Una nueva oportunidad. 1

3377 Words
La mañana del miércoles, Elowen despertó temprano, antes de que el sol se alzara por completo sobre el horizonte, se sentó en la cama, aún envuelta en las sombras de la madrugada y durante un momento se quedó quieta, dejando que el sonido suave de los pájaros madrugadores la acompañara mientras su mente se despejaba. La entrevista en la escuela de Ravenwood estaba prevista para esa misma mañana, una mezcla de nervios y emoción recorrió su cuerpo, se levantó de un salto, lista para enfrentar el día que le esperaba, sabía que esta era una oportunidad importante para ella y quería causar una buena impresión, se dirigió al baño, donde el agua fría sobre su rostro la ayudó a despertar por completo. El día anterior su madre acompaño a Abigail por primera vez al pequeño restaurante que tenía y las dos estuvieron trabajando, Helen como cocinera y Abigail al frente, en la caja registradora como siempre, Ryan las acompaño tomando el cargo de mesero y fue una actividad familiar que los divirtió mucho pues se lo llegaron contando por la tarde que regresaron, solo había sido Elowen quien se quedó en casa trabajando en su entrevista y armando su expediente para presentarlo en la entrevista de esa mañana. Elowen eligió cuidadosamente su ropa, decantándose por una blusa de tonos neutros y un pantalón de corte sencillo, elegante pero cómodo, quería lucir profesional sin perder su esencia, después de peinarse el cabello en una coleta baja y aplicar un toque ligero de maquillaje, bajó las escaleras hacia la cocina, donde encontró a su abuela Abigail preparando el desayuno. — Buenos días, cariño... — dijo Abigail con una sonrisa cálida — ¿Lista para la entrevista? — ella no lo había olvidado tampoco. — Buenos días, abuela... —respondió Elowen, devolviéndole la sonrisa mientras tomaba una taza de café — Creo que sí, aunque estoy un poco nerviosa porque no sé cómo se va a desenvolver la entrevista, sería la primera vez que hago esto, estoy comenzando a dudar sobre lo que voy a responder. — casi derrama la leche. — No te preocupes... —dijo Abigail, sirviendo unas tostadas — Eres inteligente, apasionada y buena con la gente, estoy segura de que César, lo notará de inmediato y te dará el puesto, además vi tus referencias, son excelentes. — la animó muchísimo con aquellas palabras. Las palabras de aliento de su abuela la tranquilizaron mucho en ese momento donde sentía que tendría un colapso nervioso porque sería su primera entrevista formal, terminó de preparar su café con leche y tomó asiento frente a la barra de la cocina, todavía era demasiado temprano para salir de casa e ir a la entrevista, se iría con su familia al restaurante para esperar su momento. — Gracias, abuela... — dijo mientras la mujer acomodaba el plato frente a ella — Deséame suerte el día de hoy. — tomo el tenedor. — No necesitarás suerte, pero igual te la deseo y te voy a dar algo especial para hoy, algo que te va a dar mucha suerte. — respondió Abigail con un guiño. Abigail se detuvo un momento de sus labores, se quedó con una expresión pensativa observando hacia los lados de los estantes, las gavetas, sobre todo, se dirigió hacia una de las gavetas de la cocina, abriendo una con cuidado de que las cosas no se revolvieran con el movimiento, no quería que se perdiera lo que estaba buscando, el suave sonido de la madera deslizándose reveló un pequeño cajón lleno de objetos que parecían tener años de historias ocultas. Revolvió entre los contenidos hasta encontrar lo que buscaba, un pequeño collar con un dije de cuarzo rosa, delicadamente tallado en forma de lágrima, el cuarzo brillaba suavemente bajo la luz matutina que le pegó atreves de la ventana, reflejando un resplandor suave y cálido, Abigail lo tomó con cuidado, sosteniéndolo en su palma por un momento, como si sintiera su energía. — Ven aquí, cariño... — le dijo a Elowen con una sonrisa amable — Quiero que lleves esto hoy. — se lo mostró. Elowen se acercó, mirando con curiosidad el collar, Abigail se lo colocó alrededor del cuello con manos suaves, asegurándose de que el pequeño dije de cuarzo descansara justo sobre el pecho de su nieta que lo recibió con una gran sonrisa en los labios pues la joya a pesar de ser muy sencilla era hermosa. — Es precioso. — susurró mientras veía su reflejo en el pequeño espejo pegado a la nevera. — Este collar me lo regaló tu abuelo hace muchos años... —explicó Abigail, su voz suave y llena de nostalgia — El cuarzo rosa es una piedra que trae calma, amor y confianza... — le arregló el cabello — Quiero que lo lleves contigo hoy para que sientas esa energía en tu entrevista y te sientas más confiada. — sonrió feliz de verlo finalmente volver a la luz. — Gracias, abuela... — dijo con una sonrisa genuina — Lo llevaré con mucho cariño este día y pensaré siempre en lo que me dijiste. — su interior se llenó de mucho valor. — Estoy segura de que te traerá buena suerte. — respondió Abigail, dándole un pequeño beso en la frente. Elowen asintió, sintiendo el peso reconfortante del cuarzo contra su piel, después de recibir el collar de cuarzo rosa, Elowen tomó asiento nuevamente a la mesa de la cocina para compartir un momento tranquilo con su familia antes de comenzar el día, Abigail, satisfecha de ver a su nieta más relajada, sirvió una porción de huevos revueltos en otro plato y unas tostadas con mermelada casera, colocando el plato al lado de Elowen. Mientras ella tomaba su primer bocado, su hermano Ryan bajó las escaleras de dos en dos, ya vestido con su chaqueta de cuero y el cabello despeinado, se dejó caer en una silla con una sonrisa traviesa en el rostro que decía muchas cosas y muy seguramente ya habría visto alguna chica linda porque era un coqueto de primera. — Cuanta elegancia. — dijo al ver a su hermana bien arreglada. — ¿Estás lista para impresionar a todos en la escuela de Ravenwood? — bromeó Helen entrando a la cocina. — Así que hoy es tu entrevista... — el chico alzó una ceja — Espero que no vayas a terminar siendo mi maestra en este año, eso sería terrible. — le provocó un escalofrío la idea. — Más te vale no robarme mi suerte. —respondió Elowen con una sonrisa, tocando el collar de cuarzo en su cuello. Ryan se rio y comenzó a devorar una tostada, Helen, se rio de ver aquella escena entre sus hijos, su cabello estaba perfectamente arreglado y llevaba un vestido sencillo, pero se veía muy elegante, apropiado para el día de trabajo que tenía por delante en el pequeño restaurante cuyo movimiento siempre era fluido. — Espero que todos hayan dormido bien, hoy plantea ser un día muy agitado. — dijo Helen antes de sentarse cerca de ellos. — ¿Estás nerviosa? — Ryan le preguntó a Elowen. — Un poco... — admitió — Pero creo que estoy lista para ir a enfrentarme al señor César y espero tener respuestas para todo. — respiro profundo dándose mucho más ánimo. — Con tu talento y tu carisma, no tienes nada de qué preocuparte... — dijo Helen con seguridad — Sé qué harás un trabajo maravilloso, cariño. — le dio un apretón en la mano de forma cariñosa. Elowen asintió, sintiendo una renovada confianza en sus palabras, disfrutó del desayuno, las risas suaves de Ryan, las palabras tranquilizadoras de su madre y el amor silencioso de su abuela Abigail, este pequeño momento de unión la hacía sentir lista para cualquier cosa que el día pudiera traer, a medida que el reloj se acercaba a la hora de partir, Elowen terminó su desayuno, sintiendo que tenía todo el apoyo que necesitaba para enfrentar la entrevista y cualquier desafío que viniera después. Toda la familia se preparó para salir al restaurante de Abigail, un pequeño y acogedor lugar en el centro del pueblo que había sido un punto de reunión para los habitantes de la zona durante años, Elowen se sintió agradecida de poder pasar un tiempo allí, rodeada de la calidez y el aroma familiar de la cocina de su abuela antes de su entrevista en la escuela. El trayecto al restaurante fue corto, pero Elowen disfrutó del paisaje a través de la ventanilla del auto y esta vez no hubo sensación extraña de sentirse observada ni hubo sensación de que algo la iba persiguiendo, iba observando cómo la niebla se disipaba lentamente y dejaba entrever los contornos del pueblo que cada vez se iba acercando más. Cuando llegaron, Abigail se bajó rápidamente de la furgoneta de su hija para abrir las puertas del restaurante, que aún estaba cerrado para el público a esa hora de la mañana, al entrar, Elowen sintió de inmediato la atmósfera hogareña del lugar, no había tenido tiempo de ir a ver el lugar hasta ese día, las mesas estaban adornadas con manteles de cuadros y pequeños jarrones con flores frescas, el aroma de pan recién horneado y café flotaba en el aire, había una cocinera amiga de Abigail que siempre llegaba muy temprano al lugar y era la causante de que todo el lugar oliera delicioso. — Puedes esperar aquí hasta que sea la hora de tu entrevista... — le dijo Abigail mientras colocaba su bolso detrás del mostrador — Así estarás tranquila y podrás relajarte un poco más, de paso cuando la hora llegue te puede acompañar Helen a la escuela para que no vayas a perderte. — la vio asentir. — ¿Crees que te pierdes? — preguntó Helen. — No tengo idea de dónde está la escuela, solo llévame en mi auto y para volver lo hago caminando por mi cuenta, así de paso conozco un poco más el pueblo. — respondió mientras tomaba asiento en un taburete de la barra. — Esta bien, solo espero no toparme con Cesar, no sabría que decirle cuando me pregunte sobre porque regrese. — dejó caer sus hombros. — Solo dile que regresaste porque querías cambiar de aires y porque tu ex fue un bastardo que te engaño, ahora estas soltera y realmente dispuesta a comenzar de nuevo. — tras esas palabras Elowen recibió una palmada en su brazo. — Eso no es gracioso. — Helen se puso un poco colorada de las mejillas. Elowen soltó una risa burlona mientras veía a su madre entrar a la cocina para comenzar con el trabajo de cocinera que ella misma se había adjudicado, observando todo el lugar noto que Ryan estaba sacando los artilugios de limpieza, Elowen decidió aprovechar el tiempo para revisar algunos de los documentos que había llevado consigo para la entrevista, sacó su carpeta de cuero y repasó sus notas, tratando de concentrarse y mantener la calma porque todo iba a salir bien, se lo estaba repitiendo en la mente una y otra vez. — ¿Quieres algo de beber mientras esperas? —preguntó Abigail desde detrás del mostrador. — Un té estaría bien, gracias. — respondió Elowen con una sonrisa. Abigail se apresuró a prepararlo y pronto colocó una taza humeante frente a Elowen, quien inhaló el aroma reconfortante del té de hierbas, a medida que el tiempo pasaba, la tranquilidad del restaurante la ayudó a relajarse, escuchaba a su madre y su hermano riendo suavemente mientras ayudaban a Abigail a organizar las cosas y cada tanto, levantaba la vista para observar el reloj en la pared, calculando cuánto faltaba para su cita. Elowen sabía que, aunque estaba a punto de enfrentarse a algo nuevo y desafiante, el apoyo de su familia la haría sentirse segura, en ese pequeño restaurante, con su abuela y su familia a su lado, tenía la certeza de que todo saldría bien. Elowen estaba absorta en sus pensamientos, revisando los documentos que había traído para la entrevista, cuando escuchó el suave tintineo de la campanilla sobre la puerta del restaurante, alzó la vista de su carpeta y su corazón dio un pequeño brinco al reconocer al chico que había visto el día que llegó al pueblo, Rowan. Él tenía un aire misterioso, como si siempre llevara un secreto consigo, Rowan se detuvo un momento al verla, sus ojos se encontraron con los de Elowen y ambos mantuvieron la mirada por un instante que se sintió más largo de lo que realmente fue, Rowan le dedicó un saludo escueto, un movimiento de cabeza acompañado de una breve sonrisa que apenas curvó sus labios, como si no estuviera seguro de si debía sonreír del todo, Elowen sintió un leve escalofrío de cierta desconfianza, aun así, decidió ser cortés y responder. — Hola. — respondió ella con una voz más segura de lo que esperaba, tratando de descifrar lo que había en sus ojos. Elowen observó cómo Rowan, después de recibir su café, se dirigía hacia la parte trasera del mostrador, Abigail le entregó un delantal, estaba allí para trabajar como mesero, Rowan se colocó el delantal de manera rápida y práctica, como si estuviera más que acostumbrado a hacerlo y comenzó a atender las mesas con una eficiencia silenciosa. Cada movimiento de Rowan era preciso, casi fluido, como si estuviera sincronizado con el ritmo tranquilo del restaurante, saludó a los pocos clientes que llegaban, tomándoles las órdenes con una voz baja pero firme, su expresión reservada, aunque amable, Elowen notó que, a pesar de su aparente seriedad, había una calma en él, una especie de serenidad que encajaba con el ambiente acogedor del lugar y con el ambiente sereno del bosque. Revisó el reloj en la pared del restaurante y se dio cuenta de que su momento había llegado, guardó cuidadosamente los documentos en su carpeta, se levantó de la butaca y se dirigió hacia donde estaba su madre, Helen, quien ya tenía las llaves de la camioneta en la mano, lista para llevarla a la escuela de Ravenwood. — Es hora, cariño... — dijo Helen con una sonrisa tranquilizadora, dándole un suave apretón en el brazo — Vas a hacerlo genial, solo recuerda ser tú misma y actuar de forma relajada. — abrió la puerta del restaurante. — Gracias mamá, espero que todo salga bien. — salió después de su madre. — Deveras memorizar las calles de este pueblo si quieres moverte con seguridad, si consigues el trabajo deberás tomar rutas alternas para llegar temprano porque hay ciertos días en que se hace un tráfico terrible. — explicó Helen una vez estuvieron dentro del auto. — Por eso planeo regresar caminando, quiero memorizar las calles y ver cuales me llevan a ciertos lugares. — Elowen volvió a tocar el colgante de su collar. — Este lugar es muy tranquilo, pacífico y jamás ha ocurrido nada serio, pero no quiero que tientes tu suerte perdiéndote por las calles, no sé si hay chicos malos. — volteo a verla por unos segundos mientras conducía. — Hay chicos malos, Rowen es uno de ellos. — susurro mientras veía hacia la ventana. — ¿Rowen? — pregunto extrañada — Lleva un buen tiempo trabajando con mamá, parece un chico bueno. — ladeo la cabeza ligeramente. — Me lo tope el primer día y estaba acompañado de esos cuatro que están ahí. — señaló discretamente hacia una esquina mientras pasaban. — Bueno, supongo que son las nuevas versiones de los malandrines modernos, espero no vayas a poner tus bonitos ojitos en lo difícil de conseguir. — Helen quiso bromear con su hija un poco. — ¡¿Que dices?! — Elowen volteo a verla rápidamente — Ni que fuera refugio para andar recogiendo cada animal callejero que vea por ahí. — rodó los ojos mientras escuchaba a su madre soltar una carcajada. — Esa es mi nena, firme con sus decisiones de no ser salvadora de nadie. — Helen lo dijo con mucho orgullo. — Se me está revolviendo el estómago de nuevo. — comentó al ver que la escuela ya entraba en su campo de visión. — Recuerda, esta entrevista es solo una conversación para conocerte mejor... — dijo Helen mientras tomaba una curva suave en el camino — Tienes todo lo que necesitan y más, sólo confía en ti misma. — cada vez se iban acercando más. — Gracias por tus palabras. — Elowen sonrió un poco temblorosa. Elowen sonrió, apreciando las palabras de su madre, intentó relajarse y disfrutar del viaje, dejando que el paisaje verde y frondoso que pasaba por la ventana la distrajera unos segundos más. Al llegar al estacionamiento de la escuela, Helen detuvo la camioneta, Elowen respiró profundamente, sintiendo una mezcla de ansiedad y emoción por finalmente estar en ese lugar, en el lugar que podría ser permanente durante el siguiente año. — Aquí estamos... — dijo Helen — Voy a dejarte y volveré al restaurante, llama cuando termines y me avisas cuando salgas. — le tomo la mano para darle confianza. — Gracias, mamá... — respondió Elowen, dándole un abrazo rápido antes de bajar de la camioneta — Te lo haré saber cuándo salga y si me pierdo te voy a llamar. — dijo antes de cerrar la puerta del auto. Miró hacia la imponente entrada de la escuela de Ravenwood, respirando hondo una vez más, el lugar era grande, con una arquitectura antigua que daba una sensación de historia y tradición, caminó con paso firme hacia la entrada, mientras su madre le dedicaba un último gesto de ánimo desde la camioneta antes de partir de regreso al restaurante, con cada paso, Elowen se sintió más segura de sí misma, sabiendo que estaba lista para enfrentar esta nueva oportunidad y demostrar de lo que era capaz. Elowen cruzó la entrada de la escuela de Ravenwood, donde el aire tenía un toque de humedad fresca por la reciente niebla matutina que aún se disipaba entre los árboles, al entrar en el amplio vestíbulo, sus ojos se adaptaron a la luz tenue del interior, los pasillos de techos altos y paredes de ladrillo antiguo le daban al lugar una sensación de historia y solemnidad, era muy diferente a la escuela a la que ella asistió en Reno. Mientras caminaba, tratando de orientarse hacia la oficina del director, notó a un hombre inclinado sobre una caja de fusibles cerca de una pared, rodeado de herramientas y cables, parecía concentrado en lo que hacía, pero al levantar la vista, sus ojos se encontraron con los de Elowen, el hombre sonrió con familiaridad, dejando de lado el destornillador que tenía en la mano. — ¿Será la suerte o el destino? — preguntó Ethan con una sonrisa en los labios. — Ahora pienso que es el diablo. — Elowen lo vio sacudirse las manos en el overol que usaba. — Posiblemente sea eso o quizás me estés acosando y deba hablar con el oficial... — con esa broma la vio arrugar la nariz — La escuela ya no acepta niñas tan grandes. — estiró la escalera de dos piezas y la colocó bajo una de las lámparas de techo. — Deberías concentrarte en lo que haces, sería muy de mala suerte que por chistoso te frieras entre esos cables. — lo vio quitar la pantalla que cubría la lámpara. — Este es mi trabajo y se lo que hago, soy todo un profesional. — lo dijo con aires egocéntricos. — Todo puede pasar. — Elowen camino y le pegó a la escalera un suave puntapié provocando que Ethan se asustara ligeramente. — ¡Esas cosas no se hacen niña, puedes lastimar seriamente a alguien! — vio que ella no volteo tras sus palabras y eso solo lo hizo reír. Elowen continuó caminando por el pasillo hacia la oficina del director, pero no podía dejar de pensar en su encuentro con Ethan, había algo en él, una chispa en sus ojos o la forma en que sonreía, que le provocaba una sensación rara en el cuerpo, no era solo por haber comenzado mal la primera vez que se conocieron, el momento en que conversaron después, el siguiente encuentro en el supermercado y haberlo encontrado en esos momentos, parecía realmente que el destino tontamente los estaba juntando.
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