[SAMUEL]
Ellos caminan hacia mi después de haberse besado como si yo no estuviera presente, y ver la mano de él en la espalda de ella me hace sentir el hombre más imbécil del mundo «era claro que todo esto no funcionaría» me reclamo y respiro profundo. No entiendo porque Mateo no me conto el detalle de que Maia está comprometida con nada más y nada menos que Axel Carranza.
—Guapo, te presento a Samuel Ferreira, el director de los hoteles. Samuel, te presento a mi prometido Axel— Habla ella con orgullo y no puedo creer que este haciendo esto.
Estiro mi brazo para poder estrechar su mano pretendiendo ser un caballero, y él hace lo mismo —Un gusto conocerte Samuel— Me dice sonriente y definitivamente no sabe quién fui en la vida de Maia.
—Lo mismo digo, y felicidades por la última victoria, fue una carrera no apta para cardiacos— Menciono.
—Muchas gracias, si estuvo difícil, pero se logró el triunfo— Comenta y hago una pausa para indicarle a los camareros que traigan otra silla y otro juego de cubiertos.
—Así es, dígale al personal que deseas de tomar y cenar, ellos te lo traerán pronto— Indico mientras que el camarero le entrega el menú.
Después de sentarse en la silla que han traído, él rápidamente escoge algo, lo ordena y regresa el menú —Debí avisar que vendría así hubiesen podido preparar una mesa para tres, lo siento, no creí que la reunión sería así— Se disculpa Maia.
Me encantaría contarle toda la verdad, decirle que esto estaba preparado así porque fue su padre quien me lo sugirió, pero claro, si le digo eso, todo el plan se ira a la basura —No te preocupes, ya lo solucionamos— Comento tratando de que no se note como me siento —¿Y cuándo es la boda?— Averiguo y se miran entre sí.
Ella acaricia el rostro de él y por dentro me muero de los celos —No lo sabemos todavía, es que me lo ha propuesto hace dos días y ni siquiera mi familia sabe que acepte— Confiesa.
—¿Eso quiere decir que soy el primero en saberlo?— Pregunto y miro a mi alrededor para buscar un sitio de donde lánzame al vacío desde esta terraza.
Él sonríe —Parece que sí, pero ya no hablemos de nosotros ¿hace cuanto trabajas aquí?— Me pregunta él y por dentro sonrió.
—Hace tres años, cuando me divorcie, me mude a Las Vegas y empecé a trabajar aquí— Les cuento y de pronto noto como la cara de Maia se transforma. Sé muy bien lo que está pasando por su cabeza, pero no pienso darle explicaciones que no quiera escuchar, al menos no ahora. Por otra parte, Axel me mira como diciendo “lo siento.”
—Que mal, no sé qué te habrá pasado para que hicieras eso, pero supongo que fue la mejor decisión— Comenta él.
—Definitivamente lo fue, ella me mintió, me hizo creer que esperaba un hijo mío y resulto que era de otro— Le cuento y el silencio se vuelve mortal.
Observo a Maia quien de inmediato se pone de pie —Discúlpenme, debo ir al tocador— Se excusa y se aleja con prisa de la mesa.
«Al menos ahora sabes lo que paso» Pienso y apenas puedo mirar a Axel.
—Es una mujer increíble— Explica él.
—Me imagino, se nota de lejos que es buena persona— Expreso ahorrándome todos los demás detalles que sé de ella.
Él bebe un sorbo de su copa de vino —Estamos buscando un bebé, ¿sabes? Me muero de ganas que me diga que voy a ser padre— Me informa como si fuéramos amigos de toda la vida, y en estos momentos soy yo quien necesita irse de aquí.
—Qué bueno, te felicito— Resumo y hago de cuenta que miro mi celular —¿Me esperas un momento? Debo llamar a alguien, es urgente— Miento.
—Si claro— Responde y rápidamente me pongo de pie para ir hacia donde están los baños.
Camino con prisa como si tuviera una carrera personal en contra del reloj, y entro al restaurante hasta llegar pasillo donde están los baños. El lugar esta solitario y mi desesperación me lleva a abrir la puerta del baño de mujeres y entrar sin importarme nada.
—¡¿Qué haces aquí?!— Me reclama Maia quien estaba parada frente al lavamanos y me acerco a ella.
—¿De verdad? ¿Ese es el hombre que elegiste para que sea el padre de tus hijos?— Le pregunto molesto.
Ella mueve su cabeza y se voltea a verme, puedo notar las lágrimas que derramo y las que se le escapan de los ojos ahora —No sé si lo recuerdas, pero el primero con quien pensé formar una familia me dejo después de confesarme que me engaño y que había dejado a su amante embarazada— Responde firme.
—Maia me engañaron— Le digo en un susurro.
—Lo siento, ya es tarde— Habla e intenta alejarse de mí, pero yo la detengo.
—¿Por qué? Todavía tenemos una oportunidad— Le pido y niega.
—Llegaste tarde, lo siento— Insiste y vuelvo a bloquearle el paso.
—Maia, por favor… hablemos, nos debemos una charla— Presiono.
Ella cierra sus ojos —Maldita sea Samuel, te estoy diciendo que es tarde, no me vuelvas a arruinar la vida— Repite.
—Dame una razón— Exijo.
Abre sus ojos —Estoy embarazada de Axel, se lo voy a decir esta noche. Lo siento, y siento que te hayan engañado— Declara y siento como si estuviera cayendo al vacío. No puedo moverme ni evitar que ella se vaya. La perdí, perdí a Maia para siempre.