Jugando con fuego (1era. Parte)

2234 Words
La misma noche Londres Nadir Por más que levante mi voz de protesta con mi padrino tuve que volar a Italia, porque como él menciono, todos colaboramos en la familia, mis tíos y tías, incluso mi propio padre cuidando el legado de los Mckeson, la verdad es mucho trabajo llevar las riendas de un imperio, aunque debo rescatar que no me obligaron a ser parte de las empresas, más bien me fui involucrando sin darme cuenta al pilotear, aunque creo que tenemos una manía mis primos y yo de seguir los pasos de mi abuelo Lance, en cambio las chicas son rebeldes al perseguir sus sueños, Alessia con su ballet, Desirée con la idea de ser una diseñadora reconocida y mi propia hermana, Adamis, estudia medicina para convertirse en cirujana como mi madre. Lo cierto es que estuve en Milán dos malditos días contra mi voluntad que me parecieron una eternidad, sobre todo por los arranques de Desirée, pues para levantarme el ánimo mi prima me presento a sus amigas, pero siendo sincero no tenía cabeza para nada, ni siquiera entendía que veneno derramo la chica misteriosa con sus besos, porque no dejaba de pensarla, al punto de estar recordando cada detalle de nuestra charla en el aeropuerto, en el bar del hotel, queriendo encontrar una pista que me lleve a dar con su paradero. Sí, reconozco que estaba volviéndose una obsesión y no es para menos, ninguna mujer me había hecho semejante propuesta, además de hermosa, atrevida, sincera, una sonrisa traviesa que me desarmo, y termino de cautivarme su mirada desafiante, entonces era lógico que siga atrapado por su recuerdo, no había forma de olvidarla. Sin embargo, para mi suerte no volé a Texas, más bien mi tío Jimmy me ayudo siguiendo con mi ruta a Londres, claro que tuve otro compañero de copiloto, un italiano loco llamado Francesco, no solo por su carisma entusiasta, sino por todas las ideas descabelladas que vive realizando, como colarse a las bodas, o cualquier evento especial, inclusive funerales para conocer a chicas. El caso es que apenas aterrizamos en la ciudad empezó con sus propuestas peculiares, pero de todas las que menciono acepte concurrir a una discoteca de moda, era la mejor opción y también era una forma de matar mi aburrimiento, ante todo seguía con la esperanza de encontrar a mi chica misteriosa. La realidad es que apenas pusimos un pie en el lugar, busqué la barra para aplacar mi impotencia con un vaso de whisky, en cambio mi amigo se dedicó a bailar con la primera chica que se cruzo en su camino. Aunque en medio de mi frustración me dedique a mirar el ambiente del lugar, pero en un instante mi mirada se perdió entre un grupo de chicas que reconocí y fue en ese momento que mi sonrisa asomo, al mirar a mi bella chica misteriosa, como tal mis pies me arrastraron delante de su presencia, claro que improvise para sostener su mentira, sobre todo era una manera de repetirle mi interés en ella y fui por más al pedirle una revancha, la cuestión es que aguardo su respuesta dándole una mirada intensa, mientras busco descifrar sus ojos, cuando escucho su voz romper el silencio. –Hola Nadir, no creo que estemos destinados a cruzarnos, sino que es una casualidad, nada más, pero contestando a tu oferta. Mejor bailemos, porque no hay prisas para tener una revancha, ¿Sí? –responde con firmeza y le doy una sonrisa juguetona. Al menos esta vez no podrá huir de mí, porque debe mantener las apariencias con sus amigas, entonces aprovechemos la ventaja que me dio sin buscarlo, más que todo no puedo evitar querer conocer todo de ella, pues me tiene atrapado por sus bellos ojos y mi corazón parece un caballo desbocado latiendo a mil por hora por su respuesta, pero aprieto los puños un segundo para contestarle. –Bella bailemos entonces para hacer de esta noche eterna. ¡Chicas permiso! –replico extendiéndole mi mano, para terminar, rodando mis ojos dirigiéndome a sus amigas. –Chicos los estaremos aguardándolos en la zona vip con unos cocteles– comenta la chica de cabello rubio. –Gracias Susan por el detalle– responde mi chica misteriosa y sujeta mi mano. –Nadir es raro encontrar a un hombre solo en una discoteca, y la única cosa que se me ocurre es que estás en plan de caza, buscas chicas para tener sexo, ¿Me equivoco? –sentencia mientras nos alejamos y le doy una mirada intensa. –Bella no estoy solo, vine acompañado de un amigo, es el muchacho de cabellos rizados. Aquel que está en la pista moviéndose gracioso, y para serte sincero si busco algo. ¡A ti! –repito a su oído para terminar buscando sus ojos. –Bailemos– propone con una mirada confusa y nos abrimos paso entre las parejas. Sigue sujetando mi mano dejándome guiarla a la pista, donde suena la canción de Michael Jackson Don’t Stop ‘Til You Get Enough nos movemos al ritmo de la música, en tanto disfruto admirarla como si nadie hubiera a nuestro alrededor, en verdad ha detenido el tiempo con esa forma de perderme en sus ojos, aunque soy sacado de mi mundo cuando el dj hace un giro drástico tocando El perdón de Enrique Iglesias. –¿Qué rayos le sucede al dj? –cuestiona alzando la voz y se detiene. –Es su forma de jugar con nosotros, no nos dejemos intimidar por él– murmuro a su oído percibiendo su perfume que me descoloca y me da una sonrisa traviesa. Empieza a moverse sin despegar sus ojos de los míos, pero voy por más, la pego a mí sintiendo su aliento en mi rostro, no se deja intimidar, se gira para mover sus caderas contra mi cuerpo, deslizo mi mano en su cintura siguiendo su ritmo y continúa torturándome más al deslizar su mano en mi cuello, es un baile prohibido en el que pierdo la sensatez, termino buscando su boca para adueñarme de ella, en un beso que despierta hasta la última célula de mi cuerpo, pues quema con un volcán en erupción, y quisiera quedarme prendido de sus labios, pero estamos dando un espectáculo, obligado me detengo teniendo mi respiración agitada y quedarme como tonto sonriendo al encontrarme con la oscuridad de su mirada. –Nadir hubiéramos compartido el dinero de la apuesta, porque a este paso estarás en saldo rojo, me deberás de tantos besos que nos hemos dado. ¿Cómo hacemos para evitar que te demande por deudas? –dice bajito con su voz entrecortada todavía pegada a mí. –Bella tengo un par de ideas para pagarte, pero no con ropa interior, ¿Quieres averiguarlo? –replico con un tono de malicia y me clava sus ojos quedándose pensativa. Bahir No era una opción escapar del piloto, más bien tuve que improvisar sin ser evidente, porque lo que menos quería era ser descubierta mucho menos por Susan, tenía que mantener el teatro, y la única salida que encontré fue proponerle bailar a Nadir, pero una duda asomo, ¿Qué hacía aquí? Averigüé y obtuve una respuesta inesperada que me dejo con el corazón desbocado. Aunque me guarde mi emoción como si no hubiera dicho nada importante, pues está equivocado si cree que con unas cuantas palabras bonitas estaré a su deriva. No obstante, en medio del baile levanté un segundo mi mirada dándome cuenta que las chicas me vigilaban desde sus lugares, como tal cuando cambió la música tenía que seguir con el espectáculo, me guardé los nervios para bailar de una manera sensual donde no dejará cavidad que nos habíamos acostado, lo que olvide es lo bien que besa mi piloto, y por un segundo me dejé arrastrar terminando en un coqueteo peligroso, que dio pie a una charla de doble sentido que me arrincono, la cuestión es que me estoy quedando sin recursos, igual me enfoco para terminar rompiendo el silencio. –Nadir me imagino como pagarías por tus deudas, pero por el momento quiero seguir divirtiéndome en la discoteca con mis amigas. Gracias por el baile– declaro y me suelto de su agarre. –¡Bella! Te acompaño a la mesa con tus amigas, porque recuerda que no queremos despertar sospechas, menos que ellas tengan la certeza que hiciste trampa– menciona y le doy una sonrisa forzada. Lo quiero matar por aprovecharse de la situación y la única culpable soy yo por prestarme a los juegos de mis amigas, porque hubiera sido más fácil negarme, pero tengo el terrible defecto de querer ganar a toda costa y estás son las consecuencias, ni modo sigamos con el teatro. Como si fuéramos novios vuelve a sujetar mi mano para acompañarme, nos abrimos paso entre las parejas que bailan en la pista, hasta llegar a la escalera que nos conduce a la zona vip, una vez arriba nos detenemos un segundo para buscar con la mirada la mesa de las chicas. Susan es la primera en darse cuenta de mi presencia agitando su brazo, avanzamos unos pasos y nos acomodamos en los asientos, uno junto al lado del otro. –Nadir la suerte debe estar de tu parte para haberte cruzado dos veces con mi amiga, y debes considerarte un afortunado, la pregunta sigue siendo, ¿Quieres más que sexo casual? –menciona Susan de la nada y quiero morirme por su comentario. –¿Te llamas Susan? Esa charla debería tenerla con tu amiga, no contigo, pero para no ser grosero, diré sin comentarios– replica Nadir teniendo una sonrisa forzada. Si le interesa a Nadir tener una relación conmigo sabe lo que le espera, porque Susan es bastante indiscreta, sin tapujos y te dice las cosas en la cara, además de ser pésima perdedora, siempre busca la revancha, claro que sus palabras son efecto del despecho y también del alcohol, pues puedo darme cuenta que lleva varios cocteles bebidos y para confirmar mis sospechas busco el oído de Diana, me corro un poco para sentarme a su lado. –Diana ni llevamos una hora en este lugar y Susan está bastante descontrolada, ¿Cuántos cocteles se bebió? –murmuro y busca mis ojos. –Bahir solo dos cocteles, pero todavía no está borracha, porque estamos controlándola, y me ayudarías quitándole la bebida que sostiene en sus manos– dice en voz baja. –¡Diana! No repitas mi nombre, porque quiero mantener el anonimato con mi piloto, es un juego que tenemos– improviso y suelta una mueca. Un rato más La palabra control no existe en el vocabulario de mi amiga, más bien está desenfrenada bebiendo y bailando como loca, pero me cansé de seguir el paso y volví a la mesa para despedirme, claro que no puedo sacarme de encima a Nadir y me sigue a todas partes como cachorro perdido. –Me voy chicas porque es tarde y mañana debo levantarme temprano– explico y Susan niega con la cabeza. –Amiga lo que quieres es marcharte para divertirte con tu piloto, pero solo te dejaré ir si me acompañas con un trago, tú también Nadir. Tengan, bébanlo todo, sin dejar ni una gota, o repiten el doble– sentencia con su voz entrecortada y accedemos. En un segundo el alcohol baja por mi garganta quemándome y me queda esa sensación de mal sabor en la boca, pero la cabeza empieza a darme vueltas y parpadeo para reaccionar. –Nos vemos chicas, cuídense. Bella te acompaño– replica Nadir y asiento con la cabeza. Mi piloto sujeta mi mano para buscar la escalera, pero por más que no quiera su ayuda cada vez me siento más mareada y acepto, al punto de sonreír de la nada, camino a su lado escuchando el estruendo de la música muy fuerte, hasta que encontramos la salida y puedo notar que él está sudando en excesos, pues la camisa la tiene empapada. –Hace calor o ¿No? Debe ser producto del alcohol– relata sonriendo como tonto y asiento sin dejar de sonreírle. –Bella, ¿Te acompaño a tu casa? o ¿Ven a mi hotel? Tengamos una noche de pasión real, ¿Sí? –pronuncia deslizando sus manos en mi cintura y abro los ojos de par en par. –Nadir, ¿Quieres tu revancha? Pero tendrás que esforzarte para convencerme, dándome los detalles de lo que haríamos, ¿Sí? –comento con un tono juguetón y lo miro tambalearse un poco. –¡No bella…! No puedo explicártelo, mejor es vivirlo– rebate sintiendo su aliento en mi rostro y me sujeto de su camisa. –Eres buen mozo y daría todo por vivir cualquier cosa contigo– confieso y me quiero morder la lengua, porque no tengo control de lo que digo o hago. Unos minutos después Vuelvo a mirar el pasillo dudando de dónde me encuentro, abro los ojos bien como queriendo despertar, pero no hay margen de error estoy en un hotel, mejor dicho, delante de la puerta de la suite de mi piloto, al punto que lo miro sonriéndole como tonta, mientras él desliza la tarjeta magnética y termina posando sus ojos en mí. –Bella no te arrepentirás ahora, porque …te juro que te llevaré a… otro mundo, ¿Entramos? –pronuncia extendiéndome su mano y lo miro sin poder reaccionar.
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