—¿Esposa? —enarca una ceja, confusa —este juego parece ser bastante serio para ti. —Me encanta jugar —sonrío—¿Quieres terminar el juego? Queda un obsequio. —Claro —asiente, haciendo una mueca —¿Cual es el obsequio?. Se deja guiar por mi que la tomo de la mano y la encamino por un pasillo mientras sostengo el documento que acaba de firmar sin saber de lo que se trata. La escucho decir algo y quejarse mientras avanzamos, pensé que era por su ebriedad, pero luego escucho mi nombre salir de esa boquita. —Ray —me llama, haciendo que detenga mis pasos —me siento mareada, cargame. La miro de pies a cabeza mordiendo mi labio inferior. Se ven tan provocativa como un festín que clama por ser devorado. —Esta noche haré lo que quieras, lo prometí —le susurro, acercándome a ella—pero aún