Martin volteó a ver a su amigo. —¿Qué es ese lugar? —Llegamos —dijo el oftalmólogo sin responder la pregunta anterior—. Démonos prisa, tenemos una investigación por delante. Aparcaron al frente de la más importante institución policial de Chicago y Martin quedó pensativo mientras tanto, por su lado, Georg seguía tranquilo, aunque con claras intenciones de ayudar a su amigo. Estaba lloviznando, Martín llevaba puesto esta vez un abrigo n***o sin abotonar, jean gris y zapatos de vestir, mientras que Georg cargaba un suéter blanco de capucha, la cual colocó al apearse del auto, los zapatos deportivos del mismo color que pisaban el suelo mojado y más arriba un pantalón de caqui le daba un aspecto que combinaba juventud con la edad de una adultez media. Ambos se adent