La fiesta de celebración de la boda seguía en su humilde apogeo, claro, como si todos los invitados que no conozco estando más que ebrios fuera algo humilde, sobre todo y es que antes de esto, debía dar el primer baile con mi esposo, no había salido tan mal como pudiera imaginar, no lo he pisado y él tampoco a mí. A pesar de mi estado, el cual era llevar algunas copas encima, cualquiera en mi estado podría desenvolverse con gracia en el escenario, siempre y cuando nadie me hiciera decir unas palabras estaría bien. Y es que, ¿Qué podría decir al respecto?, ¿Les diría a los invitados que esta boda falsa solo fue un truco para que la empresa de mi padre y la de mi esposo se fusionan en una sola? Eso sería algo que se vendería como pan caliente, pero también significaba que mi padre estaría sobre mi regañándome por absolutamente todo, posiblemente también me haría desmentir lo que he dicho, la verdad es algo que se mantendrá oculto por un largo tiempo. Y, sin embargo, ¿Encima de mí debería decir de mí?, Daphne Park es el apellido que llevo desde hace tantos años que lo mejor a veces parece ser olvidarlo, recibí mis 26 años de una manera en la que jamás había esperado, me habían dicho que debía casarme o de lo contrario no recibiría dinero, el dinero que me correspondía por ley.
Pero no estamos aquí para hablar de trabajo o algo así, estamos aquí para conocer un poco más sobre mí. En fin, mi padre no dejaba que trabajara o que me hiciera independiente ya que, de alguna manera temía que volviera a cometer el error de mudarme con un patán al que creía amar, si, mi expareja era el tema favorito de mi padre, el cual usaba para hacerme ver mal, y para, sobre todo, dejar claro que no me daría la razón. A veces quería creer que me protegía o que al menos le preocupaba, pero luego comprendió que lo único a lo que mi padre podría hacerle caso o demostrar algún pequeño cariño es a su empresa. Una empresa de metros y metros de alto era más importante que su única hija. No es como que lo culpara, a mí tampoco me importaba, hace tantos años dejó de importarme que no duele.
Al menos esa es la mentira que me digo todos los días para que no me doliera tanto.
No tenía la posibilidad de tener algún empleo estable y si es que me atrevía a hacerlo, mi padre intervendrá para hablar tanta porquería como le hiciera posible, estamos en un mundo dominado por los hombres, y hacerle caso a un señor con traje que tiene miles y miles de millones era más importante que darle una oportunidad a una mujer. Aprendí a vivir con esto hace ya tiempo, por lo que no me molesto ya en reclamarle. Salir de fiestas todos los días con personas que dicen ser mis amigas era un pasatiempo que adopte después de romper con la basura de mi expareja, noches de incontrolable placer y alcohol fue por un tiempo, mi pasatiempo favorito, en las mañanas estaba dormida junto con una terrible resaca que no me dejaba en paz.
Esto pareció enojar a mi padre y es que en todas las portadas del periódico estaba su única hija como una de esas modelos tan aclamadas por el mundo. Así que, un día mientras yo estaba cuidando de mi madre, el hombre que se hace llamar mi padre apareció para decirme que, o hacía lo que él decía y me casaba con un extraño para poder funcionar una empresa, o me dejaba sin un solo centavo y encima de esto mi madre sería la que pagaría las consecuencias. Sinceramente no me importaba estar sin dinero, no me importaba no tomar de manera incontrolable en las noches y tampoco me importaba recibir regaños de mi padre. Pero mi madre, era todo aquello que, si me importaba, por esto estaba aquí, teniendo un vestido que no me deja respirar, zapatos que me lastiman con cada paso que doy y con un hombre al que apenas le he dicho nada.
Por eso ahora mismo, estaba soportando la plática de una señora que no deja de decir que tengo un hermoso vestido y que espera que tengamos muchos hijos con mi esposo. ¿Acaso estábamos en esos siglos donde las mujeres debían quedar embarazadas ni bien se casaban?, no señora, no tengo intenciones de tener hijos. Pero esto no es algo que pueda decir.
—Su bonita historia de amor me conmovió muchísimo, y no mencionemos el inesperado matrimonio. —La señora que está delante de nosotros tiene un anticuado vestido que, en lugar de parecer cómodo, la hace ver como si tuviera muchísimo calor.
—Y que lo diga, en lugar de historia de amor, parece más bien un cuento inventado ¿No es verdad? —Suelto una traviesa risita, la señora hace una mueca y es que no esperaba esto. —
—¿Qué cosa es la que está inventada? —La mujer mayor no comprende, y como si se tratara de un cachorro ladea la cabeza. —
—No le haga caso señora Miller, mi esposa es una gran fan de las historias de amor, por eso fue por lo que me enamoré de ella, es una romántica empedernida de esos libros que solo hablan de amor, imposible o posible. —Mi esposo responde en mi lugar, me sostiene del brazo y aprieta ligeramente, haciendo que me dé cuenta de lo que dice. —
—Eso que dijo mi querido esposo, señora Miller. —Respondo ahora con una falsa sonrisa dulce, he mirado a mi esposo con ganas de decirle que me suelte, pero solo aprieta un poco más, no me duele, sin embargo, que me sostengan del brazo no hace más que traer a mí, malos recuerdos. —
—¡Oh, el amor joven!, pensé que se había extinguido para siempre. —La señora Miller sonríe, las arrugas de su rostro se marcan, tiene papada que le está a punto de colgar. —Estos jovencitos de hoy en día solo quieren usar esas aplicaciones para tener encuentros carnales y nada más, me alegra ver que al menos ustedes son una clara muestra de que el amor sigue en el mundo. —Con todas mis fuerzas tengo que evitar rodar los ojos, pero me aguanto y hago el mayor esfuerzo posible para que así sea. —
—Tiene mucha razón señora Miller, pero ahora mi querida esposa y yo debemos irnos, hay más invitados que quieren hablar con nosotros. ¿No es así cariño? —Escuchar esto de los labios de mi esposo logra desesperarme, pero le había prometido intentarlo. Aunque me parece increíble lo que dijo hace unos momentos, quiere enamorarme, si claro, buena suerte romeo. Esta julieta no quiere morir por ahora. —
—Es cierto, fue un placer conocerla y hablar con usted señora Miller, la próxima vez use otro vestido, uno menos llamativo. —Le digo a la mujer, esta parece no haber comprendido lo que le dije, siendo que sigue sonriendo. Para entonces mi esposo me ha soltado y doy gracias a todos los cielos, que lo ha hecho por voluntad propia, estaba a punto de soltarme de mala manera, aunque supongo que él no lo ha hecho con alguna mala intención, al menos eso es lo que quiero creer.
—Daphne, me ha quedado claro que esto es un matrimonio forzado, pero por favor, hoy es nuestra boda y debemos ser cautelosos. —Escuchó las palabras de mi esposo, evitar rodar los ojos, pero siento que la culpabilidad no tarda en llegar.
—Lo siento Caleb, te obligaron a casarte con una mujer que es todo menos perfecta, no culpo a tu madre si me odia de inmediato. —Respondo con un poco de gracia, lo que ha sucedido antes me ha hecho reír un poco y también es lo que ha logrado hacer interesante esta noche.
Parece que mi esposo quería decir algo a lo que dije, pero contrario a eso una voz se hace presente entre nosotros, la reconozco porque aquella voz suave pertenece a mi madre. Mi corazón se encoge un poco al verla ahí con una sonrisa que llega a sus ojos, parece contenta de saber que su hija ha encontrado el amor, al menos eso es lo que le han hecho creer. Se que le causé muchas preocupaciones cuando decidí mudarme con la basura de la persona que era mi ex, como cualquier madre ella se preocupó bastante y no descanso lo suficiente. Al final, cuando ya pude comprender lo que sucedía y en que me estaba metiendo pude darme cuenta de que esto no estaba bien. Mi padre por lo contrario se había dado cuenta de que era débil por mi madre, así que usa su enfermedad en mi contra para hacer lo que él diga. Cada vez más y más, mi madre llega hasta dónde estamos y con una amable sonrisa llega hasta nosotros.
—Me alegra por fin estar en frente de la pareja, creo que estaban tan ocupados que no pudimos hablar luego de llegar de la iglesia ¿No? —Veo de reojo como Caleb tiene una expresión extrañada, está claro que él solo ha de conocer a mi padre.
—Lo siento mucho por eso, pero ahora será un buen momento. -Aclaro mi voz. —Caleb, ella es mi madre Sofia Park. —Ahora mi esposo puede comprender bien lo que está pasando.
—Es un placer conocerla señora Sofía, lamento si esta boda junto con el compromiso la ha tomado de sorpresa. —Mi madre asiente, claro que debe haberla tomado por sorpresa, a mí también.
—No te disculpes jovencito, solo quiero pedirte que cuides de mi pequeña Daphne, ella ha sufrido en esta cosa que llamamos vida, pero en el fondo es más dulce que la miel. —Caleb levanta una ceja y yo solo puedo negar con la cabeza.
—Lo tendré mucho en cuenta señora Sofía, sobre todo espero que esté disfrutando de la fiesta. —Mi madre asiente, y luego detrás de ella saca un regalo, pensé que los regalos estaban en la mesa central. Lo siguiente que sueca es que mi madre hace que estire mis manos para sostener la caja que trae, el regalo tiene un hermoso papel en color carmesí junto con un lazo de color plateado.
—Se que la boda está a punto de acabar, por lo quería darte este regalo antes y en privado. Pero ahora supongo que es mejor que tu esposo también esté enterado y así no lo tome por sorpresa. —Mi esposo levanta una ceja, parece tan intrigado como yo. —Este es un conjunto de lencería para noche de bodas que ha pasado de generación en generación y ahora es tuyo, Daphne. —Bien, no esperaba para nada que mi madre me diera un regalo como este. Aunque no es como que hubiera querido saber que todas las mujeres de mi familia tuvieron sexo con aquello que se encuentra en esta caja.
—Madre, yo…Te agradezco mucho el gesto, pero no creo que ahora quiera hablar de mi noche de boda. —Mi madre ladea la cabeza un tanto confundida pero luego vuelve a sonreír.
—No seas tímida hija, esto es algo de lo más natural, pero comprendo bien que no quieras mencionarlo ahora. —Asiento con la cabeza y veo como mi esposo no tiene una clara expresión en su rostro, no puedo saber si está incómodo o avergonzado. Sin embargo, éramos dos extraños en una situación nada normal, no era como ir a esos bares para luego tener sexo con desconocidos que nunca volverían a verse, yo tendría que verlo seguido. —Debo irme a buscar a tu padre, debe estar rodeado por todos esos hombres de negocios. Caleb fue un placer conocerte y bueno, espero ir a visitarlos pronto. Daphne, cuídate. —Mi madre se acerca para besar mi mejilla, dejo que lo haga y luego con la mano se despide de mi esposo.
Al final, solo quedamos él y yo.