Martín Thompson conducía a una velocidad bastante rápida para lo permitido por la ley de tránsito del país. Pero ahora eso era lo que menos importaba, ya se había hecho una vaga idea de que algo así podían decirle en el comando policial, así que como era lo lógico, conservaba una hoja de papel con la dirección residencial de los Hanley escrita a tinta, aunque no era necesaria del todo, ya que en una ocasión Isabell le había mencionado los lugares en los que más odiaba estar, entre esos, el hogar de sus padres. Lo que no sabía era como ubicarlos en caso de su ausencia en casa, pues, si había algo que claramente le faltaba era el número de teléfono de alguno de ellos. Aceleró aún más, adelantando otros autos y observando con la vista periférica el manchón borroso que dejaban a los lados just