El chofer los llevó hasta el hospital más cercano. —¿Señor? —Espera aquí —dijo Kendrick, soportaba el dolor, pero se había puesto pálido, sudaba y Shirley limpiaba su frente con una toalla, sabía que debía dolerle. Apenas entraron, ella habló con una enfermera, y el hombre pasó a urgencias para ser atendido, junto con ella. —¿Cómo se causó la lesión? —preguntó la doctora que lo atendió. Kendrick se quedó callado. —¿Usted es su esposa? —No. —Sí —dijo Kendrick, ambos se miraron—. Fue… un estúpido accidente, yo, tropecé y no vi el tenedor en la mesa, me lo encajé sin querer. La doctora arrugó el gesto con duda y los miró de mala gana. —No le creo, pero, usted sabrá. La doctora ordenó hacer de inmediato una radiografía y apartó a Shirley de él. —Dígame, ¿Usted le hizo esa herida? Q