Pasadas tres semanas desde el suceso del incendio y el rapto de la omega del jefe alfa, las cosas parecían estar volviendo a la normalidad que tanto habían anhelado entre todos. Las aguas parecieron apaciguarse bastante respecto a los enemigos y las persecuciones, tanto a sí que se pensaba que ya todo había acabado, y aunque no fuera de ese modo, era bonito mantener la ilusión. Harmon y Amanda habían podido volver a vivir en la residencia, de modo que en su tercera noche allí, ambos se encontraban cenando juntos, tal cual como el alfa quería hacer desde un principio, haciendo valer a la chica por lo que se merecía. Había mejorado mucho el trato respecto a ella, ya no era tosco como antes, incluso se esforzaba por hacer del ambiente menos tenso, y la convivencia mejoró magistralmente. Y