El beta al que más le había afectado la situación con Amanda había sido, sin duda, a Randall, quien bebía los vientos por la chica de cabellos dorados, aunque no se lo hubiera confesado antes por temor a su reacción. Intentó por todos los medios posibles hacer que le quisiera de la misma manera que él lo hacía, pero no lo logró, por triste que sonara. Toda su vida había estado detrás de ella, y le dolía bastante que no quisiera huir en su compañía. Ahora que se había escapado de sus brazos una vez más, el hombre no tenía ánimos de hacer ninguna otra cosa. Había despertado en un hospital público, en compañía de algunos de sus asistentes, según los doctores, pasó varios días sin tener ninguna reacción positiva, y creyeron que incluso no podría recuperarse de la contusión, pero sí fue pos