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1835 Words
Al siguiente día decidí preguntarte a la gente qué había estado haciendo con sus computadores el día del hackeo a mi computador y con quién más estaban trabajando. No a mucha gente le pude preguntar, por el simple hecho de que más de la mitad de las personas que estaban allí, tenían prohibido hablar. O existir (para mí). Estaba segura de que eran máquinas o alguna clase de inteligencia artificial. Era un martes. Llevábamos algunos días dentro del laboratorio, cuando mi cabeza hizo clic y aunque encontré algunos callejones sin salida, finalmente descubrí la personalidad del “hacker”. El hackeo había sido realizado por una IA con la personalidad de un viajero ambicioso. — ¡Lo encontré! —Exclamé y miré a Joel con felicidad—. Fue una inteligencia artificial. — ¿De qué hablas? —Revisó mi computador y comenzó a reír—. ¿Estás loca? Y así fue la respuesta de todos. Traté de advertir a mis compañeros de trabajo, pero no me creyeron porque Julián, mi jefe, dijo que no había IA tan inteligentes o lo suficientemente avanzadas que pudieran hacer ese tipo de cosas. Entonces, entré en el sistema de la IA y realicé una prueba con él para ver si obtenía respuestas en mi trabajo de investigación. La IA tenía una forma extremadamente inteligente de entender mi trabajo, lo que me sorprendió, pero también me dio miedo, ya que era la primera vez que conocía a una entidad con tanta capacidad intelectual. — Responde esto —susurré. Al parecer ni siquiera podía contarle a Joel lo que me estaba pasando. Le pregunté a la IA sobre el código que se había estado manipulando en el laboratorio del virus y me mostraron parte de este; parecía que el código había sido manipulado. No entendía quién sería capaz de querer acabar con la investigación, así que tomé mi celular y le dije a mi jefe. Sorprendentemente parecía preocupado. — ¿Es en serio? — Si señor. Fue una IA y alguien ha estado manipulando el código del virus. — ¿Cómo pudiste darte cuenta? — Revisando mi computador. Entró un virus y de alguna manera llegué a esta información. La línea permaneció en silencio unos segundos y luego habló: — Hablaremos de esto luego. Ve de regreso al laboratorio con el virus. Mi ceño se frunció y escuché cómo había cortado la línea. ¿Qué acababa de hacer? Era un idiota completo. Me sentía completamente exhausta. No entendía por qué no le tomaban tanto interés a lo que les estaba diciendo. Ni siquiera sabíamos quién manejaba la IA y, además, aquella persona estaba dentro del laboratorio. Dentro de la villa. No quería que me tomaran por negativa, pero si todo continuaba de esa manera, pronto esa persona se encargaría de que la información sobre el virus AAA23 saliera a la luz y solamente de pensar lo que podría pasar, se me heló la sangre. La historia se podía desarrollar en la actualidad, cuando por culpa de un investigador se introduce en Polonia un nuevo virus incurable llamado AAA23, primo hermano del covid-19. Al principio, según nuestras investigaciones, solo podría infectar el cerebro de las personas y no se podría transmitir por ningún otro medio. Comenzaría con fiebre y luego destruiría las células cerebrales que controlan el habla, el movimiento y las funciones musculares. Pronto, las personas infectadas perderían la sensibilidad en las extremidades y el torso. Si no se tuviese ninguna cura antes de que llevara algunas semanas el virus, iniciaría un pánico en todo el país porque este virus se considera muy letal y, sin embargo, no se puede transmitir sin contacto humano. Los hospitales comenzarían a estar inundados de pacientes que mueren poco después de llegar. A medida que las personas tienen más miedo de infectarse por sus familiares o compañeros de trabajo, se niegan a visitar más por temor al contagio. Pronto se vuelve difícil para las empresas operar porque nadie puede ir al trabajo y los empleados no podrían visitar para hacer recados regulares, como ir de compras. El país comenzaría a cerrarse bajo el peso de esta epidemia y los que la padecen, se convierten en prisioneros dentro de su propia casa. Mientras nosotros; no queríamos descubrir la persona que poseía toda la información del virus y podría usarla en nuestra contra. Luego de pensar en todo el universo alternativo si el virus llegase a salir del laboratorio, decidí continuar con mi trabajo y cuestionamientos a la IA. Definitivamente necesitaba descansar, estaba delirando. *** Al día siguiente, nuevamente Joel me regañó por lo que había hecho. Al parecer, yo era la única persona que le estaba causando problemas a la investigación y no otro investigador que era el que poseía toda la información que tenía la IA. — ¿O sea que me van a despedir? — No dijeron eso —frunció el ceño y pasó una mano por su pelo—. Pero si dijeron que, si sigues actuando de esta manera, no le servirás por mucho tiempo más a la investigación. — Básicamente lo mismo. Joel suspiró y tocó mis hombros. Entendía que estaba exhausto, pero así no podían ser las cosas. Sentía que él me estaba escondiendo algo, últimamente habíamos estado más separados de lo que quería y no podía hacer mucho al respecto, pues que él llegaba algo tarde y yo ya estaba en media noche. De alguna forma habían cambiado nuestros horarios para que no trabajáramos juntos. Yo entraba a las seis de la mañana y él a las nueve. De esa manera, ni siquiera en el almuerzo podíamos cruzarnos. Trabajo 8 horas al día y si quiero hacer una pausa, tengo que salir y buscar algo que hacer puesto que aquí dentro del aparta estudio es casi imposible poder hacer algo más. Caminabas dos metros y ya llegabas a la cocina, otros dos y al baño. Cuando trabajaba sola y principalmente fuera de casa, podíamos hablar sobre su día y contarle sobre el mío. Pasábamos una hora al día juntos. Ahora cuando estamos en el aparta estudio, nuestras conversaciones son apresuradas y en un horario. ¡Sentía que apenas lo conocía en ese momento! No es que no quiera hablar, simplemente no hay suficiente tiempo en el día. Dijo que esto va a ser un gran ajuste para los dos, como lo es para cada pareja casada, a medida que se separan a medida que cambian sus vidas. Pero necesito más de él. No parece entender lo difícil que es para mí porque no tiene la misma experiencia ajustándose por estar lejos de mí todo el tiempo. Ni siquiera sabía qué podía hacer. En mi tiempo libre me pedían enviar informes sobre lo que había hecho en el día dentro del laboratorio y poco más me encargaba de seguir averiguando la información que la IA poseía. Estaba cansadísima. — ¿Cuándo vamos a cenar o tener una cita? —Fruncí el ceño viendo cómo se alistaba para irse—. ¿Me escapé un momento del laboratorio y ahora te vas? — Tengo que hacerlo —me miró apenado y dejó un casto beso en mis labios—. Lo lamento, te prometo que pensaré en algo para nuestro día de descanso. Estaba tan enojada y con el corazón roto. No pude entenderlo. No sé por qué me dejó y se fue al laboratorio. Quizás tuvo una emergencia. Pero no pude hacer nada más que especular. Mi corazón estuvo roto durante horas, pero al final le agradecía a que había asistentes de investigación en el laboratorio que me ayudaron mucho a seguir investigando el virus. Estaba realmente agradecida por ellos, pero, de igual manera seguía sintiendo que era estresante que ellos casi no intercambiaran palabras conmigo. Algo nuevo que había visto aquel día, era que los habían cambiado con los que teníamos con anterioridad y, estas personas, hablaban mucho más. Apenas eran unos buenos días, pero agradecía que fuese así y también agradecía que no me preguntaran por qué me sentía y veía horrible. "Este es un nuevo tipo de virus que infecta a los humanos". "Fue descubierto en cierta isla". "Todavía no sabemos mucho sobre cómo se comporta el virus". Leí el informe de uno de los asistentes y apreté mis cienes. Me dolía horrible la cabeza y me estresaba el hecho de que todavía no sabíamos mucho sobre el virus. Todas eran hipótesis y al parecer, también iban por el lado más falso que verdadero. Según lo que yo había estado analizando con la AI, el virus provenía del mismo país. De una de sus ciudades más solitarias. Intenté hacerle a Félix tantas preguntas como quisiera, pero él no respondió en absoluto. Para saber más sobre este nuevo tipo de infección, tuve que trabajar duro. — ¿Estás seguro? — j***r… —Félix susurró y me miró—… no te puedo decir mucho más. Cometí un error dándote la USB. — ¿Ah? — No más. Abrió los ojos y dio por terminada la conversación. Con ese hombre no se podía hablar nunca. Era intocable y cada vez me generaba más preguntas. Él no trabajaba en conjunto con nosotros en el origen del virus, sino que, él era algo más administrativo. A mi parecer, él solamente se encargaba de llevar y traer los informes, recibiendo el mismo salario de cualquier investigador. Decidí sentarme en una de las mesas durante unos minutos para poder terminar el documento que estaba escribiendo sobre lo que había analizado, recolectado y entendido, dejando en la última parte consignado que la humanidad había alterado el medio ambiente y nuestro acervo genético con experimentos, que ahora había creado un virus que aun no se había propagado, pero que podía hacerlo. Este virus vino con síntomas que no solo estaban mutando, sino síntomas que empeoraban con el tiempo. Sí, hasta el momento, según mi investigación, el virus no provenía de ningún animal. Para mí, había sido creado por el hombre. ¿Pero quién? Todavía se desconocían los orígenes de este virus. Pero, gracias a los aportes de otros científicos, habían conocido que los síntomas iban desde dolores de cabeza, náuseas, diarrea, malestar estomacal, hasta vómitos de material (muy probablemente el virus). Estábamos revisando el tener pacientes humanos para utilizar el virus en ellos y conocer el proceso del virus en el cuerpo de una persona. Para poder realizar eso, teníamos pensando que los pacientes fueran entrevistados y poder reconocer si se infectaban con mayor frecuencia a través del contacto con partículas transportadas por el aire o el polvo (que era nuestra hipótesis). El período de incubación era de 2-3 días con un rango de 12 horas a 7 días informado. Y el tiempo que tardaban en aparecer los síntomas también creíamos que podía variar de 12 horas a 7 días. Todavía nada confirmado, pero, debíamos de estar informando constantemente a la OMS, para que ellos supieran cómo afrontar a la opinión pública si llegase a aparecer el primer caso del virus AAA23.
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