Sloane levantó la mirada cuando la puerta se abrió de golpe, Christián venía entrando apresuradamente a su oficina, ni siquiera saludó cuando fue directamente hacía ella.
–Hola…
–¿Cómo conseguiste está información? –preguntó él dejando la carpeta en su escritorio, Sloane miró a Christián, estaba entre alterado y nervioso, era confuso para ella, no entendía su actitud, ella prácticamente le había facilitado el trabajo, mejor que una asistente o una secretaría, debería estar feliz y tomar esa oportunidad.
–Creí que estarías feliz, es un buen cliente y podrías traerlo a la firma.
–Eric ha estado detrás de ellos.
–Eso lo convierte en una mejor oportunidad.
–No es así –contestó Christián –. Es una empresa actualmente multinacional y ya tiene un bufete que los represente, tendría que ir a extender una oferta para que ellos dejen al bufete actual para venir con nosotros.
–¿Y qué sería mejor que estar representados por la firma Stand? –cuestionó Sloane –. Prácticamente tienes ganado el negocio.
–¿Eric sabe de esto?
–Creí que tu lo necesitabas más, ¿quieres ser socio o no?
–Voy a ser socio de la firma, pero esto es un riesgo.
–¿Y nunca los has tomado? –le cuestionó ella –. Los compañeros de trabajo dicen que eres el mejor jefe que les ha tocado incluso Eric dice que eres un abogado fabuloso, mereces ser socio y que tu apellido este afuera, está es tu oportunidad, solo tienes que tomarla.
–¿Eric dijo eso?
–Lo dijo –tomó la carpeta y la deslizó hacía él –. Vendrán este fin de semana, hasta podrías enseñarles la ciudad, es hora que tomes tus cosas lobo feroz y atrapalos.
Christián volvió a ver la carpeta, no la tomó, aún lo estaba pensando, no sabía si era buena idea tomar ese riesgo, no quería decepcionar a Eric, no era tan seguro como lo hacía ver siempre, habían cosas que le preocupaban, cosas que ni con el tiempo, ni toda la terapia del mundo podrían cambiar el interior de su ser, las dudas llegaban cuando tenía que tomar decisiones muy importantes, algo que le cambiará la vida.
Miró la silla y tomó lugar, pasó las manos por su barbilla, Sloane espero a que hablará.
–Debería hablar con Eric, es lo mejor.
–Si vas a ser socio mayoritario deberías aprender a tomar tus propias decisiones –contestó Sloane –. La iniciativa nos da una buena impresión.
–Es solo que debería saber que puedo ofrecer.
–Eso lo sabes bien, no necesitas a Eric para eso y él confía en ti.
–Pasas mucho tiempo con Eric –le reprochó él.
–Es guapo y amable –contestó ella con una sonrisa –. Lo mejor es que está soltero.
–Un aspecto bastante importante.
–Sí, es uno de mis requisitos, al igual que les gusten los retos. así que ve por ellos.
Por alguna razón Christián tenía aquel impulso de querer decirle lo que sucedía realmente, ese miedo interno de echarlo a perder, pero su lado razonable lo contuvo, finalmente tomó la carpeta y se levantó.
–Lo haré, voy a investigar más, gracias.
–Un placer ayudarlo, señor Anderson.
Ya había cruzado la puerta cuando se detuvo y regresó.
–Sí los consigo me tocará invitarte a un almuerzo –indicó.
–Quiero un aumento –contestó ella.
Christián regreso a su oficina, tenía dos días para saber qué iba a hacer con Chambers Company, pensó en que lo correcto sería llevarle la información a Eric y dejar que él se encargue, pero había algo que lo impulsaba a hacerlo él mismo, en este momento deseaba llamar a Elizabeth su madre, ella sabía escucharlo, aunque al final su respuesta sería, haz lo correcto Christián, pero lo correcto lo llevaría de nuevo a seguir en ese puesto por más tiempo, si conseguía ese cliente, podría ser socio de la firma, es lo que más quería y se valía ser egoísta de vez en cuando.
Reaccionó cuando la puerta de la oficina se abrió y Emma entró, ella lo hizo despacio y sonrió cuando lo vio.
–Hola amor –caminó hacía él levantando una bolsa –. Pensé que no habías comido y te traje algo.
Él le había dicho que se iba a quedar a trabajar hasta tarde, llevaba dos días saliendo tarde de la oficina, cuando algo importante sucedía, Christián solía alejarse de los demás, se encerraba en sí mismo intentando desenredar el enjambre que tenía en su mente, estar ocupado le ayudaba bastante, así que amanecía en la oficina muchas veces.
–¿Tú ya comiste? –le preguntó él.
–Aún no, pero lo haré al volver a la casa.
Solo hasta ese momento Christián casi se obligó a ver la hora.
–Son las diez treinta, Emma.
–Tú tampoco has comido así que no puedes reprocharme.
–Es diferente.
–No lo es, deberéis estar conmigo cenando o los dos nos podemos enfermar, por eso te he traído esto, iré a comer al apartamento en cuanto llegue.
Christián se sintió mal al escucharla, casi no la había visto en tres días, se la había pasado trabajando intentando ocupar su mente, pero Emma también era su prioridad.
–Sabes… –miró alrededor –. He terminado aquí, deberíamos ir al apartamento a cenar, lo compartimos.
–¿En serio?
–Sí, vamos.
–No he venido por eso –aclaró ella.
–Lo sé y está bien, vamos.
Se levantó y recogió sus cosas, ambos salieron del edificio y fueron al departamento de Emma.
Ella había visto raro a Christián toda la semana y sobre todo distante, apenas si lo había visto, se iba muy tempano y muchas veces no regresaba a dormir, decía que se quedaba hasta tarde en la oficina, pero creyó que había algo más, pero ahí estaba cuando llegó, estaba trabajando solo, a veces odiaba esa parte de ella, quería dejar de dudar tanto, de sobrepensar las cosas, pero a veces Christián cambiaba demasiado en un instante, incluso en la cena estuvo callado y cuando llegaron al dormitorio, él solo fue directo a la cama sin decirle nada más, fue ella quien se acercó y pasó las manos por sus hombros. él sonrio un poco cuando sintió los labios de ella en su mejilla.
–Sabes que puedes contarme lo que sea.
–Lo sé –respondió él –. Son cosas del trabajo, no te quiero molestar.
–¿Eric te está fastidiando?
–No –sonrió él al darse la vuelta y tomarla en sus brazos para recostarse en la cama –. Solo es el trabajo, tengo mucho,
Ella se acercó y lo besó, pero él apenas le correspondió, entonces ella se detuvo y lo miró.
–¿No quieres?
–Sí, por supuesto.
Se movió para quedar sobre ella y empezó a besarla con más ganas, se metió en su cuello y sintió su aroma, el olor a lirios que daba la mezcla de su ojos con las cremas que utilizaba, le dio pequeños besos húmedos, fue despacio besando cada parte de su cuerpo, le dio el primer org*smo con su boca y el segundo cuando estuvo dentro de ella.
Emma se quedó dormida mientras que Christián se quedó despierto un poco más, estaba cansado físicamente, pero la decisión que debía tomar no lo dejaba tranquilo, vio a Emma durmiendo, sintió su cuerpo, la calidez, su suave cabello y piel suave y delicada, si pudiera conseguir al socio, se casaría con Emma sin tantas preocupaciones, tenía que hacerlo por ella, estar con Emma era de lo único que estaba seguro, cuidarla era su propósito de vida y lo iba a seguir cumpliendo, así que conseguiría a ese socio por ella.