Christián estaba listo e incluso emocionado, le había pedido a Amy para conseguir información de los propietarios, aunque el papel que le dio Sloane era bastante útil, a él le interesaba saber algo más personal, gustos y pasatiempo, algo con lo que pudiera entrar en una conversación, que los hiciera simpatizar, era un proyecto secreto que solo ellos sabían.
Le indicó a Amy que iban a ir con él a una fiesta, estaba un poco frustrada hasta que se dio cuenta que la fiesta sería con el tema playero y no era precisamente una reunión formal.
Tuvo que arreglarse con todos, porque nadie se podía enterar, si fallaba no iba a soportar la idea de fallarle especialmente a Emma, era mejor guardar la noticia si lograba el contrato sería una celebración inolvidable, así que le dijo que estaría en New Jersey en una reunión de abogados con otra firma, Emma no se atrevería a averiguar si eso era cierto o no aunque tuviera dudas, no se atrevería a preguntarle a Erik por la sencilla razón de que temía que se enterará que Christian recibía otras ofertas.
Eso le daría tiempo a Christián de hablar con los socios y poder convencerlos en dos días, aunque con su astucia esperaba hacerlo en una sola noche.
Fue así como Amy y él terminaron en una mansión donde había todo tipo de juegos, desde patinetas hasta basquetbol, todos eran jóvenes, tanto que incluso Amy se sintió un poco desubicada.
–Señor Anderson, está seguro que esos empresarios van a estar aquí.
–Lo leiste, ¿no? –le recordó –. Son unos chicos, seguro hacen esto todo el tiempo, además, si te puedes dar cuenta, no hay alcohol y puedes encontrar diferentes marcas de suplementos en los lugares, creo que hacen estás fiestas para demostrar sus productos.
Fue hasta ese momento que Amy se dio cuenta, que los chicos iban vestidos con camisetas y pantalones deportivos, todos en diferentes tonos, además habían patinetas, guantes, pelotas y hasta la comida se veía saludable, ella tardó bastante en darse cuenta, algo que a Christián le tomó cinco segundos.
–Supongo que deberíamos empezar a buscar –murmuró –. Debería ser rápido, me siento vieja junto a esos chicos.
–No eres vieja, Amy, estás muy bien.
–No me gusta, señor Anderson –le respondió caminando adentro –. ¿Cuántas veces se lo voy a tener que decir?
Cada vez que Christián intentaba hacerle un cumplido, esa era su respuesta, él solo sonreía y se limitaba a mover la cabeza, terminaron entrando al lugar, habían muchas chicas y chicos jóvenes, unos bastante guapos ya que se tomarían fotos que se subirán pronto a las red*s sociales, fue Christián quien encontró al primer hermano Chamber y justo cuando iba a sacar su teléfono, ya había un mensaje de Amy que había encontrado al otro, se las arreglaron para reunirlos en un instante, especialmente porque no te podías negar a que una chica te llevará de la mano por todos lados, Amy llegó con el brazo enrollado y muy cerca del otro hermano Chamber, para ese momento Christián ya se había acercado al primer hermano con una plática sobre el baloncesto.
–Por supuesto que no, LeBron será siempre el mejor –se defendió Christián.
–Jordan ha hecho mucho más –indicó el chico –. Ese movimiento que hace, es único, lo aprendí bien, te podría ganar en un segundo.
–¿Quieres apostar? –le cuestionó Christián.
–Hecho.
Su espíritu de competitividad, los hizo conseguir un balón y salir a la cancha de afuera, el chico iba y venía con el balón, quería lucirse como Michael Jordan, pero bastó un solo giro e impulso de Christián para quitarlo de sus manos y llevarlo a la canasta.
–No es justo si sabes jugar de forma profesional.
–Debí decirte que tuve al mejor entrenador.
Aunque realmente se había dedicado al béisbol, había aprendido un poco de baloncesto con Alexander Grey, un jugador que estuvo en un equipo profesional y luego se casó con su tía Megan, la hermana de su madre.
–¿Has jugado de forma profesional?
–No, en realidad –sonrió –. En la escuela me dediqué al Beisbol donde gané varios premiso aunque tambien me gustaba la lucha y el soccer, además el baloncesto me lo enseñó un amigo de mi madre que jugo un tiempo en un equipo profesional.
–Te gustan mucho los deportes –indicó el hermano mayor –. Soy Grayson Chamber y mi hermano Keith Chamber.
–Un gusto conocerlos, soy Christián Anderson y vengo de la firma Stand, les pediría cinco minutos, pero ahora me lo debes por haberte ganado.
–Abogado, debimos suponerlo.
Realmente los Chamber estaban fastidiados de escuchar ofertas y ofertas de bufetes que venían de todos lados para que firmaran con ellos, pero siempre eran rechazados.
–Sea lo que sea que quiera decirnos –se involucró el hermano menor, Keith –. No estamos interesados, no dejaremos nuestro bufete, así que no pierda su tiempo.
–No he venido para dejen a su bufete de abogados –respondió Christián con tranquilidad.
Eso los tomó por sorpresa, ellos vieron a Christián incrédulos y es que él había visto más allá, al estudiar sus gustos y pasatiempos, además de las entrevistas y r************* , se dio cuenta de algo, los Chamber eran leales, habían recibido una infinidad de mejores ofertas, pero todas habían sido rechazadas por una razón que nadie entendía.
Ellos apreciaban demasiado a la firma debido a que habían sido los primeros en darle una oportunidad y habían formado una bonita amistad en el poco tiempo, al irse, sabían que sus amigos perderían demasiado, pero al estar ahí atraerían a otros clientes y así como su negocio había crecido, el bufete también lo haría, lealtad y confianza era algo que los Chamber valoraban demasiado.
–Al realizar la colaboración, ellos seguirán recibiendo su parte con nuestro apoyo, el personal es muy escaso funcionará con nosotros y si ustedes desearan regresar a Florida, ellos podrían hacerse cargo de todo.
–A nosotros nunca nos a causado ningún problema.
–Ahora –indicó Chrsitán, habían terminado en la cocina con unos jugos, porque era lo único que había, nada con alcohol –. Pero el bufete es demasiado pequeño, imagine que se enfrente a una demanda masiva, ellos no tienen la capacidad para cubrirlos.
–Pero eso tiene que ser un caso de excepción –intervino Grayson.
–Me tomé la libertad de realizar una lista sobre las situaciones que deben enfrentar como firma pequeña –Amy les entregó la carpeta que llevaba, ellos la abrieron y vieron tres hojas de listado, algunas cosas ni siquiera las entendían –. Sé que creen que les están haciendo un favor al no irse y está bien, pueden quedarse con ellos, pero al final no van a poder, el escaso personal y recursos no podrán ser suficientes para ustedes.
–Entonces nosotros los vamos ayudar con eso.
–Existen diversos factores que una firma necesita para crecer, entre ellos la experiencia y visibilidad, si ustedes realmente quien ayudarlos, está podría ser la mejor forma –señaló Christián muy seguro.
–La firma Stand es de las mejores de la ciudad –indicó Amy –. Nuestra información está en internet, pero acá les dejó de todos los beneficios, el señor Anderson se los dejo claro, hemos venido a hacerles una propuesta para ayudarlos, no hemos venido a robar a nadie.
Los hermanos se vieron, empezaron a dudar, ya habían bajado todas sus defensas, estaban a punto de aceptar, pero en lugar de decir sí, se fue por otro camino.
–Nos gustaría hablarlo con nuestros abogados primero, si ellos estan de acuerdo aceptaremos, ¿les parece?
–Por supuesto –contestó Christián.
Había dejado la puerta medio abierta, la oportunidad podía estar o no.
–Son buenas personas –sonrió Grayson.
–Sí, realmente nos ha gustado conocerte –dijo Keith.
Después de eso volvieron a jugar otra vez baloncesto, aunque no hubiera alcohol Christián se la pasó bastante bien en ese ambiente relajado, pero terminó agotado.
–Creo que tenemos una oportunidad –indicó Amy en el auto de regreso –. Parece que les agrada bastante, seguro dirán que sí.
–Será mejor que no nos hagamos ilusiones –contestó Christián.
–No me arruine la noche, señor Anderson, que fue increíble.
–Y lo más extraño es que no había licor –Christián hizo una mueca.
–Ya ve que si se puede –sonrió ella divertida.
Finalmente llegaron al edificio donde vivía Amy, pero antes de bajar, la detuvo.
–Amy, ni una palabra a nadie sobre esto, por favor.
–Señor Anderson, usted sabe que lo que hablamos solo lo sabemos usted, yo y mi novia.
–Si, ya lo suponía, solo asegúrate que no le cuente a nadie y muchas gracias.
–Sí señor.
Se despidieron y Christián se fue a su apartamento, estaba exactamente igual que como la última vez, dejó las llaves en la mesa y se fue al sofá, distraídamente puso algo y justo era The Witcher, donde se había quedado, lo recordó en seguida, en otra ocasión hubiera ido a comer algo a la cocina, solo por pura curiosidad y terminaría en la cama, pero no hizo nada de eso, solo vio la serie, aunque su mente estaba en otro lado, una parte de él quería que los Chamber aceptaban y finalmente era socio, pero su lado pesimista le indicaba que no pidiera demasiado, que él no podía tener tanta suerte,, nunca la había tenido, lo que tenía ahora era por esfuerzo y no por suerte.