Primera noche. 1

3352 Words
El supermercado era un punto de encuentro habitual para los lugareños pues era un lugar muy grande y aunque Abigail no era una fanática de las compras, necesitaba algunas cosas para la casa, sobre todo ahora que su hija y nietos iban a vivir con ella, necesitaba más suministro para su despensa, los compraría con gusto y estaba pensando en que a sus nietos les hacía falta un poquito más de sustancia en el cuerpo. Mientras esperaba a que Elowen llegará se quedó revisando su celular, le había enviado la ubicación de donde estaba y de paso aprovecho para escribirle a su hija para preguntarle si quería algo especial del supermercado, escuchó el timbre suave de las puertas automáticas abriéndose y por curiosidad se dio la vuelta para ver. — Señora Winters. — el hombre que salía iba empujando un carrito con sus compras. — ¡Cesar, que sorpresa! — Abigail sonrió al verlo. Cesar Cresswell era un hombre alto, de un cabello rebelde ondulado y ligeramente largo, labios delgados y unos ojos color marrón oscuro bastante profundos; el hombre había sido compañero de Helen desde que estaban en el jardín de infantes porque nació en Ravenwood al igual que ella, Abigail lo conocía prácticamente desde que usaba pañales, Cesar se fue a la universidad cuando su momento llegó y regresó para comenzar a trabajar como profesor en la escuela del pueblo, el tiempo le dio un ascenso y en aquellos momentos llevaba diez años como director de Shadowbrook School of Ravenwood. — Lo mismo digo, es una sorpresa encontrarme con usted un día de semana. — se rio antes de darle un abrazo afectuoso. — De verdad que no estaría aquí si no fuera porque lo necesito, mis invitados permanentes deben ser bien atendidos. — sonrió maliciosa esperando generar curiosidad en Cesar. — ¿Invitados? — Cesar ladeo la cabeza cayendo en la curiosidad. — Si, Helen ha regresado al pueblo y se ha venido con sus niños. — amplió su sonrisa al ver la expresión del hombre. — ¡¿De verdad?! — exclamó con sorpresa — ¡Espero que en algún momento me pueda cruzar con ella, hace tanto tiempo que no la veo! — sonrió. — Le sentaría bien reunirse con viejas amistades, ha pasado por mucho, el divorcio de Owen la ha dejado triste y un poco de charla estoy segura que la animaría. — Abigail no era chismosa, pero quería que Cesar y Helen volvieran a juntarse. — ¿Se divorció de Owen? — Cesar se sorprendió mucho. — Si, el nueces de ardilla la termino engañando con una mujer que podría tener la edad de su hija. — negó con la cabeza poniendo una expresión de tristeza. — Pobre idiota, de verdad que nunca supo valorar lo que tenía y nunca cuidaba las cosas valiosas. — Cesar hizo lo mismo, se sintió decepcionado porque él también fue amigo de Owen. — Aprovechando que te he encontrado... — vio el auto de su nieta acercarse — ¿Todavía tienes la vacante de profesora para el segundo año de secundaria? — pregunto curiosa. — No, ya conseguí una profesora para ese puesto, solo me queda la vacante de profesora para kindergarten. — le pareció extraño que preguntara por eso. — Es que mi nieta acaba de terminar la universidad, tiene excelentes referencias y estaba pensando en que podría aplicar para una vacante en la escuela como profesora. — explico viendo como Elowen estacionaba el auto. — Dile que se presente el miércoles a las oficinas y que lleve sus documentos para revisarlos, si cumple con los requerimientos con gusto podría contratarla, las clases comienzan dentro de poco tiempo. — Cesar se emocionó un poco porque estaba bajo mucha presión para conseguir una maestra permanente. — Yo le digo y de paso te la presento ahora mismo... — le tomo el brazo sonriendo — Ella es Elowen Marlowe, la hija mayor de Helen... — la señalo cuando se acercó a ellos — Elowen, él es Cesar Cresswell, fue compañero de tu madre desde el jardín de niños. — los presentó muy sonriente. — Hola, mucho gusto. — Elowen extendió su mano en saludo. — El gusto es mío, te pareces mucho a tu madre cuando era joven... — Cesar se quedó muy sorprendido — Tu abuela me estaba contando que eres profesora. — pensó en abordarla en esos momentos. — Si, acabo de terminar la universidad y ya tengo mis certificados. — Elowen sonrió mientras veía a la mujer. — La escuela requiere de una profesora para Kínder. — hizo el comentario y espero una respuesta. — Yo le comentaba que podrías presentar tus documentos, no es una escuela prestigiosa, pero podrías desempeñar tu pasión. — Abigail la animo. — Me encantaría poder aplicar. — Elowen se emocionó mucho porque deseaba trabajar y amaba su profesión. — Preséntate el miércoles, lleva todos tus documentos y hacemos una entrevista. — Cesar no quería adelantarse y decirle que tenía el puesto, necesitaba conocerla un poco porque estaría trabajando con niños pequeños. — ¿A qué hora me presento? — casi se pone a saltar de la emoción. — A las diez de la mañana, a esa hora está tu entrevista agendada con la secretaria. — Cesar también quería saltar de la emoción, si Elowen calificaba, le iba a salvar el cuello. — Ahí estaré puntual. — asintió sonriendo. Elowen sintió una oleada de emoción recorrerla después de ese encuentro, la posibilidad de trabajar en Ravenwood era una oportunidad increíble, una que podría abrirle muchas puertas en el futuro aunque el pueblo no se comparará en nada a la ciudad ni al puesto que le ofrecieron antes de mudarse, apenas podía contener su entusiasmo, pero trató de mantenerse lo más profesional posible mientras César continuaba hablando con Abigail sobre encontrarse algún día para comer en compañía de Helen para recordar viejos tiempo, después de intercambiar detalles, César se despidió cordialmente y continuó su camino. — Gracias por interceder por mí. — dijo Elowen mientras caminaban hacia adentro del supermercado. — No tienes nada que agradecer, tu madre me dijo lo mucho que querías un trabajo y pienso que eso te ayudaría a integrarte mejor en el pueblo. — tomó un carrito porque iba a comprar mucho. — Me emociona mucho, apenas llegue a casa voy a organizar bien mis documentos y las cartas de recomendación. — por suerte tenía muchas que le otorgaron sus profesores. — ¿Que tal te fue comprando libros? — preguntó mientras se apartaba para que su nieta empujara el carrito. — Me fue muy bien, conseguí muchas cosas interesantes y de paso conocí al sheriff. — tomó un paquete de galletas, iba a pagar por sus propias cosas. — Eso significa que te topaste con el saltamontes. — Abigail puso los ojos en blanco con algo de fastidio. — ¡Vaya que son muy conocidos! — exclamó algo sorprendida. — Demasiado conocidos para gusto de varios, si en algún momento decides tener una pareja, por favor, pon tus ojos en cualquier otro chico que no sea ninguno de esos cinco desbaratados porque vas a sufrir mucho. — aquellas palabras hicieron que Elowen se riera sin control. — No está en mis planes tener pareja por el momento, pero tomare en consideración no poner mis ojos en ninguno de ellos. — tomó un sixpack de leches en caja sabor chocolate. — Hay muchos jóvenes atractivos en el pueblo, muchos son muy decentes, incluso hay algunos guapetones que trabajan aquí. — bajo un poco su voz al tiempo que le daba un codazo suave en el costado mientras pasaban por el pasillo de las frutas y verduras. — No me ayudes y no me pongas tentaciones. — susurro antes de tomar un par de bolsas para guardar algunas frutas. Había un joven bastante guapo arreglando el área donde estaban algunas verduras y cuando noto la presencia de ambas mujeres levanto la cabeza para verlas, saludo a Abigail con una sonrisa amable y después fijó sus ojos en Elowen, su sonrisa amable paso a una coqueta en cuestión de segundos y la saludó suavemente a lo que ella correspondió el saludo con la seriedad de siempre. — ¿Le gustan las ciruelas a tu hermano? — preguntó Abigail disimulando su sonrisa que era la mezcla de burla y picardía. — Si, las ciruelas, las manzanas, Ryan parece una trituradora que no perdona nada. — junto unos cuantos manojos de rábanos. — Eso es bueno, no tendremos problemas a la hora de las comidas... — Abigail no los visitaba hace mucho, por eso no estaba muy segura que gustos tenía su nieto — Tu madre dijo que iba a preparar el almuerzo para hoy, supongo que hará algún guisado de pollo, espero que se le ocurra ponerle elotes de grano al arroz. — dijo mientras caminaba hacia el lugar donde se pesaba y etiquetaban las cosas. — Mamá siempre lo prepara así. — Elowen le fue pasando las bolsas mientras la chica las pesaba y etiquetaba. — Me emociona mucho que estén conmigo, me esforzare mucho porque tu madre se recupere de la traición que le jugó tu padre. — la vio a los ojos. — Espero que así sea, mi padre le hizo un daño terrible y me ha dolido mucho verla tan triste, pero estoy muy segura que estando aquí va a recuperarse. — continuaron caminando al tener todo listo. — La voy a llevar a trabajar conmigo, estar en contacto con personas diferentes le sentará mejor. — comenzó a tomar unas cuantas botellas de jugo y otras de leche. — ¿No crees que es mucho? — pregunto viendo los galones. — Para mí es suficiente un galón de leche y un galón de jugo, pero no quiero que les haga falta nada ni que se peleen por nada, tres galones de cada cosa pienso que será suficiente para esta semana, además abusare que he venido contigo y que andas en auto. — le dedicó una gran sonrisa. — En eso tienes razón, abusa de mí. — Elowen soltó una risita burlona. — Me alegra muchísimo que se hayan mudado conmigo, ya no me sentiré tan sola en esa cabaña, desde que se fue tu madre he vivido solo con mi sombra. — Abigail estaba que daba saltos, pero se mantenía dentro de su cordura. — ¿Por qué nunca te volviste a casar después de que el abuelo desapareció? — Elowen no sabía mucho del hombre y nunca fue un tema a tratar viviendo tan lejos. — Honestamente, nunca perdí la esperanza de que el volvería a mis brazos en los primeros diez años, pero después de eso me acostumbre a la soledad, veinte años disfrutando de eso, pero al final me he cansado de la soledad y que ustedes se muden a la casa alivia mucho esas sensaciones devastadoras de cuando no escuchas más que los latidos de tu corazón. — se vio un destello en sus ojos que Elowen no supo bien cómo interpretar. — ¿Como desapareció el abuelo? — Abigail volteo a verla — Si te incomoda hablar de eso, olvida mi pregunta. — se encogió de hombros. — No me incomoda, es solo que ha pasado tanto tiempo desde que alguien quiso escucharme hablar sobre eso que me ha tomado por sorpresa... — comenzó a agarrar botes de yogurt de todos los sabores que habían — Tu madre acababa de cumplir los doce años, era la mañana después de su cumpleaños y Christian dijo que iba a ir al claro a cazar un venado aprovechando que era un día lluvioso y la compañía de techos para la que trabajaba les dio el día libre, estábamos en tiempo de cacería... — su rostro se llenó de añoranza con los recuerdos — Helen pidió guiso para la cena, lo despedí con un beso en los labios y salió de casa entrando al bosque, me lleve a Helen a la escuela y regrese para continuar con mis labores en la casa, para ese tiempo yo no trabajaba, lo espere hasta el mediodía, Helen regreso a las tres y yo continuaba esperándolo hasta que cayó la noche, fue cuando llame al sheriff de ese tiempo. — vio a su nieta tomar un número para esperar en los embutidos. — ¿Por qué no llamaste a la policía antes de que cayera la noche? — alzo una ceja con esa duda rondando su mente. — Porque Christian conocía muy bien el bosque, su familia llevaba viviendo aquí desde hace unas cinco generaciones y cazar un venado requiere tiempo, paciencia y esfuerzo, nunca pensé que le hubiese pasado algo hasta que cayó la noche y no regreso a casa. — Abigail explico lo que ya había explicado muchas veces antes. — ¿Que paso después? — ladeo la cabeza. — Lo buscamos por la noche, lo buscamos por el día, la semana completa lo seguimos buscando, pero la policía no encontró más que uno de sus zapatos, su escopeta sin ningún solo cartucho y su chaqueta estaba enganchada en un árbol... — dejó escapar un suspiro pesado — Después de eso la policía dijo que no tuviera esperanzas de encontrarlo con vida y las búsquedas cesaron porque a sus ojos era obvio que fue atacado por un animal, dijeron que posiblemente fue un oso, pero yo nunca les creí. — se mordió el labio inferior meditando si debía contarle más a su nieta. — ¿Por qué no creíste eso del oso? Existe la posibilidad de que eso haya pasado, en medio del bosque y solo. — vio a la señora a su lado avanzar con lo que ya había pedido en su carrito. — Porque en lo más profundo del bosque siempre se esconden cosas misteriosas que a veces las personas solo consideran mitos y la forma en que Christian desapareció era demasiado rara, no se encontró nada más que su zapato, no hubo cuerpo, no hubo sangre, no encontraron absolutamente nada de mi esposo y quizás eso fue lo que alimentó mis ilusiones de que volvería. — bajo la cabeza dejando ver lo doloroso que eran esos recuerdos. — Ahora que nosotros estamos viviendo contigo, deberías buscar un novio. — Elowen pensó en cambiar el tema de los malos recuerdos. — Ya no estoy en edad de esas cosas. — Abigail se rio un poco. — Para el amor no hay edad ¿No has escuchado eso? No estaría mal que pensaras en tener un novio, estoy segura que estarías muy feliz, doblemente feliz. — dejó escapar una risotada al ver como su abuela se ponía un poco roja. — No hay edad para jovencitas como tú que pueden enamorarse de hombres unos cinco años mayores, pero para una vieja como yo, esos temas del amor ya están descontinuados. — negó con la cabeza antes de levantar la mano llamando la atención de la despachadora pues llegó su turno. — Si tú lo dices. — se encogió de hombros mientras continuaba riendo. Elowen se quedó recostada sobre la carretilla esperando a que su abuela terminara de hacer todos los pedidos de embutidos, en Reno era ella quien hacía las compras de la casa con el dinero que su padre dejaba y es que su madre estaba más ocupada que nunca en aquellos momentos, tras la separación siguió haciendo lo mismo, recibiendo el dinero de Owen para hacer la despensa y solo por molestarlo le pasaba las facturas, pero todo aquello cambió cuando Elowen lo amenazó y amenazó a su novia. — Abigail. — la voz de un hombre llamándola hizo que ambas se detuvieran. — Hola, alcalde. — sonrió al voltear hacia el pasillo de donde provenía la voz. — Por Dios... — bajo la cabeza y la volvió a subir — ¿Cuantas veces te he pedido que no me digas así? ¿Cuánto tiempo llevamos siendo amigos? Aunque has cambiado mucho desde que me convertí en alcalde, a veces me arrepiento de haber aceptado el cargo porque te has alejado mucho de mí. — acercó la carretilla a ellas y observo un poco hacia abajo, Abigail era más baja que el hombre. — Estás desvariando un poco, yo sigo siendo la misma y no me he alejado de nada. — le dio unas palmaditas suaves en el abdomen mientras sonreía. — La verdad es que yo no percibo eso. — los ojos del hombre se dirigieron hacia donde estaba Elowen. — Ella es la hija de mi hija. — hizo las presentaciones, un poco nerviosa. — Un gusto, Samuel Whitaker. — extendió la mano hacia ella. — Elowen Marlowe, un gusto conocerlo también. — estrechó la mano del hombre cuyo agarre era bastante firme. — Es el alcalde de Ravenwood, no suele presentarse de esa forma, pero para que lo vayas conociendo desde ya, lo veras muy seguido en los eventos de la escuela si te dan el trabajo. — Abigail fue a paso apresurado al mismo pasillo de donde había salido el alcalde, necesitaba algunas bolsas de pasta. — ¿Vas a trabajar en la escuela? — preguntó Samuel con algo de curiosidad. — Todavía no es algo oficial, pero tengo una entrevista para presentar mis credenciales como maestra. — explicó mientras volvía a empujar su carrito. — ¿Para qué grado estás aplicando? — sonrió al ver a Abigail volver. — Kindergarten. — Elowen acomodó las bolsas de pasta en el carrito. — Mi nieta comienza la escuela este mismo año, quizás tu seas su profesora... — sonrió con más amplitud — Quizás eso me permita verte más seguido en el pueblo y menos metida en tu casa o tu restaurante, dejarías de esconderte de mí. — dijo mientras veía a la mujer quien solo lo observo fijamente. — Yo no me escondo de nadie. — tomó otro número para esperar en el área de las carnes. — No parece. — susurro Elowen dándose cuenta de que esos dos se tenían algo entre ellos. — ¿Que dijiste? — Abigail la vio fijamente. — Que iré a buscar lo que falta mientras tú esperas a comprar la carne. — se alejó de la carretilla pensando en darles algo de privacidad. Elowen dejó a su abuela en el pasillo de las carnes mientras se dirigía a buscar el resto de los artículos que necesitaban, no podía evitar sonreír al recordar la escena que había presenciado momentos antes. El alcalde, era un hombre bastante agradable y encantador, se había acercado a su abuela intentando iniciar una conversación casual, pero claramente con un interés que iba más allá de lo profesional y de su cargo tan por encima de todos los de ese pueblo. Mientras Elowen caminaba por los pasillos del supermercado, no pudo evitar reírse suavemente, la idea de que el alcalde estuviera tan interesado en su abuela le parecía divertida, casi como si estuviera viendo una comedia romántica en la vida real, su abuela, siempre discreta y con una elegancia natural, parecía tener al alcalde completamente cautivado, algo que hacía que la situación fuera aún más entretenida. Mientras tomaba las cosas que faltaban, Elowen pensó en cómo su abuela, con su encanto sutil, manejaba la atención del alcalde con una habilidad que solo alguien con su experiencia podría tener, la situación le sacó otra sonrisa, preguntándose qué otra estrategia podría usar su abuela para esquivar al persistente alcalde la próxima vez. Mientras Elowen recorría los pasillos del supermercado, reflexionaba sobre la situación de su abuela y el alcalde, aunque le resultaba divertido ver cómo el alcalde intentaba llamar su atención, también pensó que, después de tantos años sola, su abuela merecía la oportunidad de rehacer su vida y disfrutar de una nueva etapa, su madre también lo merecía, las dos deberían buscarse un novio para comenzar desde cero y ser felices, quizás, después de todo, permitir que alguien entrara en sus vidas no sería una mala idea. Elowen sonrió con la idea, sintiéndose feliz por su abuela, después de todo, todos merecen una segunda oportunidad en el amor y en la vida.
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