Natasha salía del auditorio con una sonrisa que parecía inquebrantable, caminando junto a sus padres mientras sostenía sus reconocimientos con orgullo, la emoción del día aún la envolvía después de la sesión de fotos con sus amigas, pero todo cambió al dar unos pasos más y levantar la vista, allí, a unos metros de distancia, estaba Alexei. Él la observaba con una expresión que no lograba descifrar del todo; una mezcla de orgullo, nostalgia y algo más que la inquietaba, en sus manos sostenía un ramo de rosas rojas, tan frescas que parecían recién cortadas y estaba vestido con una elegancia que destacaba incluso en medio de la multitud, a su lado estaban sus padres, la miraban con una sonrisa cordial y la pareja Volkov claramente tenían unas sonrisas, complacidos con su presencia.
La felicidad que la había acompañado durante toda la ceremonia se desvaneció de inmediato, su pecho se tensó y su sonrisa se congeló, Alexei, justo él, Natasha no había esperado verlo en un día como ese, uno que deseaba mantener libre de complicaciones y recuerdos que prefería dejar en el pasado.
— ¿Qué demonios hace ese tipo aquí? — preguntó en un gruñido viendo a su madre.
— Yo invite a nuestros amigos, Alexei es su hijo y no podían dejarlo afuera de esta celebración, es hermano de tu cuñado también. — Olga la quiso tomar del brazo.
— Hija, ya pasaron dos años, no puedes seguir resentida por un error de una sola noche. — Viktor intervino.
— ¿Error de una sola noche? — Natasha se cruzó de brazos.
— Alexei ha estado soltero durante estos últimos dos años, no ha buscado a otra mujer y continúa pensando en ti, mi hermano ha vivido muy arrepentido de todo. — Vladimir terminó interviniendo también.
— ¡A mí que me importa que esté arrepentido! — le soltó un gruñido de molestia — ¡Me jodió la vida una vez y hoy aparece a joderme mi mejor momento! ¿No podías decirle que se mantuviera alejado? — no iba a evitar demostrar su desprecio por Alexei.
— ¡Natasha, compórtate como señorita! — Olga le hablo fuerte.
— Le voy a meter el ramo por el culo si se me acerca. — se soltó del agarre de su padre y bajo las gradas a paso golpeado por el enojo.
— Natasha. — dijo Alexei, dando un paso hacia ella mientras extendía el ramo.
Su voz era suave, como si intentara no perturbar el momento, pero sus ojos buscaban los de ella con insistencia, pero ella pasó a su lado ignorándolo completamente y fue directo a los brazos de uno de sus profesores favoritos para despedirse de él, llamó al fotógrafo pues deseaba un recuerdo con ese hombre que la ayudó a entender muchas cosas del mundo financiero.
— Pensé que ya había perdonado. — comentó Sergei a su amigo.
— Es testaruda, pero si le tienes paciencia y comienzas a hacer las cosas bien puede que consigas ganarte su favor en pocas semanas. — Viktor le dio unas palmadas en el hombro a Alexei.
— Sigo enamorado de ella, han sido dos años separados y de verdad que no quiero seguir esperando más tiempo. — el hombre lo vio.
— Tu tranquilo, vas a tener esta noche durante la fiesta para conquistarla de inmediato. — Anastasia sonrió, dándole ánimos silenciosos.
Natasha estuvo hablando con su profesor por un buen tiempo, lo que menos quería era que Alexei se le acercara y de mala suerte ninguna de sus amigas estaba cerca para que le sirviera de protección, al final el profesor tuvo que retirarse pues había otros estudiantes que también querían recuerdos con él y fue en ese momento cuando él aprovechó para acercarse.
— Felicidades por tu logro, estoy muy orgulloso de ti. — dijo Alexei extendiendo el ramo de rosas hacia ella.
— ¿Por qué pensaste que era buena idea venir? — Natasha bajo la mirada — ¿En qué momento pensaste que para mí iba a ser grato verte en mi día especial? — no tomo el ramo, incluso lo vio con cierto desprecio.
— Porque sigo enamorado de ti y por estos dos años pensé en esperar para que te concentraras única y exclusivamente en tus estudios, ya terminaste tu carrera, quiero que me des una segunda oportunidad. — le tomó una de las manos para obligarla a tomar el ramo.
— No voy a darte ni las gracias. — se dio media vuelta y caminó hacia el estacionamiento.
Natasha le tenía un profundo odio porque no solo le había roto el corazón, hablo pestes de ella con todos sus amigos, amigos que habían pasado meses insistiéndole que lo perdonara porque fueron las mujeres del club quienes lo habían drogado para aprovecharse del pobre infeliz, se disculparon con ella por haberlo presionado para que se fuera con ellos en lugar de que pasara la noche de su cumpleaños en casa, pero Natasha sabía toda la verdad, verdad que no había compartido con nadie más que Mira. Encontró un basurero cerca y sin pensarlo lanzó en ramo de rosas sin dudarlo un solo minuto, escucho la voz de su padre llamándola, seguramente iba a pelear con ella por lo que hizo, se detuvo cerca de su auto y se dio la vuelta solo para verlo caminar hacia ella con paso firme.
— ¿Como puedes hacer semejante espectáculo? — pregunto con molestia, pero en un tono de voz bajo.
— ¿Como puedes ser capaz de arruinarme este día? ¿No te importan mis sentimientos? ¿No te importa lo que me hizo? — Natasha ya no era una niña que se dejaba controlar al cien por ciento — A ustedes puede venir y decirles que no ha estado con ninguna otra mujer desde hace dos años, pero teniendo novia se revolcó con dos prostitutas ¿Quién les asegura que no lo sigue haciendo? ¿Te gustaría que tu propia hija tuviera una enfermedad de putas? Dices que buscas lo mejor para mí, pero me estás forzando a aceptar a un maldito infiel que tiene que pagar para que se la mamen. — abrió el auto y lanzó su toga adentro antes de subirse.
— ¿A dónde vas? — Viktor se tuvo que morder la lengua por la forma en que su hija le habló.
— A mi trabajo, tengo que recoger mis cosas porque la pasantía termina hoy mismo. — dijo mientras apretaba el volante.
— Te quiero en casa antes de las seis, debes arreglarte para la fiesta de esta noche, eres la invitada de honor y no puedes estar tarde. — se apartó al escuchar como el motor del auto rugía.
Natasha apenas podía contener su enojo mientras iba conduciendo, la presencia de Alexei en un día tan importante la había dejado furiosa, su intento de mostrarse indiferente ante sus padres y él no había sido exitoso, por dentro hervía de frustración y no pudo disimularlo, aunque tampoco quería hacerlo, mientras apretaba las manos al volante de su auto no dejaba de pensar quien en su sano juicio se presentaría a un evento como ese sin ser invitado, aunque claro, su madre dijo que fue ella quien los invito, pero no podía creer que Alexei tuviera la cara tan dura de haber aceptado presentarse después de todo lo que ocurrió.
Natasha apretó los labios, sabía lo que su familia estaba pensando, Alexei era encantador, educado y, según ellos, "el partido perfecto", pero para ella, él representaba algo muy diferente; el pasado, un pasado que había decidido dejar atrás. Pisó el acelerador con determinación, pasando de largo sin mirar atrás. Sabía que su padre iba a regañarla duramente en la primera oportunidad que tuviera y todo por la forma en que se había expresado, pero no dijo nada que no fuera verdad, su padre estaba poniendo a un hombre que podría llevar la empresa cuando decidiera jubilarse por encima de su bienestar mental y su salud física, porque ella sabía la verdad, Alexei no había estado soltero durante esos dos años de separación, estuvo saliendo con mujeres y se estuvo acostando con ellas, tenía evidencia de todo.
Natasha llegó al edificio de la empresa con la cabeza aún llena de pensamientos sobre lo ocurrido, pero al bajar del auto y mirar hacia la imponente estructura, decidió dejar esos sentimientos fuera. Ese era otro capítulo que se cerraba ese día, enderezando los hombros y entro al lobby con determinación, el ambiente en la oficina era tan familiar como siempre, aunque ese día tenía un matiz diferente, colegas que habían sido parte de su pasantía la saludaban al pasar, algunos con palabras de felicitación por su graduación, otros con una leve tristeza al saber que era su último día con ellos, Natasha había trabajado como directora de operaciones junior durante esos dos años, y aunque el cargo era temporal, había dejado una huella significativa en el equipo.
Al llegar a su oficina, miró alrededor, la pila de documentos que había organizado la noche anterior estaba lista para ser entregada a su sucesor, las notas en la pizarra marcaban los últimos proyectos que había liderado y su escritorio, siempre impecable, solo mostraba una foto familiar que pensaba llevarse. Natasha se sentó por última vez en su silla, encendió la computadora y revisó los correos, había algunos mensajes de despedida, llenos de buenos deseos, y otros más técnicos que resolvió rápidamente, una vez terminado, apagó el monitor y comenzó a guardar sus cosas en una caja que había dejado lista desde el día anterior.
El marco con la foto familiar fue lo primero en entrar a la caja, seguido de algunos libros que había traído para consulta y una pequeña planta que había cuidado desde el primer día, un regalo de bienvenida que le dio la secretaria de su jefe, mientras guardaba todo, recordó los retos que había enfrentado en esos dos años; noches trabajando hasta tarde, decisiones difíciles que había tenido que tomar y la satisfacción de haber demostrado su valía, cuando cerró la caja, su supervisor, el director de operaciones, entró a la oficina.
— Natasha ¿Puedo robarte un minuto antes de que te vayas? —preguntó con una sonrisa amistosa.
— Claro, señor Belova... — se sentaron frente a frente, y él le tendió un sobre blanco —Es una carta de recomendación, no es suficiente para expresar lo increíble que has sido para el equipo, pero espero que te sea útil en el futuro. — Natasha lo tomó con gratitud, asintiendo.
— Gracias, de verdad, aprendí mucho aquí y estoy segura de que llevaré todas estas experiencias conmigo. — realmente no quería dejar la empresa, era un lugar que le gustaba mucho.
— Sabes, yo ya estoy cerca de jubilarme, dentro de tres meses será oficial. — arregló los bordes de su saco.
— Así escuche, a todos nos llega nuestro momento, usted hará una gran falta entre todos. — sonrió sin poder disimular su tristeza.
— La vacante va a quedar libre, espero que te mantengas revisando siempre tu correo electrónico y que estés muy pendiente de las llamadas. — Belov sonrió y tendió la mano hacia Natasha.
— ¿Podrían considerarme a mí para su puesto? — preguntó con mucha incredulidad.
— No lo sé, podrían tomar en cuenta todos los proyectos exitosos que has tenido, los aciertos y la valentía para enfrentar problemas, tienes mucha madera para trabajar aquí. — se puso en pie con una sonrisa en los labios.
Natasha estaba feliz de haber podido pasar esos últimos dos años aprendiendo de un hombre tan sabio como Belov, era un hombre muy audaz, con un ojo crítico para todo y ella aprovechó todo del tiempo que pasó con él a absorber de sus experiencias. Cuando Natasha se disponía a salir del edificio con su caja en manos y después de haberse despedido formalmente de todo su equipo de trabajo, un murmullo recorrió el piso, al voltear, vio al mismísimo CEO de la empresa, el señor Igor Andreev, caminando hacia ella con una sonrisa serena, pero imponente, el impacto fue inmediato, no era común que él bajara a ese nivel del edificio y mucho menos para alguien que, hasta ese día, seguía siendo pasante.
—Señorita Volkov, un momento por favor. —dijo Andreev, deteniéndose frente a ella.
Natasha se quedó petrificada por un instante, pero rápidamente recuperó la compostura y asintió con una mezcla de sorpresa y respeto, aunque discretamente volteo a ver Belov para saber si él sabía algo de lo que estaba pasando, pero el hombre solo se encogió de hombros con una discreta sonrisa, si sabía, pero no iba a decirle.
— Señor Andreev ¿En qué puedo ayudarlo? — preguntó, intentando sonar tranquila. Él le tendió un sobre n***o con detalles en dorado, claramente algo formal y especial.
— Es un reconocimiento por el éxito que tuviste liderando el último proyecto del departamento de operaciones, los resultados superaron nuestras expectativas y gran parte del mérito es tuyo, no podía dejar que te fueras sin reconocértelo personalmente. — dijo el hombre sonriendo ampliamente.
Natasha, completamente atónita, tomó el sobre y lo abrió con manos temblorosas, dentro había un certificado oficial con su nombre, destacándola como una de las mayores promesas de liderazgo en la empresa. Además, venía acompañado de una nota escrita a mano por el mismo Andreev, agradeciéndole por su compromiso y profesionalismo.
— Estamos seguros de que este no será el último éxito que consigas, Natasha, si decides regresar, aquí siempre tendrás un lugar. — añadió Belov, con un leve gesto de asentimiento.
— Gracias, señor Andreev... — apenas podía encontrar las palabras — Esto significa mucho para mí, ha sido un honor trabajar aquí y agradezco la confianza que pusieron en mí, gracias a ambos y a todos los del equipo. — alzó la mirada, conteniendo las emociones en sus ojos.
— El honor es nuestro. — respondió Andreev, antes de extenderle la mano para un firme apretón.
El pequeño grupo de colegas que había quedado en el piso se detuvo a observar la escena, aplaudiendo con admiración, Natasha, con el reconocimiento en una mano y su caja en la otra, salió del edificio con el pecho lleno de orgullo y emoción, lo que inicialmente parecía ser solo un cierre más se había convertido en un recordatorio de lo lejos que había llegado y de todo lo que aún podía lograr. Mientras salía del edificio, Natasha no pudo evitar sonreír para sí misma, ese día había sido una montaña rusa de emociones, pero el cierre profesional que acababa de experimentar le dejaba una satisfacción única, todo eso lo había conseguido por su propio esfuerzo y dedicación.
Obtener méritos basados únicamente en su propio esfuerzo, sin la sombra de las conexiones de su padre, era algo que valoraba profundamente, en más de una ocasión, sabía que su padre, un hombre influyente en ciertos círculos empresariales, había intentado "facilitarle" las cosas, aunque siempre agradecía su apoyo, detestaba la idea de que alguien pudiera atribuir sus logros a su apellido en lugar de a su trabajo duro, durante sus años de infancia se la paso escuchando a su padre decirle que tenía que esforzarse duro para conseguir sus méritos, pero apenas cumplió la mayoría de edad su padre comenzó a intervenir en sus cosas.
Ese reconocimiento por parte del CEO era diferente, no había favores, ni recomendaciones externas; solo ella, sus habilidades y la dedicación que había puesto en cada proyecto, era la validación que necesitaba para demostrar, tanto a los demás como a sí misma, que podía brillar sin depender de nadie más, se estaba comenzando a sentir con poder sobre su vida. Subió al auto, dejó escapar un suspiro de alivio y se permitió disfrutar el momento, ese logro no solo marcaba el final de un capítulo, sino también la confirmación de que estaba lista para enfrentar el próximo con la misma determinación que la había llevado hasta allí.
Natasha condujo de vuelta a casa con la mente aún en el reconocimiento que había recibido y en todo lo que había logrado ese día, sin embargo, su estado de ánimo se oscureció al recordar el encuentro con Alexei y a la familia Petrov, lo último que quería era enfrentarse a ellos, especialmente después de la escena en el estacionamiento de la universidad. Al llegar, estacionó su auto en el garaje con cautela, deseando que la casa estuviera vacía, el silencio en el jardín delantero le dio un poco de esperanza, mientras sacaba la caja con sus cosas y cerraba el auto sintió un ligero dolor en el estómago, entró al vestíbulo y para su alivio, todo parecía tranquilo, no se escuchaban risas ni conversaciones provenientes de la sala y las luces estaban apagadas, Natasha dejó escapar un suspiro de alivio mientras caminaba hacia su habitación.
Dejó la caja sobre su escritorio y se quitó los zapatos, mientras se deslizaba en la silla frente a la ventana, miró hacia el jardín trasero, allí, su madre solía sentarse a leer, pero hoy el espacio estaba vacío.
— Finalmente paz y tranquilidad. — susurro mientras estiraba los brazos.
Aun así, no podía evitar pensar en la desaprobación que había notado en los ojos de su padre al ignorar a Alexei y al haberle hablado de aquella forma tan maleducada, sabía que eventualmente tendría que enfrentar oficialmente a la pareja Petorv y explicar su postura firme sobre no regresar con Alexei, pero no era ese día, Natasha quería disfrutar su momento, reflexionar sobre sus logros y planear lo que venía después sin que nadie la cuestionara o tratara de imponerle algo, se permitió cerrar los ojos y apoyarse en la silla, en su mente, los aplausos de sus compañeros y las palabras del CEO se sobreponían a cualquier incomodidad causada por los Petrov.
— Natasha. — la voz repentina de Anastasia la sobresaltó
— Creí que no había nadie en casa. — dijo mientras la veía.
— Estamos en el quiosco comiendo, las sirvientas anunciaron tu llegada y mamá me mandó por ti, quieres que nos acompañes para que pruebes los ricos pastelitos que trajo Yulia, son de tu pastelería favorita. — se quedó bajo el marco de la puerta.
— Gracias, pero no quiero verle la cara a ningún m*****o de esa familia. — volvió a girar en la silla.
— Vladimir no tiene por qué pagar los platos rotos de su hermano, él compró tu champaña favorita y todos queremos celebrar tu graduación, no deberías ser tan malagradecidas. — se cruzó de brazos con molestia.
— Mi problema no es con Vladimir, mi problema es con Alexei y sus padres, si él se ve aludido por algo, no es mi problema... — Natasha se levantó de la silla con algo de brusquedad — ¿Que champaña trajo? ¿La dorada con sabor a melocotón? Detesto esa champaña porque siempre que la bebo me provoca dolor en los dientes, es a ti a quien le gusta eso. — se cruzó de brazos viéndola con seriedad.
— Vladimir solo quería ser amable... — Anastasia se emocionó tanto por la bebida que olvidó que su hermana la odiaba — Hablaré con mamá y le diré que no te sientes bien para acompañarnos, para la cena papá pidió que hubiera mucha champaña de fresa, espero que eso mejore tu humor. — tomo el pomo de la puerta y retrocedió.
— Dile también que si Alexei sigue en la casa cuando sea el momento de la fiesta, yo no voy a bajar. — lo dijo con una determinación férrea en su voz.
— No seas tan malagradecida ¿Vas a arruinar su esfuerzo solo por un capricho? — la observo con mucho reproche.
— Ellos arruinaron mi día invitándolo, parece que a nadie le importa lo que yo que siento ni lo que yo pienso, mucho menos lo que quiero, se supone que este día era solo para mí, que yo sería la protagonista de todo. — se cruzó de brazos.
— No te preocupes, esta noche vas a ser la protagonista. — Anastasia cerró la puerta al haber salido por completo.
Natasha dejó caer su cuerpo sobre la cama, mirando al techo mientras un pesado suspiro escapaba de sus labios, la idea de enfrentarse a Alexei por segunda vez o a sus padres mientras lo defendían le resultaba insoportable, sabía que cualquier interacción terminaría con miradas acusadoras, comentarios pasivo-agresivos o, peor aún, un sermón sobre cómo estaba siendo "demasiado dura" con él, pero Natasha no estaba dispuesta a ceder, no ahora, cuando acababa de lograr tanto por sí misma y lo último que quería era lidiar con la presión de relaciones forzadas.
Decidida a no bajar, tomó su laptop y se puso a trabajar en algunos planes que tenía para el futuro, revisó correos, actualizó su currículum y comenzó a buscar programas de posgrado, con el paso de las horas, el ruido en la mansión se hizo más presente, el patio trasero estaba siendo decorado para la gran celebración de esa noche, en un momento, escuchó la voz de su madre llamándola, probablemente para que se uniera a ellos en la sala o en la mesa del comedor, Natasha no respondió, en su lugar, envió un mensaje rápido por texto.
"Estoy cansada, prefiero quedarme en mi habitación. Gracias."
Se recostó de nuevo, esta vez con un libro en las manos, aunque estaba físicamente sola, su mente estaba lejos, soñando con las metas que tenía por delante y planeando cómo lograr más éxitos, el día pasó lentamente, pero Natasha lo resistió en su refugio, negándose a ceder terreno.