—Un psiquiatra y un oftalmólogo —pronunció la mujer situándose tras la mesa que estaba en medio de la sala.
Paseó su mirada negra en las pupilas de éstos, daba la sensación de que tenía cuatro ojos y que mantenía a la vista toda el área al mismo tiempo.
—No suelo tener clientes con esa profesión —agregó ella.
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Pero Georg estaba anonadado con la precisión que empleó la mujer para acertar sus profesiones sin siquiera haber dejado que se presenten. El oftalmólogo había escuchado que era ella una vidente muy reconocida por lo eficaz de su trabajo, pero nunca antes había hablado con ella.
Jeremy estaba muy molesto y apresurado, pero su esposa no parecía estar del todo empática en cuanto a eso, sólo lo miraba como alguien que da por hecho la histeria en el interp
