Shirley intentó detenerlo, pero Kendrick más apretaba su cuello acabando con el aire de Ava.
—¡Si lastimas a mi madre, de verdad conocerás al Demonio de Lorf, te mataré, perra! —gritó
—¡Basta, Kendrick! —exclamó Shirley sollozando.
Su voz se coló en los pensamientos de Kendrick y cuando vio sus ojitos asustados no pudo más, decidió soltar a la mujer, quien cayó al suelo de rodillas, tosiendo, hiperventilando, recuperado su respiración.
—¡Kendrick! ¡Solo era una broma, bebé!
—¡Lárgate! —exclamó levantando la mano, ella se asustó y retrocedió.
Ava salió de prisa de ahí.
—¡No! No, me tengas miedo —dijo cuando sintió la mirada de Shirley, su voz era tan suplicante—. Tú no has escuchado lo que me ha dicho, ¡Por eso la ataqué! Dijo que mataría a mi madre, para vengarse de mí.
Shirley ab
