Jugando con fuego (2da. Parte)

1721 Words
La misma noche Londres Nadir El baile caliente fue el comienzo de una velada por conocer la identidad de mi chica misteriosa, aunque ella quiso escapar de mí, pero no podía permitirlo de nuevo y usé todas las armas con las que contaba, como seguir con su teatro que nos habíamos acostado. Le robé besos y no perdí la oportunidad para repetirle mi interés coqueteando, pero no basta, debía seguir esforzarme para que no piense que buscaba una aventura de una noche, todo lo contrario, no solo quería conocer su nombre sino mucho más, no puedo darle un nombre a lo que desata en mí, o es tan simple, estoy interesado en ella de una forma irracional. Sin embargo, su lenguaje corporal y sus palabras me confundía. Lo sé, estaba aparentando con sus amigas, pero cuando me prendía de su boca percibía que quería más, como tal no me despegue de su lado, más bien fui su sombra. Lo importante era que todo fluyera con naturalidad dejando mis inseguridades guardadas y mostrarme aplomado, sobre todo con mi chica misteriosa sentí que podía soltarme, sus miradas traviesas me daban esa complicidad que necesitaba para ser yo al 100%. Lo cierto es que me ofrecí a acompañarla a su casa, lo malo es que me estaba afectando el alcohol y fue peor con el coctel que nos brindó Susan, igual mantuve mi oferta, pero cuando estábamos en la salida buscando su auto, mis impulsos se hicieron presentes proponiéndole venir a mi hotel y comenzamos una charla sobre lo que podíamos hacer en la intimidad, pero su comentario revelador sobre querer vivir cualquier experiencia conmigo, me dio pie para continuar adelante. Como no me sentía capaz para conducir su auto nos subimos al primer taxi libre, donde parecíamos dos adolescentes comiéndonos a besos bastante subidos de tono, incluso mis manos no dejaban de acariciar sus piernas, el punto es que estaba asomando mi erección y faltaba casi nada para cometer una locura dentro del taxi, pero fuimos salvados cuando estaciono en la entrada del hotel. Ni dos minutos transcurrieron para cruzar el vestíbulo y llegar a mi habitación sin dejar de robarnos besos, lo malo es que seguía dándome vueltas la cabeza, igual deslicé la tarjeta magnética para abrir la puerta, más en segundo busqué sus ojos que me dejaron desconcertado al notar su indecisión en dar el paso, y con algo de dificultad hablé siendo directo, pues aceptó mi propuesta con todas las letras, entonces no entendía sus dudas, me toco preguntar, ¿Entramos? Como tal abrí la puerta extendiéndole mi mano y ahora espero su respuesta o basta que ingresé a la suite, pero haré algo mejor. –Bella ambos queremos más que unos besos ardientes, entonces…no pienses tanto, más bien déjate llevar…...por tus impulsosss, ¿Sí? –replico con algo de dificultad sorprendiéndola al pegarla a mí y quedarme prendido de sus ojos marrones. –Nadir vas…muyyyy rápido, no hay apuro mi pilotooo, ¿Cómo eres...? –dice sonriéndome y abro los ojos. –¿Cómo soy en la cama? ¿Eh…? –termino su frase y niega con la cabeza sin dejar de sonreír. No puedo dar mi opinión, porque está mal, en tal caso tiene solución y ella podrá juzgarlo por su propia experiencia, más que todo mi chica misteriosa me encadena de una manera explicable. –No me refería al sexo, sino…volando, ¿Eres buenoooo…? –sentencia con un tono de picardía y sonrió como un tonto. –Bella soy bueno en muchas cosas…. y volar es una de ellas, aunque puedes acompañarme un día y comprobarlo, además puedo enseñarte, pero ahora haremos otra clase de vuelooo...– menciono rozando sus labios con los míos. Es mucha tentación tenerla entre mis brazos de esta manera y termino prendido de sus labios empezando una guerra de besos desenfrenados. La guio al interior de la suite y cierro con el talón de mi pie la puerta, para continuar cautivo de su boca, aunque sin esperármelo me detiene colocando su mano en mi pecho. –¡Nooo… Nadir! No puedo, lo siento– pronuncia y la pego a mí de nuevo. –¡Bella…! Deja de pensar tanto...– susurro sobre sus labios y deslizo mis manos hasta sus piernas rozándolas con la yema de mis dedos y escucho un gemido desgarrador. –¡Diablos…! Eres un tramposo…–murmura y ella busca mi boca. Poco a poco las prendas van volando con torpeza, la verdad es que parecemos dos tontos riéndonos sin motivo, no puedo controlarlo, ni tampoco está necesidad de perderme en su piel, más bien estoy que ardo al mínimo roce de sus manos, como si un incendio se destara en mi cuerpo y se acrecienta cada vez más, sin importa que no tengo mis cinco sentidos puestos. –¡Ups…! El tirante debo bajarlo porque no tiene gracia dejarte la lencería puesta...Te ves muyyyy ¡Sexi…! –digo tirando de él y me clava sus ojos para empujarme suavemente haciéndome caer sobre el colchón y como un reflejo la rodeo con mis brazos. –Primero bájate el bóxer…–replica en un tono juguetón y la atraigo a mi deslizando mi mano a su cuello para prenderme de sus labios. Al día siguiente Bahir Anoche no estoy segura de lo que hice, o tal vez sí, y me asusta saber que cometí una locura, aunque pienso que debe ser un sueño provocado por un anhelo que afloro por los besos de Nadir, es como si mi subconsciente me gritará lo que sé, mi piloto está despertando algo nuevo que jamás experimente con ningún hombre, no solo sus miradas intensas me desarman, sino también esa sonrisa coqueta que a cualquier mujer enloquecería. Igual en este momento quisiera despertar sin sentir que alguien me aprisiona con sus brazos, además parece tan real lo que vivo, pues mi nariz se inunda con una fragancia varonil que me perturba, no cambia que aprieto mis puños con fuerza para salir del sueño, abro muy despacio mis ojos adaptándome a la luz, parpadeo varias veces, pero mi mirada se fija en el techo, trago saliva y ruedo mis ojos a un costado, teniendo el corazón como una bomba a toda máquina por lo que contemplo, una mesita de noche, las paredes pintadas de un color diferente al de mi habitación y como un reflejo bajo mi mirada sobre mi cuerpo observándome desnuda y aprisionada por unos brazos masculinos, suelto un grito ahogado, aprieto mis labios para darme valor a rodar mis ojos y conocer quién me abraza, con una opresión en el pecho me encuentro con la silueta de Nadir para mirarlo de pies a cabeza desnudo, incluso puedo observar su erección. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¿Qué carajos hice? ¿Cómo fue que terminamos en la cama? ¿Me acosté con él? Respiro hondo, vuelvo a morder mis labios para tomar fuerzas, levanto muy despacio su brazo para desenredarme de él, porque necesito comprobar algo, así ruedo al borde de la cama sintiendo que se me parte la cabeza, además de un dolor intenso en las piernas, como cuando vuelves a hacer ejercicio después de un largo tiempo, y si tenía alguna duda la acabo de despejarla, pues los preservativos están en el suelo, prueba de una noche alocada. Trago saliva contemplando la evidencia y muerdo mis labios nerviosa para volver a mirar a Nadir, sí que es buen mozo y tiene un abdomen trabajado, además está bien equipado, lo malo es que perdí la cabeza y no recuerdo mucho, pero centrémonos, pensemos con calma y recordemos. Como de la nada las imágenes borrosas empiezan a asomar en mi mente, pero son fragmentos, él encima de mí penetrándome, otra sentada sobre su erección y él ayudándome a moverme, al punto que gritaba “Sigue, no te detengas” y unas más fuera de mí, ¿Cuántas veces fue que lo hicimos? No viene al caso, la cuestión es que no debía ser mi primera vez de esta forma solo recordando partes de una noche, sobre todo quería que fuera estando enamorada, pero lo raro del asunto es que no podía detenerlo, quería ahogar este fuego en mi cuerpo como si fuera una necesidad, aunque en medio de mi momento interior lo miro removerse en la cama para terminar cruzándome con su mirada. –¡Hola bella…! ¿Qué haces despierta? –comenta parpadeando varias veces sus ojos, se sienta y sigo con una tonta mirándolo con malicia. –Nadir me tengo que ir, porque se me parte la cabeza como si hubiera bebido hasta más no poder, pero no ingerimos tanto alcohol, y unos cuantos cocteles no pudieron emborracharnos, tal vez ¿Me…...? –relato y me mira con el rostro desencajado. –Bella ¿Acabas de insinuar que te drogue para tener sexo? Si te diste cuenta no soy esa clase de hombre, tuve la oportunidad de llevarte a la cama cuando nos conocimos y no te forcé a nada– replica con su voz llena de rabia y mueve la sábana a un costado quedándose con la mirada perdida mientras agarro mi ropa del piso. Comienzo a analizar los hechos volviendo recordar desde que llegue a la discoteca y aparece el culpable. ¡Rayos! Voy a matar a Susan por drogarnos con ese último coctel, incluso tiene lógica lo descontrolada que estaba anoche estaba drogada, pero no contenta tenía que darme de su bebida, porque no puedo culpar a Nadir, pues estuvo junto a mí en cada paso, en ningún momento fue a la barra, más que todo acaba de repetir una verdad parece un tipo decente. –Bella ¿Eras virgen? –cuestiona Nadir con su rostro comprimido sacándome de mi mundo y lo miro confundida. –¿Eh…? ¿Por qué la pregunta? –averiguo y se rueda para sentarse en el borde de la cama, mientras sigo vistiéndome. –Por esto, la sábana manchada de sangre. Bella anoche no sé que sucedió, ni siquiera recuerdo bien los detalles de lo que hicimos, más bien son imágenes borrosas ¿Y…...? El punto es que quiero cambiarlo, ¿Quieres ser mi novia? –sentencia con un tono de frustración, para luego sorprenderme con su propuesta y abro los ojos de par en par sin saber que responderle.
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