Más que un encuentro

2704 Words
La misma noche Londres Bahir Desde muy pequeña sentí que no encajaba dentro de lo que esperaban de mí, porque miraba a las mujeres de mi país seguir reglas y costumbres, incluso a mi propia madre no poder ni siquiera dar su opinión, más bien sufría callada lo que dictaminaba mi padre, y para mí siempre fue la peor ofensa, pues creo en la igualdad de sexos, tanto el hombre como la mujer deben tener los mismos derechos y obligaciones sin importar donde sean nacidos, pero con la muerte de mi mamá, en vez de volverme más dócil me convertí en rebelde, independiente y terca, como tal mi padre tuvo que regresar a Dubái para pedirle ayuda a su hermana Nabila, para encausarme puesto que no podía controlarme a pesar de mi corta edad. A partir de esa época mi tía se convirtió en más que una madre, me apoyó en mis estudios y una forma de hacerlo fue vivir en Londres con ella, aunque debió alejarse de su hija Jade y su nieto Mustafá. Sin embargo, fue la mejor solución para que mi padre no me imponga sus costumbres, pues a mis 24 años de edad me siento suficientemente capaz para elegir como quiero vivir, no porto el velo para cubrir mi rostro, mucho menos me visto con la túnica negra que llevan las mujeres de Emiratos Árabes Unidos, pero dentro de todo uso ropa de acorde a mi profesión, puesto que soy abogada y trabajo en una de las mejores firmas de Londres. Sin embargo, hoy me hice tiempo para dejar la oficina pues llegaba mi amiga Susan Smith de Ginebra, entonces decidimos con Diana y Andrea sorprenderla buscándola en el aeropuerto. Todo marchaba bien charlando de su estadía mientras caminábamos por los pasillos del aeropuerto, hasta que me tropecé con un piloto, buen mozo, de cejas gruesas, media barba, ojos marrones con una mirada penetrante, cabello color castaño, piel clara, y tendría unos 26 años de edad, igual me disculpé y me aleje para seguir entretenida con mis amigas. Lo cierto es que nos dimos el tiempo de cenar en uno de los restaurantes del centro de la ciudad, pero cuando estábamos por despedirnos de Susan en el vestíbulo del hotel, le dio un ataque de depresión, quería emborracharse para olvidarse que rompió con el imbécil de su novio. Como tal avanzamos al bar del sitio, y no sé cómo diablos la charla dio pie para un juego, verdad o desafío. El punto es que me encantan los retos y elegí esa opción creyendo que las chicas no serían tan duras conmigo, con lo que no contaba era con su idea descabellada de desafiarme a acostarme con un desconocido, inclusive apostaron dinero para hacerlo más interesante, y no conformes me exigieron una prenda del sujeto, además se tomaron un minuto para contemplar a mi posible víctima. Me armé de valor contra mi lógica, dejé mi puesto, pero ni en sueños mi primera vez sería con un desconocido, nunca daría ese paso, más bien mientras caminaba no dejaba de pensar, ¿Cómo conseguiría la bendita prenda? No cambia que apenas llegué a la barra, aclaré mi voz y el sujeto se giró para mirarme dejándome desconcertada, pues era el piloto buen mozo, teniendo que guardar las apariencias para explicarle mi propuesta, fui sincera y la idea era compartir el dinero de la apuesta. Aunque por un instante dudé en que aceptara ayudarme por la forma de mirarme, más termino accediendo, no significa que los nervios se esfumaron, todo lo contrario, porque los pocos pasos al ascensor se me hicieron eternos, ya que caminé de su brazo para demostrarle a mis amigas que no me intimido. No obstante, llegamos a la puerta de la habitación del piloto con los nervios a flor de piel, escuchando algunos de sus alegatos y acaba de sorprenderme sujetándome por la cintura cuando ingrese a su habitación, pero no conforme está negociando para darme su bóxer. No quiere dinero, lo ha dejado muy claro, más bien necesita conocer mi nombre y quiere unos cuantos besos. No es una mala oferta, no significa que le haré las cosas fáciles, en tal caso que se esfuerce si le interesa algo más conmigo, igual debo darle una respuesta teniendo que hacer presente mi voz. –Nadir acepta el dinero por tu bóxer, sobre todo nadie te pagará la suma que te estoy ofreciendo. Por último, aceptaste ayudarme, no cambies las reglas ahora– sentencio sin dejarme intimidar y me da una mirada maliciosa. –Es verdad que acepté ayudarte, y lo haré, pero bajo mis términos, además mira las ventajas que te ofrezco, te quedas con todo el dinero a cambio de darme tu nombre y un par de besos. No es mal negocio y ambos salimos ganando– rebate con un tono de picardía y le clavo mis ojos. –Nadir no me interesa tu oferta, ¡¿Me sueltas?! –replico con firmeza y me pega a él sintiendo su aliento en mi rostro. –Bella dime tu nombre, no te cuesta nada. ¡Dímelo! Y te daré el bóxer– murmura dejándome con el corazón desbocado, igual le doy una sonrisa traviesa. –Nadir el bóxer primero y tal vez te de lo que pides– susurro a su oído y me suelto de su agarre mirando su rostro con un aire de misterio. Tan solo contemplo como se aleja unos pasos para abrir el closet y sacar su ropa interior, mientras intento guardarme las ansias para escapar de su habitación, porque este hombre me está matando con sus miradas penetrantes, me perturba como me descoloca, inclusive siento una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, y por primera vez mis decisiones me juegan en contra, pues estoy a un paso de quemarme por jugar con fuego. –Bella aún tengo un par de dudas, ¿Por qué quieres ganar la apuesta? ¿Por vivir esa sensación de adrenalina? ¿Por qué te intereso y está fue una excusa para romper el hielo? –cuestiona con una mirada juguetona sacándome de mi burbuja mientras acorta distancia entre nosotros. –¡Disculpa! Has mal interpretado la situación, porque tú solo fuiste el afortunado que mis amigas escogieron para que tenga sexo, nada más, y respondiendo a tu otra pregunta, detesto que me desafíen, más bien me gusta ganar siempre, no importa de qué manera, ¿Satisfecho? –declaro clavándole mis ojos y me toma por la cintura con una de sus manos sintiendo su aliento en mi rostro. –¡No estoy satisfecho! Todo lo contrario, porque ninguna mujer haría semejante propuesta a un hombre, mucho menos estaría en la habitación de un desconocido sino quisiera algo más que su ropa interior– refuta con una mirada intensa y anula el espacio entre nosotros. Su rostro roza el mío de una manera que me inquieta, pero no queda allí porque despierta cosas que jamás sentí, más cierro los ojos para no salir corriendo, hasta que sus labios se adueñan de los míos en un beso que me quema la piel, la verdad es que estoy perdiendo el control de mi cuerpo con la forma que une sus labios a los míos, no es un simple beso, es una danza prohibida como entrelaza su lengua con la mía, y me volvería adicta a sus besos, aunque me sorprende empujándome contra la pared para besarme con una intensidad que no tiene nada de inocente, pero aprovecho el momento para deslizar mi mano hasta arrancarle la prenda de su mano, y termino poniendo mi mano en su pecho para desenredarme de él. –Gracias Nadir por hacerme las cosas fáciles, me marcho porque tengo lo que buscaba– digo con mi respiración agitada y miro su rostro frustrado. –Me siento usado, al menos dime tú nombre, ¿Sí? –pide con un tono de impotencia y doy unos cuantos pasos a la puerta. –No lo creo, es mejor mantener el anonimato, además míralo de esta manera, nadie sabrá que te pague por tu ropa interior, ¡Adiós! –rebato con una sonrisa en los labios y abro la puerta de la habitación. –¡Bella espera! No te marches de esta forma, ¿Charlemos? –escucho repetir cuando abandono la habitación, pero sigo mi camino y como un reflejo miro sobre mi hombro para observarlo debajo del marco de la puerta. –Gracias mi piloto– pronuncio y le doy una sonrisa juguetona mientras ingreso al ascensor. Apoyo mi espalda en una de las paredes del ascensor para recuperarme de tanta adrenalina, porque tuve suerte que Nadir dentro de todo no fuera un maldito cabrón, un tipo que me haría las cosas difíciles y se pondría violento con tal de obtener lo que deseaba, más bien su actitud me desconcertó, además debo sumarle que sus besos me atraparon de una forma ilógica, pero lo mejor es olvidarlo, pues debe tener miles de mujeres, una en cada ciudad a la que llega, y yo no seré una más en su lista, mucho menos me pienso enamorar de un piloto. Tres días después Nadir Todavía sigo maldiciéndome por haber dejado escapar a la chica de la apuesta, es que ni siquiera entiendo, porque me quedé congelado mientras ella se marchaba de la habitación, pero en mi defensa sus besos fueron como un veneno delicioso, y estaba tan embobado besándola que todo sucedió tan rápido, apenas asimilaba lo que despertó en mí, no fue solo deseo, más bien encontré una conexión extraña, incluso sus miradas me nublaron el pensamiento, y daría lo que fuese por volver a adueñarme de sus labios, claro que existe un gran detalle, debo hallarla primero. Lo cierto es que reaccioné muy tarde, bajé a las corridas por la escalera de emergencia para esperar el ascensor en cada piso, pero fue inútil, no me crucé de nuevo con ella, incluso fui al bar del hotel y ni un rastro, igual he estado preguntando en la recepción, aunque lo que respondieron fue que una de las chicas si era huésped, pero se marchó, entonces estoy con las manos atadas esperando un milagro para volver a encontrarla, o lo mejor sería olvidarla, porque como dicen, dos veces no cae un rayo en el mismo lugar. De todas formas, dejé todo en manos del destino y forzado abandoné el hotel para volver a pilotear, como tal estoy en la pista privada del aeropuerto más estoy desconcertado por las palabras del supervisor. –Lo siento Nadir, me acaban de notificar de un cambio de ruta desde la oficina central, esta mercadería debe ser entregada en Milán, y de allí debes volar a Texas. Si tienes algún problema habla con tu padre– dice con su voz llena de impotencia y estallo por sus palabras. –Por supuesto Charles que voy a hablar con mi padre, porque no puede hacerme esto sin siquiera llamarme, así que anda buscándote otro piloto, pues nada en el mundo me hará subir en el avión– sentencio con mi voz irritada. Unos minutos más tarde Me cansé de llamar al celular de mi padre, pues el señor estaba en una reunión y no podía atenderme, incluso le dejé el mensaje con su secretaria, pero ni una respuesta, más bien acaba de sonar mi celular, y me doy cuenta de que como siempre mi padrino me está llamando para dar la cara. –Hola padrino no te preguntaré el motivo de tu llamada, pero dame una razón válida para subirme a ese avión, ¿Puedes hacerlo? –pronuncio con mi voz llena de rabia. –Nadir, no te pongas en ese plan, por favor colabora como todos lo hacemos en la familia, además será un viaje corto y pronto retornarás a casa, ¿Me ayudas? –pide y me deja en jaque. –Tío Jimmy siempre colaboro, pero también tengo una vida, aunque lo dudes, sobre todo me gusta la ruta que tengo ahora, y prefiero seguir con los vuelos a Londres si no tienes problema– explico con un tono de frustración. –Muchacho creo que acabo de descubrirte, porque estoy seguro de que hay una chica tras este pedido, pero no te preocupes, te ayudaré con lo que me pides, aunque quiero conocerla cuando nos volvamos a encontrar, ¿De acuerdo? –comenta con un tono de picardía. Como si fuera fácil hacerlo, primero debo encontrar a mi chica misteriosa, y por esa razón necesito quedarme en Londres, la cuestión sigue siendo, ¿Dónde buscarla? ¿Cómo encuentro una aguja en un pajar? Dos días después Bahir Como era lógico, apenas estuve en el vestíbulo las chicas me esperaron para hacerme un interrogatorio con lujo de detalles sobre mi experiencia con el piloto, pero me límite a mostrarles la prenda y digamos que se tragaron el cuento, aunque a Diana no hubo forma de engañarla, sus miradas penetrantes lo decían todo, sabía que no tuve sexo con el sujeto, y desde entonces me vuelve loca con sus preguntas, como está noche que no para de insistir con el tema mientras bajamos por el ascensor del edificio donde trabajamos. –Bahir soy tu mejor amiga y deberías apiadarte de mí contándome, ¿Cómo conseguiste la ropa interior del piloto? –reclama y le doy una mirada penetrante. –Diana esa técnica no te servirá, usa otro alegato si crees que miento, o si no acepta mi versión de los hechos, me acosté con el piloto– sentencio con firmeza y ella resopla. –Perdí el caso, porque no puedo sacarte la verdad, aunque no me doy por vencida, voy a conseguir la confesión de tu crimen, además sigo sin comprender algo, ¿Por qué dejaste escapar a semejante buen mozo? ¿Cómo pudiste? –se queja soltando muecas y abriendo los ojos de par en par. –¡Basta Diana! Cerremos el caso y no más comentarios del tema, mucho menos delante de Susan, porque sabes cómo es de mal perdedora, pero hablemos de otra cosa, recuérdame, ¿Cuál es el punto de ir a una discoteca? ¿Nos emborracharemos? –menciono con un tono de sarcasmo mientras se abren las puertas del ascensor en el subsuelo de la cochera. –Bahir vamos a levantarle el ánimo a Susan, porque sigue sufriendo por el imbécil de su novio, así que no te quejes– replica con un tono irritado mientras caminamos al auto. Un momento más tarde No había forma de escapar de esta salida, más bien termine accediendo y ahora estamos ingresando a la discoteca después de haber pagado una buena propina para poder hacerlo, pues según las chicas es uno de los mejores lugares de Londres, no sé si lo será, más bien puedo palpar que está de moda, pues está repleto de gente, tanto que me cuesta abrirme paso entre las personas que bailan. No obstante, después de haber sorteado ese caos estamos junto a la escalera para subir a la zona vip. –Chicas subamos por favor, porque no es una opción quedarnos aquí, ¿De acuerdo? –sentencio alzando la voz por el ruido ensordecedor de la música. –Bahir mejor suban ustedes, porque yo voy por unos cocteles– contesta Susan mientras contempla el lugar, y diría que encontró una víctima pues sus ojos la delatan. –¡No Susan! Subamos todas, además la mesera nos traerá los tragos que pidamos– rebato sujetándola del brazo y niega con la cabeza. –Bahir no creo que sea buena idea, porque mira quién está junto a la barra, ¿Ese es tu piloto? –menciona con una sonrisa de satisfacción y me giro un poco para confirmar sus palabras. Aprieto los dientes y trago saliva mostrando mi mejor cara, por más que me este muriendo en cada paso que da Nadir para acortar distancia con nosotras, pero no es conveniente huir como una cobarde, pues dije una mentira que debo sostener por más que no quiera. –Hola bella, es una sorpresa encontrarte aquí, parece que estamos destinados a cruzarnos, mejor porque quiero una revancha después de la noche de pasión que tuvimos, ¿Aceptas? –comenta dándome una mirada intensa y me deja pensativa.
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