Puso la mirada sobre la pantalla de su móvil, notando que últimamente aquella persona había desistido de sus llamadas y no pudo evitar curvar los labios en una sonrisa maliciosa. Al llegar, se apeó del auto en el estacionamiento de la familia a la que pertenecía, mientras el chofer haría lo propio de siempre. —Hasta que logro encontrarte, Victoria —dijo una voz desde atrás, perteneciente a alguien que al parecer había estado esperándola. Martin seguía dentro de su auto, dedicándole una mirada desconfiada a aquel misterioso objeto, pero intentó centrarse en cosas de más interés, talvez esa revista había llegado allí por sus propias manos y no por alguna mágica razón. Se apeó del auto, tomando los objetos recopilados y prosiguió a subir a su habitación de residencia.