupada por nuestra videollamada— Dijo rápidamente preocupada. —Mejor olvidemos eso, de todos modos no hay nada que se pueda hacer, tómate tu tiempo— Le respondí. —Cariño no quiero que estés enojado conmigo, para mi es muy importante saber que tú estás bien conmigo. —Lo siento Julieta tengo miles de cosas en la cabeza, pero no te preocupes que todo está bien, ahora debo dejarte, te llamo más tarde— Le respondí. Después de colgar la llamada, me dejé caer en el borde de la cama. Empecé a recordar lo que sucedió anoche, y honestamente quería sentirme mal pero por alguna extraña razón me sentía liberado, y aunque en mi mente quería decir que no me gustaba, terminaba aceptando que si me gustó. Después de este error muchas cosas pueden cambiar y de hecho este fue el día en que todo comenzó, aquel martirio de vida empezó a ser más potente.
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