Amanda se encontraba con los ojos llenos de lágrimas, se había despertado en extremo sensible, pero sabía que ya no era algo referente a su celo, el que se había ido ya de su cuerpo, en realidad, era a razón de lo antes sucedido.
Primero despertó desubicada, pensando que estaba en algún lugar inseguro, pero no era de esa manera, así que pudo estar más tranquila, se dio cuenta de que era la habitación de su hermano Ian, cosa que la calmaba bastante.
Las frazadas cubrían su aroma, eso lo entendía, por eso prefirió no moverse, ni siquiera sabía si su padre estaba por allí, pero no tuvo que pensar mucho más, ya que escuchó pasos provenientes de fuera de la habitación. De inmediato se cubrió con los mismos cobertores para no ser vista en tal caso de que no fura alguien bienvenido.
Como lo su
