Cuando Shirley despertó, miró alrededor, pensó en él.
—No fue un sueño —dijo
—¿Qué dices, Shirley? —exclamó Mila.
—Oh, nada, solo, tuve un sueño.
—Espero que no sea una pesadilla.
Ella no dijo nada, fue a cambiarse.
Mila le pidió a Shirley ayudarle a servir el desayuno, pero cuando llevaron las bandejas y vio a Kendrick, ella se puso nerviosa. Shirley fingió una fortaleza que no sentía.
—Buenos días —dijo Ava, ella miró a la mucama, e intentó besar a Kendrick, quien de inmediato la empujó de mala gana.
—¡Hijo! No rechazases así a tu esposa.
—¡No te entrometas, madre! Y tú, Ava, no te vuelvas a acercar a mí, o juro que te irá mal.
Ava le miró con dolor, y furia.
Shirley intentó servir el té a Kendrick, pero sus manos temblaron mucho, él pudo notarlo, y tomó su mano asustándola má
