*** Hoy es un nuevo día dentro de esta mansión, donde Raymond no quiere verme, ni yo tampoco lo busco. Donde esa mujer se pasea como dueña de casa, y donde yo me mantengo alejada sea en mi habitación, o en el jardín a solas. Anoche lloré mucho, al darme cuenta de la traición de Raymond. Es demasiado cruel conmigo, lo que me está haciendo no se lo voy a perdonar nunca. Mi rechazo no le daba el derecho de traer a otra mujer y revolcarse con ella en la misma habitación cuando yo me encuentro justo al lado. Por suerte no escuché más ruidos después que volví. Pero mi corazón siguió doliendo. —Señorita, no puede estar aquí —un hombre de traje se acerca a mí al verme merodear por el área dónde se encuentran los tigres de Raymond —. Vuelva a su habitación, es peligroso estar en este lugar.