Jugando con fuego (3era. Parte)

1514 Words
El mismo día Londres Nadir Dicen que todos los hombres somos iguales, unos sinvergüenzas, mujeriegos, mentirosos y un montón de adjetivos negativos más, somos la peor desgracia según las mujeres, pero es mentira, no todos somos iguales, sí hay tipos decentes como yo, aunque no quiero dármelas de santo, pues soy un sujeto con miles de defectos, con fallas como todas las personas y que también comete errores, ante todo la diferencia de la gran mayoría de los hombres es como fueron criados por sus padres, como los míos que me dieron valores, enseñanzas y límites. Desde muy pequeño sabía lo que me esperaba si escogía el mal camino, no era de emborracharme o hacer como la mayoría de adolescentes y perderme en las drogas, ni siquiera la idea se me cruzaba por la cabeza. La realidad es que ellos eran muy enérgicos con esos temas, a tal punto que recién a mis diecinueve años de edad me emborrache con mis primos y tuve que soportar una reprimenda de mi madre que hasta el día de hoy recuerdo sus palabras, porque llegue a la casa con el auto chocado y era lógico que estuviera furiosa. La cuestión es que tengo escrúpulos y no obligará a ninguna mujer a tener relaciones sexuales contra su voluntad, mucho menos drogarla para que acepte acostarse conmigo. Nunca lo haría porque le debo respeto al sexo opuesto, sobre todo tengo una madre y una hermana, y no me gustaría que ningún hijo de puta intente lastimarlas y abuse de ellas. Sin embargo, apenas abrí los ojos el dolor en la cabeza apareció con intensidad y los recuerdos de una noche salvaje saltaron a mi mente, como pedazos de una película sin entender bien lo que sucedía, pero reaccioné al cruzarse mi mirada con mi chica misteriosa, dándome cuenta que estaba sentada en el borde de la cama desnuda y allí quedo más evidente lo que hicimos, además de quedarme embobado en su silueta, pues no podía de dejarla de recorrer con malicia, y no sé porque diablos estaba asomando mi erección, o sí. Aunque me echo un balde de agua fría por su comentario sobre las drogas y como era lógico me enfurecí, reaccione mal e hice hincapié que no era ese tipo de hombre, moví la sábana para desenredarme y me quede sin palabras por lo que contemplaban mis ojos, por una razón, estaba machada de sangre, dejándome con una pregunta obvia, ¿Mi chica misteriosa era virgen? ¿Su primera vez fue estando drogada? Y una sensación de malestar, de impotencia, de rabia comenzó a aparecer en mí. Entonces me sentía como la peor basura por lo que sucedió y necesitaba salir de esa incertidumbre que me estaba asfixiando, fui directo y le pregunté. No obstante, me respondió con otra pregunta y en sus ojos pude encontrar la verdad, era virgen y ese sentimiento de culpa se hizo más profundo. Rodé al borde de la cama mientras ella se vestía y respondí mostrándole la sábana para terminar proponiéndole que sea mi novia, tal vez no sea suficiente para remediar el mal, pero es la única cosa que se me ocurre, además no me desagrada la idea de tener una relación formal, porque ella me interesa demasiado de una forma absurda, igual pude notar en su mirada asombro y en este instante aguardo una respuesta a mi pedido, aunque su silencio no me gusta dejándome más preocupado y sigo con este sentimiento de culpa, de malestar, hasta que parece apiadarse de mí al mirar el movimiento de sus labios para hablar –Nadir no viene al caso si era o no virgen, lo que cuenta es que necesito encontrar al culpable que nos hizo esta jugarreta para cobrármelas, además me parece una exageración tu pedido de que seamos novios, otra cosa es que me pidas una cita y quizás lo considere– repite con firmeza y me deja frustrado. Me importa un carajo quién nos hizo esta mala jugada, porque nada cambiará si hallamos al culpable, el problema o lo hicimos sigue allí, le robe ese momento especial para cualquier mujer, y no puedo quedarme con los brazos cruzados. –Bella claro que si importaba si eras virgen, porque entiendo lo que significa para una mujer este paso, déjame cambiarlo, ante todo te prometo que no son solo palabras al viento, tal vez te cuestionarás ¿Cómo funcionará nuestra relación? Pero puedo resolverlo– sentencio dándole una mirada penetrante y miro su indecisión en sus ojos. –Nadir solo tuvimos sexo, no es necesario que te ates a una relación conmigo, mejor olvidemos el tema, ¿De acuerdo? –responde quitándole importancia y me deja con el rostro desencajado, pero la sujeto por el brazo con delicadeza. –Bella por favor entiéndeme, es importante para mí…–insisto con mi voz llena de impotencia, pero me interrumpe. –Nadir, ¿Puedes vestirte y controlarte para poder seguir charlando? –cuestiona señalándome mi entrepierna, al notar mi erección, y la suelto para agarrar del piso mi bóxer con mi impotencia consumiéndome. –No entendiendo tu negatividad, además puedes estar embarazada y necesito estar seguro de que no esperas un hijo mío, entonces por lo pronto seamos novios y después vemos– argumento con mi rostro comprimido y me da una sonrisa traviesa. –Nadir me acabas de pedir matrimonio por lo que entendí, pero ni estando embarazada aceptaría casarme con un sujeto que apenas conozco. Sobre todo, no creo que se dé el milagro, pues la evidencia dice que fuimos cuidadosos a pesar de estar drogados. No existe riesgo de un hijo en camino, te dejo en libertad– declara con su voz irritada mientras señala los preservativos en el piso y se me acabaron las excusas. ¿Qué se hace en mi caso? ¿Cómo me saco está sensación de malestar? Además, no entendió o mejor dicho si su negatividad, no quiere saber nada del tema, pero para mí no es tan fácil hacer como si nada hubiera sucedido entre nosotros, pues ella despierta un sentimiento que jamás experimente con ninguna mujer y no puedo guardarlo en un cajón, más bien quiero vivir lo que me pide mi corazón. –De acuerdo Bella. ¡Ganaste! Tengamos una cita está noche, pero primero dime tu nombre y tu dirección creo que es lo indicado para poder recogerte– digo con mi voz apagada y me da una mirada confusa. Bahir ¡Guau! Nadir parece un príncipe azul sacado de un cuento, porque pienso que ningún hombre haría semejante propuesta de atarse en una relación por limpiar su honor, esos sujetos no existen y si los hay están casados o son gay, pero el caso es que no quiero obligarlo, no quiero estar en un noviazgo por obligación, nunca acepte las ridículas ideas de mi padre de quererme comprometer con un desconocido por seguir sus costumbres y ahora no voy a darle la razón, haciéndolo, eso sería traicionar mis creencias, más bien quiero enloquecer de amor, enamorarme hasta las trancas sabiendo que no puedo vivir sin ese hombre. Quizás puede ser Nadir ese hombre que me robe el corazón, pero en este instante no tengo nada claro, todo lo contrario, estoy confundida con sus miradas ardientes que me descolocan, con cada palabra que repite, además este hombre es un buen mozo y perdería mil veces la cabeza por él, igual debo primero descubrir lo que me sucede con él y sobre todo necesito tener la certeza que no es solo culpa lo que tiene, sino que le intereso para una relación más profunda, en la que el corazón reine nuestros actos, no cuenta lo que sucedió antes porque pudo estar buscando una simple aventura, el punto es que nos debemos dar tiempo para conocernos, no significa que le haré las cosas fáciles dándole mi nombre y mi dirección, mejor haré las cosas a mi manera, como tal rompo el silencio para responder a su propuesta de una cita. –Nadir no es necesario que te de mi nombre, me gusta como me llamas, y no puedo darte mi dirección porque puedes ser un acosador o un criminal, pero podemos encontrar una solución– menciono dándole una sonrisa juguetona y me clava sus ojos. –Debes estar jugando conmigo, sabes que no soy ningún acosador, mucho menos un criminal y para demostrártelo te daré mi nombre completo. Me llamo Nadir Mc…–repite con su voz irritada y lo interrumpo. ¿Cómo consigo lo que quiero? Necesito sinceridad de él sin importar lo que sucedió entre nosotros. Lo sé, es un poco complicado que un hombre diga lo que siente, por naturaleza esconden sus sentimientos, pero si no me equivoco mi piloto es diferente, veamos si puede pasar la prueba. –Nadir es una broma no creo que seas un acosador, pero hablando en serio, ¿Por qué debo aceptar salir conmigo? Y por favor no uses la excusa que nos acostamos, dame una razón válida y quizás acepte. ¿Sí? –rebato mirando sus ojos marrones y se queda pensativo.
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