1: Desafío Aceptado
A pesar de que las luces de la famosísima ciudad del pecado ya empiezan a verse desde la ventanilla del avión, sigo sin entender que hago aquí. Mi mundo no es este, yo crecí en una ciudad e industria diferente, me veía siendo parte de la empresa aeronáutica de mi padre, no de hoteles y casinos. No comprendo cuál es su obsesión con esta ciudad, aunque creo tener una idea, aquí conoció a Julieta, la mujer que le cambio la vida y me acepto como si fuera su hija de sangre, supongo que ese es un motivo de esos importantes.
—Señorita Montenegro, estamos a punto de aterrizar— Me interrumpe la voz de la aeromoza.
—Gracias, ya me abrocho el cinturón— Indico mientras que lo hago y una vez más me preparo mentalmente para llegar a mi nueva misión.
[…]
El desafío de mi padre fue claro, pon en práctica tu carrera y conocimiento aquí, y luego te daré el puesto que tanto deseas en la aeronáutica. A veces pienso que no confía lo suficiente en mí, no lo sé, pero decidí aceptar el desafío y venir aquí —Que le vaya muy bien señorita Montenegro— Habla el capitán mientras que bajo del avión y simplemente le sonrió.
—Muchas gracias, ha sido un viaje muy ameno como siempre— Halago y asiente.
—Para eso estamos—
—Señorita Montenegro, ya está encargándose de su equipaje— Informa la aeromoza.
—Gracias— Respondo y termino de descender de la aeronave para encontrarme con el chofer esperándome.
—Señorita Montenegro, bienvenida a Las Vegas— Saluda.
—Gracias ¿ya está todo listo?— Averiguo.
—Por supuesto, su suite ya está preparada en el Waldorf— Anuncia.
—Perfecto, iremos directamente allí, ha sido un viaje largo— Comento mientras me abre la puerta de la limusina y me subo a esta.
Mientras que espero que terminen de acomodar el equipaje, reviso los correos electrónicos en mi celular. Respondo a los más urgentes y entre todo esto el chofer se sube para dar inicio al camino. Leo uno de los correos, y respondo a la invitación que me ha enviado para cenar la secretaria del director del de los hoteles MJM, siglas que mi padre ha escogido para esta área de sus negocios. Una vez que termino, dejo mi celular a un lado y comienzo a observar la ciudad a través de la ventanilla.
Si bien Las Vegas puede resultar ser una ciudad que capta la atención de inmediato por sus luces, la vida nocturna, y los hoteles de lujo, todo esto no es algo que llame por completo mi atención. Recuerdo las veces que Julieta me hablo de su trabajo aquí, de como ella y mi padre se conocieron, pero, a decir verdad, no sé cómo han podido enamorarse en medio de esta locura. Si me lo preguntan a mí, prefiero ciudades como Paris, Roma, o Praga que tienen un encanto único y esa arquitectura que puede dejarte sin aliento.
La distancia entre el aeropuerto y el hotel es muy corta, tanto que ya nos encontramos entrando al estacionamiento donde al parecer, también hay personal del hotel esperándome. Un joven abre la puerta, me ofrece su mano, y me ayuda a bajar de la limusina mientras que me sonríe como si yo fuese una celebridad o alguien importante a quien esperaban. Tal vez es así después de todo, y es que de cierta manera represento a mi padre.
—Bienvenida— Escucho una y otra vez algo a lo que solo puedo responder con un “gracias” mientras que los saludo.
No hago más que entrar al lujoso hotel y encontrarme con el gerente del hotel que me da la bienvenida y entrega las llaves de la suite mientras que me explica cómo llegar allí —Se lo agradezco— Digo amablemente e intento alejarme.
—Señorita Montenegro, la cena con el director es en la terraza del hotel— Indica antes de que pueda subir al elevador.
—Gracias, allí estaré a la hora acordada— Respondo de inmediato y continuo con mi camino.
[…]
La soledad en esta suite se siente bien, no estoy acostumbrada a que tanta gente este a mi alrededor tratando de agradarme, pero entiendo también porque lo hacen. Después de haber disfrutado de una exquisita ducha y de haberme cambiado de ropa, termino de ajustar el collar que va a juego con el vestido rojo que elegí, y tomo mi bolso para así ir a la terraza dado que ya es hora de la cena de bienvenida con el director.
Me subo al elevador, y solo subo un piso a través de este para después recorrer el pasillo que lleva a la terraza. El camino es breve y muy hermoso ya que a través de los cristales se puede apreciar la vista de las montañas que rodean a Las Vegas y las luces de la ciudad, un contraste que hayo interesante. El empleado que está encargado de esta entrada me abre la puerta dándome la bienvenida al restaurante privado del hotel y solo asiento para así continuar con mi camino hasta que de pronto veo a un hombre de pie y siento que esta velada se ha convertido en una broma de mal gusto.
—¿Tú?— Inquiero completamente sorprendida por la situación.
Samuel me mira como si tampoco pudiera creer que soy yo quien está aquí y no entiendo porque está sucediendo esto, ¿Cómo es que ese hombre que una vez considere que era mi vida entera está enfrente de mi después de todo este tiempo?