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—Madre, se supone que este debería ser el día más feliz para mi esposa y ahora la haces llorar, ¿No sientes vergüenza? —Caleb se acerca a mí solo para abrazarme, me toma en brazos para entonces apoyarme en su pecho, acariciaba mi pelo de la manera más delicada posible. Sonrió entre su pecho mientras observo como mi suegra se aleja hablando algo con su esposo. No me interesa si no le agrado, sé que ella tampoco me caerá bien y ahora mismo lo ha demostrado. Pero tengo un papel que seguir. Después de todo, es ella quien ha comenzado. —Vamos a sentarnos juntos, ¿Te parece bien? — Asiento a las palabras de mi esposo, él parece ser el tipo de hombre que aparentemente defiende a su querida esposa de los malos comentarios, ¿Quizás sea de esos hombres que son bastante protectores? Hasta ahora, Caleb Jones ha demostrado ser bastante decente y empático, pero no ha hecho comentario alguno de esta realidad que nos rodea ahora mismo. No soy tonta, esto no es un cuento de hadas, no estamos enamorados y lo nuestro definitivamente no fue amor a primera vista. Aunque no puedo decir que esté pensando él, siento como me mira y es la misma que me dan todos los hombres, siente una clara curiosidad y/o atracción hacia mi físico, ¿Qué hombre no lo haría? Quiero decir, y no es por sonar egocéntrica, pero hace muchos años estando con la basura de mi ex, quien me obligo a seguir una estricta dieta y rutina de belleza la misma se había quedado conmigo. No miento al decir que soy hermosa, estoy consciente de ello y hace tantos años pensé que era una maldición, mis cabellos rubios y cortos hasta el cuello, junto con un cuerpo lo bastante sensual, ¿Las miradas que recibía?, sabía leerlas y descifrarlas, no hay duda Caleb me mira con curiosidad. —Siento mucho todo aquel escándalo que ha hecho mi madre, Daphne, no pensé que reaccionaría de esa manera. —Caleb limpia las lágrimas que siguen cayendo por mi rostro, su tacto es tan suave y delicado que me querida dormida, pero debo recordar donde estoy y con quien, algunos invitados murmuran, pero los ignoro. —Vamos a sentarnos ¿Te parece bien? —Asiento a las palabras de Caleb quien aparentemente se ve preocupado. —Si no es molestia, me gustaría descansar los pies. —Murmuró hacia Caleb quien asiente despacio, me ayuda a ir a nuestra mesa y una vez que mi trasero toca el suave mueble, siento que el peso de hace unos momentos desaparece. —Si hay algo que pueda hacer para que me perdones, te ruego que me lo digas. —Ladeó la cabeza un poco y pienso bien en sus palabras. Claramente él no tiene la culpa de lo que haya hecho su madre. No respondo de inmediato y es cuando Caleb me tiene ahora sostenida de la mano, observo como uno de los tantos camareros avanza con champagne lo detengo para tomar una para cada uno y luego dejo que se vaya, es momento de que tome un poco y es que, anteriormente gracias al extraño había dejado caer mi copa. —Quisiera que brindaras conmigo. —Caleb parece desconcertado y estoy segura de que esperaba cualquier cosa menos aquello, pero al menos no me rechaza en esto, parece mirar la copa como si estuviera pensando en algo sumamente importante. — —No tomo nada que tenga que ver con el alcohol, pero este es un momento especial para ambos, brindaré contigo, Daphne, pero me temo que no seré capaz de tomar una sola gota. —Bien, mi esposo parece ser una caja de sorpresas. —Hay tantas cosas por las cuales podríamos brindar ahora mismo, la salud, la fidelidad o por los presentes que han estado aquí, sin embargo ¿Por qué quieres brindar tú? —Me pregunta con una especie de voz suave, me encojo de hombros ante su pregunta. —Brindemos porque este matrimonio pueda resultar creíble y por, sobre todo, el comienzo de una nueva vida. —Caleb me mira con cierto interés, no quiero creerme que de verdad él parece estar cómodo con todo esto, yo no deseo ser la marioneta de mi padre ni mucho menos porque para mí era más que seguro que mi ahora esposo, estaba siendo utilizado. —¿Y no crees que podríamos hacerlo de verdad en lugar de seguir una mentira por nuestros padres?—Caleb me mira bastante serio y hasta cierto punto no puedo evitar mirar hacia algún otro lugar que no sean sus ojos.—Te seré sincero, Daphne y es que no me gustan las mentiras, y desde que entraste por las puertas de la iglesia no deje de mirarte, no quiero estar en un falso papel de esposo perfecto, quiero que de verdad tengamos una relación, conocernos el uno al otro y luego, poder reírnos del pasado en el que solo debíamos fingir este matrimonio.—Parpadeo, me cuesta bastante procesar tanta información que mi esposo ha soltado tan pronto. —¿Tú quieres que dejemos de fingir? —Caleb asiente con un aire de seguridad. —¿Estás consciente de que no nos conocemos el uno al otro y que posiblemente este sea el peor error que podrías haber cometido? —El rostro de Caleb muestra un ligero ceño fruncido, que tan pronto es cambiado por una suave sonrisa, con su mano que no sostiene la copa, alcanza la mía para apretarla sin usar fuerza. —Somos humanos, Daphne, está en nuestra naturaleza cometer errores, pero quisiera que me dieras la oportunidad de conocerte, déjame ver qué cosas te gustan y cuáles no. Quiero, sobre todo, hacer que te sientas cómoda en este matrimonio. —Caleb parece hablar en serio en todo, y esto me cuesta muchísimo porque siento una extraña culpa por pensar que él era igual que mi padre, con el fin de alcanzar sus objetivos. Entonces no debería juzgarlo tan pronto. —No sé qué decir…No pensé que pensaras de esa manera. —Murmure tratando de parecer tranquila, ahora mismo estoy confundida. Nadie jamás se había preocupado por hacerme sentir cómoda, ningún hombre en mi vida hizo algún esfuerzo por que yo estuviera bien y ahora, parece que el hombre que apenas conozco y con el que pasaré bastante tiempo, desea hacerme cambiar de opinión. —Te ruego por una sola oportunidad, y si fallo entonces no insistiré. —Suena como algo justo, mis ojos se encuentran con los de Caleb, sus oscuros ojos que parecen una especie de agujero n***o tratando de devorarme. ¿Tenía algo que perder ahora mismo?, ya estaba casada. —De acuerdo, Caleb…Te daré una oportunidad para que esto pueda funcionar, mas no te aseguro que realmente lo haga, y es más que, decir tantas mentiras me está fastidiando. —Una gran sonrisa crece en el rostro de mi esposo y este se toma el atrevimiento de llevar mi mano, la que aún no soltaba, a sus labios y dejar un beso en el dorso de esta. —Te agradezco mucho que me des la oportunidad, haré que sientas verdaderos sentimientos por mí, quiero hacer que te enamores de mí, así, como yo lo haré de ti. —Nuestras copas de champagne chocan ligeramente y sin dudarlo dos veces tomó el líquido burbujeante que cae por mi garganta, la sensación es breve, lo que hace que me haga buscar mucho más . Entre tantas copas de champagne que había tomado, eventualmente había perdido la cuenta sin embargo el alcohol era una gran ayuda para cubrir mis sentimientos, no estaba ebria como para vomitar en este vestido que ha estado matándome desde hace unas horas, pero tampoco estaba tan sobria como para evitar que mi boca dijera algo mucho antes de que lo pensara. Era evidente que sonreía por todo lo que mis ojos vieran, incluso la cara enojada de mi padre se había vuelto una distorsionada cara sonriente, algunos invitados podían creer que, la novia estaba tan feliz en su gran día que no ha podido tomar unas cuantas copas, afortunadamente mi esposo no se había alejado de mí en ningún momento, esto ya que, la prensa estaba presente. ¿Sería bueno hablar con la prensa estando en este estado?
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