*** Desde ese día, cuando Raymond se molestó por el hecho de no haber aceptado mi unión con él, no volvió a hablarme ni a verme. Había despertado en mi habitación luego de que me follara en el baño con violencia, pero desde ahí, no volvió a visitarme. Salía al jardín, recorría toda la mansión con mi libertad, pero por más que quería verlo de nuevo, no podía porque él nunca estaba. Le preguntaba a los sirvientes en repetidas ocasiones donde se encontraba, pero nadie sabía nada. Ni siquiera Inés. Debería sentirme feliz por eso porque fui yo quien le dijo cosas feas, y conseguí que se alejara de mí ya que se supone que estoy obligada a estar con él en este lugar, pero desgraciadamente me pasa todo lo contrario. Lo extraño por las noches, lo extraño de día, e incluso extraño su posesión