Asi que, el pelinegro al momento de bajarse del auto, miró como el otro sujeto, quien era un italiano como de unos 30 años, con lentes oscuros el cual parecía un gigoló, golpeaba con mucha insistencia aquella ventana. —¡Hey estúpida mierda! —gritaba Ivanno con mucho enojo —, ¿qué diablos te pasa? ¿tú no vez que tuviste la culpa? Aquel auto del otro caballero era casi de 200 mil euros y como lo había comprado recién, estaba enojado porque por su imprudencia, ahora lo arruinó, asi que, se desquitaba su enojo con el auto con quien chocó. —¡Te paraste muy rapido, por tu culpa choqué! ¿Y aquien le llamas mierda? —Pues a ti, quien más. —respondió Ivanno yendo hacía donde estuvo el choque y allí vio una pequeña abolladura. Por lo tanto, continuó diciéndole —Oye, tienes que pagar. —¡Yo no v