NARRA SAMANTHA:
Mi hermanito de un momento a otro se soltó de las manos de mi madre; era entendible yéndose para su habitación cerrando con fuerza. Mi madre inició a llorar desesperadamente, no sabía que hacer así que me decidí por abrazarla en su dolor porque al final ella quería a mi padre, tal vez solo quería devolvérsela después de tantas, pero los hombres eran machistas, orgullosos y podía más su ego que el amor que le tuvieran a la persona, porque en medio de tantas peleas sabía que se amaban.
Al rato, decidí dirigirme a mi habitación recostándome en la cama sintiendo como mis ojos me pesaban cada vez más al punto de quedarme dormida. No sé cuánto tiempo paso, pero llegó mi madre desesperada a moverme como loca sin entender qué sucedió; preguntó por mi hermano lo cual negué porque desde que se encerró no lo había visto. Estaban desesperados, porque no habría pensado que de pronto se hubiera suicidado. Así que, mi padre decidió contar hasta tres para darle tres patadas en diferentes momentos a la puerta al punto de tumbarla, un nuevo gasto. Sin embargo, eso era lo de menos; ya que mi hermano no se encontraba en la habitación, ni siquiera en el baño donde caí en cuenta que la ventana se encontraba abierta. Me asomé, dándome cuenta de una cuerda hecha por ropa > pensé, volteé a verlos quienes se acercaron para observar e iniciar a pelear de nuevo.
— ¡Por tu culpa, mi hijo se escapó! — Grito mi madre teniendo sus manos sobre su cabello, podría arrancárselo en cualquier momento —, Si algo le sucede, eres el único culpable.
— Aquí la que le abrió las patas a otro, fuiste tu — Sentenció mientras cerré mis ojos, iban a empeorar —, Si te hubieras comportado como la dama que debías ser, nunca hubiera sucedido esto.
Decidí salirme de la habitación para la mía, evitando escucharlos. Allí cogí mis llaves, mi bolso, me coloqué un saco y salí disparada de la casa a buscarlo porque realmente las discusiones no lo iban a traer de vuelta. El frío fue terrible, definitivamente pase casi toda la noche buscándolo por todo lado, pero no lo encontraba; hasta que recibí un mensaje de texto > me sobresaltó el corazón, estaba segura que estaba cerca si no, no me hubiera escrito. Al mismo tiempo, mis padres llamaron a la policía para iniciar con una búsqueda intachable a su lado, solo esperaba que lo encontráramos bien.
Pasaron dos días, donde no teníamos noticias de él realmente. Eso ocasionó que se empeorara la situación en la casa, porque no eran solo los problemas entre ellos si no que había decidido echarme a mí la culpa por su desaparición; con la excusa que al ser la hermana mayor tendría que estarlo cuidando todo el tiempo. Me estresa, termine peleando con ellos y hasta gritándoles, ganándome una cachetada por parte de mi madre quien nunca me había pegado en su vida, ocasionando que salieran lágrimas involuntarias de mis ojos para tomar una decisión drástica. Tomé un taxi, me dirigí hacia el aeropuerto y me fui para Los Ángeles, donde se encontraba Tomas.
Primera vez que me iría a una ciudad desconocida, porque mis padres nunca me habían dado el permiso de viajar hacia allá, ni siquiera con todo el tiempo que teníamos de relación. Eso quiere decir, que no conocía a mis suegros. Sabía que no era el mejor momento además que mis padres me acabarían al irme a escondidas, pero no podía seguir soportando esta situación y guardaba la esperanza de que mi hermano apareciera pronto. Me monté al avión después de hacer el papeleo, solo llevaba mi presencia porque ni maleta había traído, aguantando las seis horas de viaje siendo eternas para mí, más al tener el corazón acelerado por todo lo que estaba pasando.
Odiaba la idea de que Tomas había venido y se había devuelto, si estuviera aquí todavía me hubiera evitado tanto y así estaría apoyándome. Sin embargo, no había vuelta atrás. Me bajé del avión, cogí un taxi hacia la dirección que él me había dado hace un tiempo esperando que siguiera viviendo en aquella casa, si no estaría totalmente perdida. Llegué sobre las tres de la tarde, timbre a la casa esperando donde me abrió una señora de 70 años más o menos, con arrugas, cabello blanco y una hermosa mirada color verde.
— ¿Qué se te ofrece, querida? — Preguntó con amabilidad, tenía nervios ella me desconocía totalmente.
— Soy Samantha, la novia de Tomas — Respondí esperando que al menos le hubieran hablado de mí, sonrió al saber mi nombre —, Perdón presentarme de esta forma, ¿usted es su madre?
— Bienvenida, sigue — Dijo después de asentir a mi pregunta, dándome cuenta que era un hogar humilde, no tenía muchos lujos, pero era acogedor. Me senté con la señora, recordando que su nombre era Claudia, además me contó que el padre de Tomas había fallecido hace unos meses, me sorprendió porque él nunca me había dicho eso, adicional sentí dolor en el corazón porque no lo pude acompañar en momentos dolorosos como esos. Era hijo único, no tenía hermanos y no se encontraba en la casa en ese momento, decidí llamarlo cuando doña Claudia se fue a la cocina.
— Amor estoy en tu casa — Dije yendo al grano, esperaba que con emoción viniera rápido a recibirme —, Tu madre es muy atenta conmigo.
— ¿En cuál casa? — Pregunto sin entender en medio de la llamada, le conté todo, pero no fue la respuesta que esperaba —, ¿Qué haces allá?, te jodiste porque llegó hasta el otro día estoy con mis amigos.
— Pensé que te ibas a venir apenas te contara, ¿no te alegra verme? además sabes que estoy preocupada por mi hermano — Confesé con dolor, esperaba más humanidad e interés de parte de mi novio —, ¿Cometí un error en haber venido?
— No vayas a empezar, mañana nos vemos — Afirmó antes de colgar, sin despedirse donde voltee a ver a doña Claudia, quien me miraba con ternura y lastima ofreciéndome una tacita de café. Al menos, tendría la compañía de ella al mismo tiempo que silencie el celular porque estaba teniendo llamadas inalcanzables de mis padres, sabía que les causaba un peor dolor al irme después de que mi hermano se desaparece, pero tal vez con la huida de ambos hijos, pensaran mejor todo y decidieron seguir juntos por el bienestar de la familia, sonaba egoísta, pero sabía que Jonathan no estaba preparado, como yo.
Me fui a dormir a la habitación de Tomas, con el permiso de doña Claudia esperando que apareciera en algún momento de la noche, aunque a la vez no quería porque creía que me iba a tocar ocasionando que no me sintiera tan cómoda; ya que la primera vez no fue como esperaba > me repetía mentalmente a cada rato al punto de haberme quedado dormida. Al siguiente día, desperté sola, con frío y sin compañía en la habitación definitivamente no había aparecido en toda la noche; habiéndose extraño especial porque sabía que estaba aquí, pero decidió colocarme de pie con mi misma ropa de ayer debido a que no había traído nada, me fui al armario de Tomas para coger alguna camisa suya cuando me encontré con la sorpresa de un vestido > no solo eso, sino un perfume de mujer recién comprado, me sentía extraña cuando sentí que alguien entro a la habitación, así que voltee a ver.
— ¿Qué estás haciendo? ¡no tienes permiso de invadir mis cosas! — Manifestó molesto quitándome del armario, todavía me encontraba en shock —, ¿Qué sucede?
— ¿Qué hacen esos objetos de mujer en tu armario? ¿Alguien duerme aquí contigo? — Pregunte con mi corazón arrugado, no quería imaginarme que hiciera alguien más en su vida —, ¿Estas con alguien más aparte de mí?
— ¿Qué dices? te haces muchas películas en la cabeza — Dijo sacando una camisa larga de su armario, para cerrarlo —, Ese vestido es de una amiga, pero solo se lo recogí y el perfume, ese si es para ti ¿no ves lo caro que es? solo que te lo iba a llevar como una sorpresa — Susurro entregándome la camisa, para poder cambiarme.
— Lo siento, sé que debo confiar más en ti — Comente recibiéndola, sintiéndome extraña con su explicación —, ¿Por qué no viniste anoche?
— Me quede con Lucas, se me olvido que estabas aquí — Confesó encogiendo los hombros, sacando unos bóxer, camisa y pantalón del armario con velocidad —, Me iré a bañar.
No dije nada, solo seguí ahí plasmada de pie viendo como entraba al baño y cerraba la puerta. Seguía en shock con los objetos de mujer y ahora se había olvidado de mi presencia, decidí sacudir la cabeza para quitarme mi blusa dejándome en brasier mientras la guardaba en la maleta. Enseguida, me coloque la de él sintiendo su aroma por el perfume aplicado, realmente amaba su aroma. Mientras salía, bajé al primer piso para acompañar a la mamá a servir el desayuno que constaba de chocolate, chocolates con cebolla y tomate y finalmente tajadas de pan.
Al rato, lo vi bajar para desayunar los tres juntos como una familia. Me sentía más cómoda en el ambiente, al rato nos fuimos a pasear en la moto con Tomas visualizando toda la ciudad siendo hermosa, definitivamente. En medio del paseo, recibió una llamada de mis padres dándose cuenta que me había escapado, volteo a verme con mal genio, pero era su culpa; no me había dejado explicarle nada desde que había llegado ni siquiera me había consolado, sino que pareciera que fuera una amiga más en su lista.
— Nos devolvemos para Nueva York, tus padres están preocupados además parece que tu hermano apareció — Resoplo sin mirarme, me sentí mal por sus palabras, pero mi corazón estaba brincando de alegría ante la noticia de mi hermano; quería verlo definitivamente —, Necesito que pagues los boletos de avión — Manifestó, solo asentí porque sabía que él viajaba era por verme segura, solo esperaba que la situación en la casa mejorará con estos acontecimientos que pasaban.