Ellos no se decían nada, pero con la mirada podías observar que había una gran chispa centellante entre los dos, a pesar de que eran como el agua y el aceite ya que venían de dos mundos distintos. Ella de los mundos de la nobleza y él desde el mundo de las calles, de la cárcel y de la mafia. Sin embargo, eso no fue impedimento para que prácticamente cupido los flechara y fueran arropados por el amor a primera vista, por parte de cada uno. —Entonces, si soy su asistente, seré verdaderamente su sombra. —comentó el pelinegro mirándola con algo de picardía—pero… ¿según usted no y que le molesta mi forma de hablar? Era obvio que ella no estaba habituada a tratar con personas como el pelinegro, pero como el hombre prácticamente movía cada fibra de su cuerpo a pesar de haberlo conocido hace poc