La esposa más afortunada.
Soy la esposa más afortunada, hace cinco años conocí al amor de mi vida, juntos creamos grandes planes y lo llevamos a cabo.
Siempre me he sentido protegida y refugiada en sus brazos, él sabe cómo sanar mis heridas y yo como curar las suyas.
Somos el matrimonio Perfecto, todo mundo envidia la vida que llevamos como pareja. ¿Pero realmente será así?.
Por cierto mi nombre es Julieta De Foster y quiero empezar por el principio, aunque tengo que confesar que estar feliz es mi mejor estado de ánimos.
Hoy es miércoles y recién estoy bajando de un avión, mi vida como fotógrafa del arte me tiene muy ocupada en estos últimos tiempos.
Finalmente después de un tiempo puedo decir que tengo el trabajo de mis sueños, viajo por todo el mundo trabajando proyectos importantes, para empresas importantes, incluida la de mi esposo.
Jacob Foster es un hombre muy apasionado, cada vez que regreso a Costa Rica lo demuestra. Él es el Ceo de la empresa de electricidad más grande y única del país. Su servicio de alumbrar la ciudad es excelente.
Jacob y yo hemos estado juntos desde que éramos niños, nos hicimos una promesa de que cuando fuéramos grandes, nos casaríamos.
Aunque nuestras carreras profesionales son distintas, eso no fue impedimento para que seamos felices y jamás soltáramos nuestras manos.
Después de una hora estaba por fin en casa, el aroma a hogar huele exquisito. Subí a mi habitación y dejé las maletas a un lado.
Tomé las llave de mi auto, lo encendí y me dirigí a la empresa de mi esposo, quería darle la sorpresa de que ya había llegado.
Subo por el ascensor, camino unos cuantos pasos hasta que finalmente estaba frente a la puerta de su oficina.
Entro sin tocar, Jacob tiene su mirada concentrado sobre unos papeles que están en su escritorio.
No digo nada, pero pude ver que inhaló aire, había un olor inusual que había llegado a su oficina.
Jacob levanta su mirada, confirmó que era yo, su esposa que había entrado.
Rápidamente se para de su silla, corre hasta mi y me levanta dando giros.
Sus besos fueron sus primeras palabras, no había dejado de extrañarlos en ningún momento.
—Te extrañé como loco— Dijo Jacob mientras acariciaba mis labios con sus dedos.
—Yo te extrañé más, al fin estoy junto a ti nuevamente— Le respondí con lágrimas en mis ojos.
—Estás muy hermosa, y una mujer...
—Y una mujer hermosa no debe llorar— Dijimos al mismo tiempo.
Esta es una frase que Jacob solía decirme cuando estaba a punto de tirar la toalla, cuando estaba a punto de rendirme y echarme a llorar como una niña que perdió su juguete, Jacob me decía esa hermosa frase, haciendo que soltara una sonrisa de tranquilidad.
—¿Cómo estuvo México?— Preguntó mientras tomábamos asiento en el sofá.
—Estuvo fascinante, realmente quede encantada y además los que me contrataron ahora quieren que vaya con ellos en una semana a Argentina, tienen un gran proyecto y lo han puesto en mis manos, ya firmé contrato con ellos— Dije con mucha alegría.
—¿Qué firmaste contrato? Julieta apenas regresas y dices que te vas, te tomaste un mes en México y todo muy bien pero ahora dices que te irás nuevamente, y que has firmado un contrato— Dijo un poco molesto pero con templanza.
—Amor esto es una gran oportunidad para mi, prometo que después de este trabajo me tomaré unas vacaciones— Le respondí mientras lo besaba, necesitaba calmar sus emociones.
—¿Por qué tiempo te vas ahora?— Preguntó seriamente.
—Ese es otro detalle amor, realmente es indefinido, cómo pueden ser dos meses pueden ser seis— Dije muy cabizbaja.
—¿Piensas dejar a tu esposo todo este tiempo solo? Últimamente parezco que no estoy casado.
—Amor no hables así, te prometo que me tomare unas largas vacaciones, solo te pido que me apoyes en esto— Le rogué.
—¿Tengo alguna otra alternativa?.
—Perdóname por no habértelo dicho antes, pero es que quería relamerte darte una sorpresa, mi trabajo está dando frutos buenos.
—Felicidades hermosa, espero que puedas seguir cosechando lo que siembras— dijo.
Aunque sus palabras finales fueron cariñosas, su actitud demostraba lo contrario. Era lógico que se sintiera así.
Apenas llego y tengo que arreglar mis maletas para un tiempo que podría prologarse hasta seis meses.
—Regresaré a casa, ¿salimos a cenar esta noche?— Le pregunté mientras solo rodeaba con mis brazos.
—No, hoy tengo una junta importante, no creo que pueda llegar temprano a casa— Respondió.
Jacob estaba muy serio después de haberle dicho lo del contrato, sin embargo haría lo que fuera para que durante esta semana su actitud cambiara.
Me marcho de las oficinas para dejarlo trabajar, regreso a casa, saco las cosas de mi maleta, y mientras guardo la ropa recibí un mensaje de mi nuevo jefe.
—Hola Julieta, espero que estés lista para esto, el sábado tomaremos el vuelo, ya está todo listo— decía el mensaje.
No pude evitar respirar profundo, esto provocaría que nuevamente esté alejada de Jacob, pero solo serán pocos días, ya que pienso que no se elevará a más de un mes.
Unas horas después, tomo un baño y me visto para esperar a mi esposo a la hora que fuera. Hace un mes que no había nada físico entre nosotros, así que no podía esperar a que pasara.
Jacob entra a la habitación al rededor de las 11:00 de la noche. Me levanto rápidamente para recibirlo.
Las luces están encendidas, mi esposo no puede evitar mirarme y sentirse atraído, mi aroma lo llamaba.
Jacob no dudó en besarme apasionadamente, sus manos calientes recorrían mi cuerpo. Nos deseábamos sin limites.
Podía sentir cada beso que le daba a mi cuerpo como un choque de electricidad o como dos imanes que se llaman.