Christine —Vamos a hablar sobre esto y lo vamos a hacer una sola vez. Eres un niño, no te veo de otro modo y menos—quedó frente a mí en tan solo un maldito pestañeo, realmente era muy rápido. Una mano suya estaba detrás de mi cabeza y la otra tocaba mi mano derecha. Me olvidé de lo que iba a decir a continuación y solo podía ver sus ojos, se hizo el silencio, escuchaba su corazón latir con mucha fuerza y estaba segura de que él también podía escuchar el mío con toda claridad. A lo mejor mi estado actual, en el que me encontraba algo caliente por la charla anterior, era lo que me hacía estar así, teniendo deseos prohibidos hacia este niño, porque sí tuve un pensamiento fugaz con él, pero eso no significaba que yo lo había llamado y lo que era peor, que quería que él estuviera aquí. ¡¿Qué