De camino al trabajo, Raúl me ve por el retrovisor y me da una sonrisa tierna, le devolví la sonrisa. Al momento le quité la mirada y me concentré en mirar por la ventana. Mientras doy vueltas a la forma en que reaccionó Lety, pienso que ella oculta algo y no me lo quiere decir. ¿Será algo grave? Me desechó de ese pensamiento. Jamás, si tuviera algo ella me lo diría, para eso tenemos bastante confianza. Pero de algo si sé, es que no la voy a dejar en paz hasta acompañarle y salir de dudas, o tal vez estoy exagerando como siempre.
—Señorita Isabella, llegamos.
—Raúl, avísale a Lety que hemos llegado bien ¡Por favor!
—Claro, se lo hago saber. ¿Algo más?
—Sí, cuida bien de ella y si pasa algo me llamas, ni siquiera lo pienses, solo hazlo, por favor. —supliqué. Él asiente con la cabeza.
Sabe que estoy mal porque algo le pasa. Raúl abrió la puerta dispuesto a salir, pero me apresure y abrí la mía.
—No se baje, yo puedo sola. Gracias, Raúl —me despido con la mano.
Cuando puse mis pies en el bar, me di cuenta que está bastante lleno, así que respire profundo, porque sé que la noche será larga. Acercándome a la barra veo a Marcus, mi compañero de trabajo y a Nicole que la pusieron de cajera para cubrirme el día que falte. Los dos alzaron la vista con sonrisas.
—¡Hey, guapa! —me saluda Marcus, dándome un beso en la mejilla—. ¿Qué tal estás?
—Bien —contesté —. ¿Cómo estuvo la noche de ayer?
—Mmmm, estuvo llenísimo, además me tocó sólo —se acercó a mí y susurró—. No llamaron a Ana.
Me sorprendió, porque Ana es la otra compañera que nos cubre cuando alguno de nosotros no puede asistir.
—¿Por qué?
Es muy difícil atender solo una persona en la barra, siempre se necesita otro.
—El jefe no lo vio necesario. Dijo que Nicole y yo nos la podríamos apañar—me guiño un ojo—. Guapa te toca hoy en caja.
—¿Cómo seguís Belys? —preguntó Nicole, interrumpiendo a Marcus.
Es su manera de llamarme desde que nos conocimos. Nicole es una mujer tremenda, no hicimos amigas de una vez. Además es bastante hermosa a más no poder. Es alta y con sus curvas bien definidas. Unos pechos extravagantes, y qué decir de su trasero. Sus ojos color gris oscuros, su piel bronceada, con el pelo teñido de rojo encendido, definitivamente ella llama la atención desde lejos. Cualquier hombre caería a sus pies ante su belleza.
—Muchísimo mejor Nico. Sabes cómo es Lety.
—Uff que sí que. —sonríe— Hoy nos toca cambiar. Te toca en la caja.
Puse los ojos en blanco, no me gusta estar en la caja, porque me toca cerrar y quedarme hasta tarde.
—Sabías que hoy viene el jefe del jefe.
Me contuve la risa.
—Déjate de payasadas Nico, es el primo de Matt.
Marcus se une a la conversación.
—Si, como sea, Matt anda en el aeropuerto para recogerlo, dentro de unos minutos debe llegar —asiento con la cabeza.
—Así que dejen el cotorreo para después y póngase a trabajar.
Los dos dijeron en unísono, llegó señora órdenes. Después de eso nos pusimos a trabajar con una sonrisa en la cara. Con Marcus he aprendido muchísimo, es un gran maestro en lo que hace; además hace que el ambiente sea agradable ya sea con sus chistes o su forma de hablar sarcástica. Él lleva trabajando aquí dos años, es como la mano derecha de Matt, cuando nuestro jefe no está queda a cargo del bar. Así que en realidad no me puedo quejar, me ha respetado desde que entre y aunque es muy atractivo, es de pasar el rato y nada serio. Se que tuvo una aventura con Nicole, hace unos meses antes de que yo entrara a trabajar.. Así que se lo deje en claro que no soy de esas, me limite a verlo como lo que es, un compañero, se cada día se hace amigo. Aunque no creo que lo necesite, siempre se va con una diferente cada noche. Estamos full de llenos, la noche está muy movida, le he tenido que ayudar de vez en cuando a Nicole a hacer cócteles o servir tragos.
—Buenas noches, señorita —dijo una voz tremendamente fuerte y ronca, tanto así que se me erizo la piel.
Marcus se apresuró a atender.
—Buenas noches, caballero —dijo—. ¿Qué desea tomar?
No le tome importancia y seguí acomodando los licores.
—Ponga un “Jagermeister” —pidió el hombre.
—De inmediato, señor.
Marcus me pidió que se lo alcanzará del congelador, cosa que me dio un poco de interés, porque es mi licor favorito por su exquisito sabor. Cuando estuve apunto de alcanzarlo, Marcus se fue a atender a otro señor, con gestos me pidió que se lo sirviera. Volví a ver a Nico, esperando verla desocupada, pero como era obvio no, así que puse los ojos en blanco y serví bien frío su trago.
—Aquí tienes señor —se lo entregué sin mirarlo y doy media vuelta para seguir con mi tarea.
No me dí cuenta en qué momento llegó Matt, y me tomó por la cintura como siempre, es su dichosa manía y me entra mucha cólera. Odio que me esté tocando, como si le perteneciera, decido tratar de soltarme, pero es imposible me tiene bien agarrada.
—Veo que estás conociendo al personal primo —no he visto a su primo aún, solo pienso cómo deshacerme de Matt. Volví a ver a Nico que esta ida viendo hacia el frente con las babeando.
—En realidad no —contesta su primo y su voz me paraliza completa.
Siento que el estómago se me revuelve con su voz.
—Bueno esta hermosura de mujer, es la que me tiene con el corazón partido —dice Matt y vuelvo a tratar de zafarme.
Matt se lleva una mano al corazón, cuando alzó la mirada hacía él, veo que pone cara de tristeza y sin poder evitarlo puse los ojos en blanco; consiguiendo que suelte una carcajada. Pero tengo curiosidad por conocer el físico del primo, su voz me eriza la piel. En eso Marcus y Nicole se acercan a nuestro lado, y Matt nos presenta.
—Chicos, este es mi primo Ashton Blake —dijo con su voz orgullosa—. Primo, él es Marcus, la pelirroja de su lado es Nicole y está bella mujer es Isabella.
Todavía Matt tiene su brazo en mi cintura, sin poder ocultar más mi curiosidad, me volteo hacía Ashton y nuestros ojos se encuentran y mis sentidos se pierden, junto con mis piernas dejando de funcionar…
Sentía la brisa fresca del mar rozando mi cara, mientras caminaba con los ojos cerrados disfrutaba del sol quemando mi piel poco a poco. Aprovechando el silencio, mis pies hundidos en la suave arena, el ruido de las olas llegando a su final. Son maravillosas las playas de Calabasas. Escuchaba a lo lejos la voz de alguien, pero no entendía sus palabras. Caí en cuenta que era un sueño y se empezó a borrar al recordar lo sucedido. Estaba en mi trabajo con Marcus y Nico, cuando se acercó Matt y nos presentó a su primo. Un hombre increíblemente atractivo, dejándome estupefacta con su mirada penetrante, provocó en mí bastante miedo, definitivamente este hombre gritaba por los poros peligro.
—¡Guapa! … Reacciona —susurro Marcus.
—Denle espacio, Marcus —dijo Matt preocupado—. Quita ese alcohol de su nariz.
—Jefe eso le ayuda a reaccionar —escuche a Nico decir—Mira esta volviendo el color a su cara.
—Qué dicha, se veía terrible. —dijo Evans.
¿Qué está haciendo Evans aquí? Recuerdo mencionarle que viniera por mí después del trabajo. ¡Oh! ¿qué me pasó? De pronto patea mis fosas nasales con un olor desagradable, sin poder evitar arrugar la nariz. Traté de levantarme, pero no pude, no entendía a qué se debía mi debilidad, además tenía miedo de caerme. Comienzo abrir los ojos poco a poco, dándome la primera visión de todos al frente de mí, lo que causó bastante avergüenza y me ruborice. Hice ademán de levantarme, pero me vine abajo.
—¡Hey! No es buena idea, estás débil —sentí las manos de Marcus sujetándome—. Yo te ayudo.
—Estoy bien —susurré.
—¿Isa quieres que te lleve a casa? —preguntó Evans.
—¿Qué me pasó?
—Te desmayaste Belys—dijo Nico
—Tómese lo que queda de la noche, es poco tiempo en realidad, además sé que has estado un poco débil. Deberías ir mañana con un médico para que te revise. —dice Matt.
—Nada de eso Matt, estoy bien —dije con voz firme—. Se cerró el tema.
Matt como jefe es muy bueno, no tengo problemas con él, a veces dudo que tenga que ver con lo que me sucedió hace años. Parte de mi investigación apunta hacia él, pero ahora que veo el parecido que tiene Ashton con él, estoy poniendo en duda mis habilidades. Ese fue el motivo de mi desmayo, al ver su cara, me pareció conocida, ¿de dónde?
—¿Estás segura guapa? —preguntó Marcus.
—Belys pienso que mejor te vayas y yo te cubro.
—Isabella no hay problema de verdad —insiste Matt y niego.
—Chicos, en serio estoy bien, casi cerramos —vuelvo a ver a Evans y sonrío—. Hoy me voy con Evans de tragos, así que todo sigue normal al igual que mi turno. —vuelvo a ver a Nico con una sonrisa de cómplice —¿Porque no te unes Nico?
—Uy me parece perfecto.
—Señorita, deberías ir a casa a descansar. Lo que te paso no es normal —propuso Ashton, con voz profunda.
Se me volvió a encoger el estómago de escucharlo, además no quería ir a ningún lado, quería quedarme haciendo mi trabajo. Sin mirarlo, porque es inquietante, me niego.
—No. He dicho que me quedo.
—¿Eres siempre así? —comenta Ashton..
—¿Cómo? —alce la mirada en su dirección sin poder evitarlo más.
—Tan terca —sus ojos expresan que está molesto por la situación—. Matt, a la oficina ahora —sin esperar la respuesta, salió como alma que lleva el diablo.
Lo menos que quería era ocasionar un problema, volviendo a ver a los chicos preguntó.
—¿Ahora a este qué le pasó?
—Piensa lo mismo que todos nosotros Isabella —sonríe Marcus—. Que eres terca como una cabra —se estallaron a reír a carcajadas.
No pude evitar reír junto con ellos. Después del papelón, volví a trabajar. Evans me hizo compañía en la barra, mientras tomaba un whisky y le echaba la mirada a Nico y Marcus, no dejaba de dar bromas con lo sucedido. Pero para mí era otra cosa. Se que entre Evans y Nico hay bastante química. Volviendo a la realidad.
—Basta Marcus, andas muy chistoso hoy —dije sarcástica.
Su cara se transformó divertida.
—Embarazada no creo que estés —aseguró.
Lo volví a ver alzando la ceja.
—Se puede saber, ¿por qué no? —dije molesta.
Se echó a reír, sé que es lógico porque no tengo pareja. Tampoco tengo a nadie para pasar el rato, no es que sea una santurrona, pero lo que sucedió en mi pasado me marcó de por vida.
—¿En serio preguntas eso Belys?
—Es más que evidente guapa, no tienes pareja y estoy casi cien por ciento seguro que no tienes a nadie para picar por ratos —me puse tensa, frunciendo el ceño, Marcus de inmediato aclaró—. Pero no lo malinterpretes, eres guapisima, ufff demasiado, de seguro andan muchos babeando detrás de tí, así como Matt, y me incluyo. Pero Isa, sin ofender pienso que eres más virgen que una niña de doce años.
Mis mejillas arden de la vergüenza, sé que Marcus es honesto y también soy consciente que tiene razón, no he dado un beso desde que deje a …. evito ese tema. No me avergüenzo, pero lo suelta así de exagerado y de seguro todos piensan lo mismo. Continuo como si nada, hago que no me importe su comentario.
—Para nada me ofendes Marcus, para tu información solo el hecho de no andar por ahí con el primero que vea, significa que soy virgen. Solo me cuido.
—Toda la razón, así debe ser. —me apoyo Nico.
—Bueno, dejemos el tema —propuso Evans—. Si es o no virgen, no es asunto nuestro.
Nos quedamos todos callados, porque hablar de mí me molesta.
El tiempo pasó super rápido, me encuentro sentada contando el dinero de la caja, sacando cuentas y dejando el pedido listo para mañana. Hace poco se fue Marcus, y Evans sigue esperando por mí; lo que me pareció extraño es que Matt y Ashton no han salido de la oficina. Evans está con su segundo whisky y Nico no para de hablarle sobre su vida. Dejando todo listo para poder ir los tres a disfrutar, las pocas horas que nos quedan.
—Ya estoy lista, nos podemos ir.
Los dos me ayudaron a cerrar todo, cuando ya estábamos listos para salir, Matt nos detuvo con una sonrisa.
—¿Isa todo quedó listo para mañana?
—Sí, jefe.
—Bueno los veo en la noche. —dijo saliendo del bar.
—Claro.
Ahora sí puede cerrar el bar con tranquilidad. Caminando hacia el parqueo donde Evans dejó su coche, hay cierta discusión sobre el abrir la pueda del coche, aunque dejó de ponerles atención ya que veo un elegante todo terreno, acercarse donde está Ashton, sigo viendo que se baja un señor para abrirle la puerta a él. Puse los ojos en blanco, es tan arrogante que no puede ni abrir su propia puerta. Su última mirada me la dirigió a mí, lo que provocó un escalofrío. Y rápidamente le quitó la mirada, para no tener que pensar en esos ojos azules como el mar. Me subo al coche dejando a Evans y a Nico en su discusión. Creo que tomé una decisión terrible en invitar a Nico, porque le gusta poner a prueba al pobre.