NARRA GLORIA:
Un nuevo día, odiaba la idea de haber peleado con Jonathan, pero al mismo tiempo detestaba que me estuviera ocultando cosas > solo quería volver a cerrar los ojos y no estar en esta pesadilla. Sin embargo, sonó la alarma como señal de que tenía clases en la universidad, me coloque de pie en contra de mi voluntad para darme un buen baño, vestirme con un hermoso vestido de flores acompañado de unas sandalias, mi cabello en una trenza y colocando mi maleta en la espalda para irme sin desayuno, porque se me había hecho muy tarde.
Corrí a coger el autobús a tiempo, llegando a la universidad para prestar atención al profesor dando su primera clase. Aunque intenté, siendo sincera estuve pensando en los pajaritos más que en lo que enseñaban, así que me tenía que adelantar después. Salí del break, me dirigí hacia la cafetería para tomar algo, decidí pedir un sándwich de queso y jamón con jugo y sentarme sola en la mesa, mi amiga Lily no había venido a clases. En ese momento, sentí una sombra sobre mí, la cual decidí voltear a ver.
— Un gusto, qué pena contigo soy nuevo por intercambio ¿te molestaría que me sentara contigo? — Manifestó aquel joven extraño con tez morena, ojos color miel y cabello café oscuro, pero con una sonrisa muy tierna —, Me llamo Oscar Ruiz.
— Es un gusto, Gloria Winter — Dije brindándole una bella sonrisa —, Siéntate y comemos juntos ¿de dónde vienes?
— Estaba estudiando en México, pero por problemas económicos hice el intercambio aquí a Colombia, así que aquí me tienes — Confesó encogiendo sus hombros, mientras habría su maleta para sacar su mini desayuno —, ¿Quieres?
Asentí con pena al ver como mi estómago rugió al ver sus huevos tibios, con tostadas y en un botellita traía jugo de mora. Empezamos a hablar, conociéndonos cada vez más para saber que era Colombiano realmente, había nacido en Boyacá, pero siempre vivió entre Colombia y México. Además, tenía 22 años, estudiaba ingeniería automotriz y estaba soltero. Después de ello, intercambiamos números telefónicos y quedamos de vernos más tarde, alegrando mi día y ocasionando que colocara atención en clase sin ningún inconveniente.
Se acabó el día académico, nos vimos a la salida yéndonos por el mismo camino para darme cuenta que vivía unos metros de mí. Llegué a mi casa, saludando a mi prima debido a que mi tía no se encontraba; ya que estaba trabajando en la pescadería el cual se había vuelto su día a día, al punto de conocer y diferenciar cada tipo de pescado siendo interesante.
Pasó una semana desde aquel acontecimiento, donde la amistad entre Oscar y yo se había vuelto mucho más fuerte, pasábamos mucho más tiempo juntos además tenemos varios gustos en común, me ayudaba con mi carrera a pesar de no saber mucho sobre ella, No solo eso, sino que me estaba enseñando a cocinar platos exquisitos en su casa siendo aceptado por mi tía. Por el lado de Alejandro, no había vuelto a tener mayor comunicación con él ni siquiera por mensaje de texto debido a que nos estábamos alejando cada día más, por no querer ser sincero conmigo.
Me encontraba caminando con Oscar por el campus, cuando llegamos al campus principal encontrándose las canchas de voleibol, fútbol y basquetbol. Allí, se encontraba Alejandro ocasionando que colocara mis manos sobre mi boca de la sorpresa, mientras empieza a sonar la música dándome cuenta que era vallenato y se escucha la canción “osito dormilón” en la voz del cantante. Me sorprendió realmente su sorpresa, además que todo el mundo empieza a rodearnos ocasionando que la pena aumente cada vez más.
— Acércate, creo que tienes un novio arrepentido — Susurro Oscar en mi oído, agradeciéndole por su apoyo y consejo. Decidí hacerle caso alejándome de él, para acercarme a mi amado entrelazando nuestras manos, mientras el cantante seguía iluminando el lugar con su voz.
— Sé que fui un estúpido, solo quiero que me perdones — Manifestó mirándome con ternura, sentí sinceridad en su voz —, Te contaré todo.
— Te amo, Alejandro — solo pude decir eso antes de darle un beso tierno y fugaz a los labios, mientras los demás nos aplaudían mirándonos con envidia, sabía que mi amado era una persona bastante famosa y su forma física deseada por los hombres y amada por las mujeres.
Terminaron de tocar los músicos, les pagó y se fue conmigo a sentarnos sobre una de las sillas del campus, Oscar había desaparecido de mi vista agradeciéndole para después ir a buscarlo. Allí, me sentía con nervios porque no sabía cómo proceder, realmente el que debía empezar era él al deberme una explicación.
— Si tuve una llamada de un número desconocido, realmente varias, pero no es de ninguna amante — Confesó mirándome a los ojos, mientras brillaban —, Me ha estado marcando mi ex novia.
— ¿Ella para que te busca? ¿Quieres volver con ella? — Pregunte de una, sorprendiéndome porque no me imaginaba que fuera ella; ya que habían terminado en malos términos.
— Ella jura que está embarazada de mí, pero créeme que no es cierto — Afirmo rápidamente, para que no me fuera mientras me alteraba —, Nosotros estamos juntos hace seis meses y ella tiene siete meses de gestación; me está buscando hasta ahora y estoy seguro que dure más de dos meses sin tener relaciones con ella.
— Si no eres el padre de su hijo, ¿para qué te buscaría a ti? además ¿por qué no te busco desde el inicio? — Interrogue sin creer nada, era demasiada información.
— Tal vez el verdadero padre no responde, sabe que me está yendo bien — Dijo encogiendo sus hombros, mientras bajaba la mirada —, Tenía miedo de contarte y me juzgaras, por estar negándolo, pero es que estoy seguro que no es mío además si lo fuera…
— Si lo fuera, no te dejaré por eso porque fue antes de que fuéramos pareja, además valora el hecho de que vas a responder — Dije sinceramente para entrelazar mis manos detrás de su cuello, para acercarnos a darnos otro beso.
Después, me subí en su moto faltando a mi última clase para dirigirme con él a dar una vuelta por toda la ciudad en su compañía. Nos dirigimos al mirador de Ruitoque, un hermoso lugar que nos gustaba visitar porque tenía la vista más maravillosa de todo el lugar, era especial verlo de día, pero de noche era magnífico, viendo cómo se conectaban las cosas a través de sus luces iluminando toda la ciudad.
— ¿Qué harías si resultaras ser el padre? — Pregunte mientras miraba hacia el cielo —, Digo, nadie me asegura que no hayas estado con ella al mismo tiempo mientras eras mi pareja.
— Como puedes decir eso, te he sido totalmente serio Gloria — Manifestó enojado, acomodándose en el suelo —, Ni siquiera con la modelo que trataste de amante, tengo algo.
— No respondiste a mi pregunta — Dije evadiendo el tema, realmente nada me garantiza que me quisiera de verdad después de todo —, Además, me mentiste para estar con esa modelo.
— Respondería, pero estoy seguro que ese bebe no es mío — Resoplo mientras acomodaba sus manos en el suelo, sentándose en frente de él —, Estaba trabajando, no quería tus celos, pero me arrepiento de actuar sin pensar.
— Hazle una prueba de ADN, es la única forma de saber si eres su padre o no — Aconseje mientras me recostaba sobre su pecho, mirando nuestro paisaje —, Salga lo que salga, estaré contigo mientras no interfiera con nuestra relación.
— ¿Estás segura? sé que llevamos poco tiempo de relación, pero créeme que me siento muy bien contigo — Dijo acariciando mi cabello, mientras caían los rayos del sol —, Te amo tanto que falte a mis clases y trabajo por venirme a Bucaramanga a buscarte.
No dije nada, solo volteé a mirarlo mientras nuestras miradas conectaron, observando el brillo de ella y creyendo en sus palabras. Internamente, tenía mucho miedo de que llegara a ser el padre porque eso ocasiona que hubiera terceras personas entre nosotros, pero al mismo tiempo confiaba en él. Así que, me acerque acariciando su mejilla mientras me colocaba de rodillas para darnos un beso apasionado, mientras me cogía de mi cintura en medio de la nada, al lado de una hermosa vista donde me había pedido que fuéramos novios, prometimos estar juntos y confiar en el otro porque nos conocíamos desde pequeños, sabemos cómo éramos y cuanto valemos realmente cada uno como persona para el otro.
— No te dejaré ir, por nada ni por nadie — Susurro antes de volver a darme otro beso, mientras sentía mi corazón acelerado sintiendo que Dios me había premiado, después de haberme castigado con la muerte de mis padres.