[SAMUEL]
Su mirada indiferente duele mucho más que cualquier corte. Me acerco a ella, pero ya no está esa sensación de que se colgaría de mi cuello para que la llevara a la cama y termináramos amándonos como dos locos. Ahora solo pareciera ser una desconocida a quien no le importa nada de lo que tenga para decir. Duele, claro que duele esta situación.
—Me engaño, esa niña no era mía— Empiezo por decirle.
Ella se cruza de brazos —¿Quieres que te cuente porque llegaste a creer que era tuya?— Rebate firme.
—Lo sé, te falle, pero ni siquiera recuerdo que paso aquella noche— Le explico.
Una sarcástica sonrisa se dibuja en sus labios —Samuel, no me creas idiota. Llegué a tu departamento y te vi completamente desnudo con Paola en tu cama— Me recuerda.
Suspiro —Lo sé, y esa fue mi sentencia—
—Te di el beneficio de la duda, te amaba tanto que quise creer tu versión. Me rebajé a que lo intentáramos de nuevo para que después ella llegara a mi casa a pedirme que me alejara de ti porque estaba esperando un hijo tuyo, ¿tienes idea de lo que sentí?— Me cuenta y trata de no llorar —Luego tú viniste y me dijiste que me dejabas porque tenías que hacerte cargo— Quede como la estúpida más grande del mundo— Continua —Todos me miraban como diciendo “pobrecita, mira lo que le paso. Ella que confiaba en ese hombre.”— Relata y se queda en silencio.
—Maia, no sé cómo pedirte perdón, como decirte que todo esto fue un engaño suyo. Siempre nos quiso separar y lo logro— Expreso.
—Te dije que la alejaras de ti, que tuvieras cuidado… no me culpes a mi— Se defiende.
Trago profundo —Llevo tres años buscando la manera de acercarme a ti— Susurro.
—No seas mentiroso— Se queja poniéndose de pie.
—Tu hermano lo evito todo el tiempo, decía que te hacia mal, que no merecía estar cerca de ti— Le cuento.
—No metas a Ciro en esto— Me exige.
—¿Por qué no le preguntas las veces que te busque? ¿Cuánto tiempo trate de pedirte perdón?— Insisto.
Ella me mira fijamente — Puede ser que sea así, pero ¿Quieres saber porque mi hermano evito que te acercaras a mí?— Me reta.
Mis ojos están fijos en los suyos —Te escucho— Respondo con miedo.
Ella se acerca a mí un poco más —Cuando te casaste con ella me sentí morir, empecé a ir a fiestas tratando de olvidarme de todo y allí conocí a Max un hombre aparentemente simpático que se acercó a mí. Me ofreció un mundo diferente y lo acepte, tome su mano y termine en su departamento— Relata y mi corazón se acelera por el miedo —Allí cometí la peor estupidez de mi vida, acepte una maldita pastilla que me llevo a la perdición, pero me hacía sentir bien, al menos eso sentía yo—
—¿Caíste en las drogas?— Cuestiono en un susurro.
—Hasta lo más bajo, hasta que un día caí en el hospital por una sobredosis— Me confiesa y veo como las lágrimas caen de sus ojos —Tenia cuatro meses de embarazo y ni siquiera lo supe porque no sabía ni que ocurría conmigo— Dice y mi mundo comienza a caerse en mil pedazos.
—Maia…— Murmuro.
—Perdí a tu hijo— Sentencia y ahora soy yo quien está llorando.
—Maia… por favor dime que no paso todo eso— Le suplico tomándola por las muñecas.
—Nunca en tu vida se te ocurra mencionarle esto a nadie, solo mi hermano lo sabe y quiero que se quede así. No tenía valor para ver a mi padre en ese estado, lo evite a toda costa, me invente viajes, reuniones… solo fue hasta que llamaron a mis familiares desde el hospital y respondió Ciro que él se enteró de todo. Así que no vuelvas a arruinar mi vida y déjame en paz, ¿lo has entendido?— Sentencia mirándome fijamente.
—¿Cuándo pensabas decirme que perdimos un hijo?— Inquiero tan bajito que apenas me puedo escuchar.
—¿Para que? Tu estabas con ella y no había nada más entre nosotros— Responde fría.
—Era mi hijo— Reclamo.
—Y yo era tu novia y no te importo cuando estuviste con ella— Declara.
—Maia, no estuve con ella, me engaño ¿lo entiendes?— Insisto cuando de pronto alguien toca a la puerta.
—Señorita Montenegro, su desayuno— Escuchamos la voz de Tania.
—Ya voy Tania— Le dice y me mira —Vete ya, debo trabajar y necesito beber algo— Me exige y no sé ni siquiera que responder a eso.
Solo intento quitarme las lágrimas e irme de aquí entendiendo el inmenso dolor y odio que siente por mi.