—¿Estás bien? —exclamó Shirley al mirar al chico
Saint la miró y sonrió.
—He estado peor, no hagas caso de esa bruja, ella es mala, pero, no puede lastimarnos.
Shirley lo llevó afuera.
—¿Vamos a la cocina? Quiero beber agua.
Shirley asintió y lo llevó a ese lugar.
Le sirvió un vaso con agua, y ella misma aprovechó para también beber un poco, y curarse del susto. Ella se sentó al lado de ese hombre.
—Cuando vuelva Kendrick esa bruja malnacida lo pagará.
—¿Ellos tienen mucho tiempo de casados?
—Casi un año, o tal vez menos, en realidad, no lo sé, desde que esa hiena llegó a casa, es como si hubiese lanzado un hechizo sobre todos nosotros, menos mal que Kendrick y todos los empleados podemos verla sin máscara, la ciega es tía Greta, que le cree su falsedad.
—¿Por qué es a
