[MAIA]
[Horas más tarde]
Trabajar con él cerca de mí es como echarle alcohol a una herida. Me duele verlo, escucharlo, sentirlo, y es que me hace recordar todo el pasado. Sé que yo soy la única responsable de haber caído en las drogas, pero que yo estuviera tan mal anímicamente, es la suya. No sé cómo ha tenido el valor de volver a acercarse, de querer convencerme de que todo lo que ocurrió con Paola fue una trampa. Tal vez es porque hasta este momento, él no sabía todo por lo que me ha tocado pasar.
Afortunadamente ya llego la hora de irme de esta oficina, de no verlo más, de volver a respirar sin sentir el aroma de su colonia cerca de mí. Apago mi computadora, tomo mi bolso, y salgo de esta oficina casi como si fuese una trampa mortal —Señorita Montenegro— Escucho la voz de Tania y temo darme la vuelta porque no sé si él este allí.
Respiro profundo como si tuviese que tomar valor, y me giro para verla. Afortunadamente él no está, algo que me hace sentir más tranquila —¿Sí?— Cuestiono.
—El señor Ferreira ha tenido que salir de viaje de negocios, pero me pidió que le entregará esto— Me explica y se acerca a mi para entregarme un USB.
—Gracias, luego vere de que se trata, lo dejare en mi oficina— Anuncio, pero la veo negar con la cabeza.
—Él me pidió que le dejara saber que es algo personal— Continua.
No sé qué rayos se trae Samuel entre manos, pero tan solo espero que no quiera volver a arruinarme la vida. No podría soportar más daño… —Gracias— Me limito a contestar y agarro el USB —Nos vemos mañana, muchas gracias por todo— Concluyo y ella sonríe.
—Un placer— Responde y con eso me marcho de aquí.
[…]
Realmente estoy cansada, no sé si físicamente, mentalmente, o solo por cuestiones del embarazo. Lo único que sé es que apenas entro a la suite, voy directamente a la cama y me recuesto dándome cuenta lo mucho que lo necesitaba. Miro la hora, y me extraña que Axel no este aquí. Agarro mi celular, y lo llamo.
—¿Hola?— Me responde Daniel.
—Hola, soy Maia, ¿Axel esta por allí?— Le pregunto a su entrenador.
De fondo escucho el sonido del auto corriendo por la pista e inmediatamente sé que está corriendo —Hola Maia, está en la pista probando unas nuevas cubiertas, le diré que te llame cuando termine ¿sí?— Me deja saber.
—Está bien, gracias— Digo y termino la llamada volviendo al silencio de esta habitación.
Mi mirada se centra en el techo como si en este estuvieran las respuestas que tanto necesito, pero definitivamente no encontrare nada allí, ni siquiera una mínima pista de si deba o no abrir el contenido de aquel USB. Todo pareciera viajar marcha atrás en mi vida, y no sé si quiero volver a abrir esa puerta donde puede haber cosas que no me gusten, pero también sé que, si quiero cerrar esta historia para siempre, debo hacerlo siendo consciente de todo lo que ocurre.
Me armo de valor para levantarme de esta cama, y voy hacia mi bolso para en este buscar ese USB. Busco también mi laptop, y voy con estas cosas al sofá. Enciendo la computadora, ingreso mi clave y una vez que me lo permite, instalo el USB. Espero pacientemente que su contenido aparezca en la pantalla, y apenas se abre el archivo, me doy cuenta de que se trata de un video y un documento.
Decido empezar por el video, lo abro, pulso el botón de reproducir, y frente a mi aparece la imagen de una cámara de seguridad que corresponde al elevador del edificio donde vivía Samuel. El video muestra como un hombre lo recarga ya que está completamente inconsciente, también se ve a Paola en la imagen. Ella es sonriendo, le dice algo al hombre, pero no hay audio. La grabación de repente cambia y muestra la imagen de una de las cámaras del pasillo. Ellos están llevan a Samuel a su departamento, y ella quien saca la llave de su bolsillo y abre la puerta.
La grabación se corta y al ver la fecha y el horario, me doy cuenta de que corresponden a aquella noche. La imagen vuelve, pero esta vez muestra al hombre yéndose, y no solo eso, ella lo despide en la puerta dándole un beso en los labios. Mi corazón se detiene al darme cuenta de que me dijo la verdad, de que ella lo engaño… El video finaliza conmigo en escena entrando al departamento, y no cabe duda, todo esto corresponde al día que los vi.
Siento como las lágrimas caen de mis ojos y a pesar de que mis manos están temblando, cierro el video y abro el otro documento. Lo leo y con esto entiendo que estas fueron las pruebas que él presento para su divorcio. Es una locura… esa mujer nos destruyó a todos, y es tanta mi rabia, que solo puedo llorar de impotencia.