CAP. 15 SAMANTHA / TOMAS

1894 Words
NARRA SAMANTHA:   Pasó una semana más, donde me hacía falta cada vez más mi hermanito Jonathan, más que mi propia mamá. A veces hablábamos por video llamada o por mensajes de texto, hoy era un día especial donde no iba a tener la compañía de ninguno de ellos dos; no sabía exactamente si mi padre iría ni siquiera Tomas porque había estado bastante alejado de mí después de que accedí a prestarle el dinero, la madre no podía pagar por nuestros errores. La única que sabía que me iba a acompañar, era mi hermosa nona quien nunca me dejaba sola.   Me encontraba en este momento recogiendo mi cabello para que mi nona me colocara mi cadena de oro con mi inicial que me había regalado mi madre antes de irse; tenía juego con los aretes además me coloque la manilla que me había regalado mi padre. Jonathan me regaló un hermoso mensaje de texto, felicitándome por mi grado de secundaria para dar un nuevo paso a la universidad. Veía mi figura en el espejo, a pesar de ser delgada era hermosa tenía mi buen cuerpo, además mis rayitos morados combinaban bastante. Decidí colocarme un hermoso vestido más arriba de las rodillas, esponjoso de color rojo acompañado de un blazer y tacones negros. Un poco de rubor, pestañina, labial rosado oscuro y delineador con una pizca de mi perfume, para verme totalmente hermosa.   — Felicidades mi niña, un nuevo paso en tu vida — Manifestó mi nona abrazándome, no sabría qué haría sin ella —, No pienses en nada ni en nadie, allí estaré para gritar por ti.   — Realmente eres mi madre, no sabría que hacer sin ti — Confesé abrazándola con fuerza, reteniendo las lágrimas a punto de salir —, Dios te bendiga y te multiplique lo bondadosa que eres conmigo.   Salí cogida de la mano de ella, hacia el auto del chofer quien me sonreía con ternura; ya que mi padre tenía una reunión de trabajo y no podía acompañarme. Envíe nuevamente un mensaje de texto a Tomas recordando la hora, sitio y enviando la invitación para que llegara. No sabía si había cogido un avión para venir a acompañarme o no debido a que lo dejó en suspenso, sin darme una respuesta clara. Solo le pedía a Dios, que me acompañara además así lo presentaría ante mis demás compañeros.   Llegamos al instituto donde saludé a Sandra y Margarita, mis íntimas amigas del colegio. No había vuelto a saber de Isabel, me preocupaba realmente más por la forma de ser de su padre, pero bueno creo que tenía problemas peores. Juntas entramos al gran salón, sabía que mi nona se había sentado guardando un asiento a Tomas por si llegaba, nos colocamos la toga y el birrete para entrar a escuchar el gran discurso, después pasar cada uno por su diploma y medalla de mención. Finalmente, un hermoso video de los momentos vividos entre todos, siendo un gran año y dando un nuevo paso.    Terminó todo, no sabía exactamente si llego o no porque no podía observar a lo lejos. Decidí acercarme a mi nona quien me sonrió con nostalgia, la veía sola. Sentí tristeza, hasta que sentí unas manos varoniles que identificaba perfectamente tapándome los ojos — Tomas — Susurré mientras se plasmaba una sonrisa en mi interior, para después ver que me soltaba, me abrazaba por la cintura y me daba un beso en la mejilla.   — Felicidades bella princesa, darás un nuevo paso en tu vida — Manifestó mi novio, sintiéndome feliz de ver que me había cumplido —, Me costó, pero logre llegar por ti.   — Te amo, Tomas — Dije volteándome para cogerlo de la cara y plantarle un fugaz beso en los labios —, Sabía que no me ibas a decepcionar, ¿verdad, nona? — Ella solo asintió, sintiéndose feliz por mí, mi padre si no había aparecido al final.   Después de eso, nos dirigimos a mi casa donde mi nona nos consintió con su deliciosa comida. Allí al mismo tiempo, nos tomamos unas cervezas para pasar el momento, me había cambiado colocándome una falda con vuelo azul, una blusa blanca y me deje los tacones. En la noche, decidimos irnos de fiesta debido a que mi padre no aparece, supongo que estaría con alguna de sus amantes.   Tomás me había dicho que se iría hasta el otro día, para pasar conmigo todo el momento. Así que, llegamos a la discoteca donde nos pidieron nuestro documento de identidad, entramos y pedimos inicialmente un par de cervezas mientras sonaba la música, en este momento la electrónica.   — Pronto podremos estar juntos, tengo intención de buscar universidad en tu ciudad como te comenté — Dije fuerte, en medio de la música dándole un sorbo a mi trago —, Anhelo ese día, definitivamente.   — Deberías buscarla aquí, no veo la intención de salir de tu lujosa casa a pagar arriendo — Mencionó encogiendo los hombros, sorprendiéndome su respuesta —, Porque si vives en mi casa, igual debes pagar arriendo.   — Lo sé, no me iré de arrimada a ningún lado — Dije cortante, la música había cambiado a salsa así que aproveche a cogerle la mano, para irnos a bailar antes de que se tensione el ambiente.   Pasó aproximadamente una hora a dos más donde no solo tomamos cerveza, si no iniciamos con whisky y ron. Me sentía bastante mareada porque hace mucho tiempo no tomaba tanto, sintiéndome más activa y con más ganas de bailar. Mientras que, Tomas se veía más sobrio, eso me daba tranquilidad, porque tenía quien me cuidara. Nos encontrábamos bailando bachata, dándole la espalda teniendo mi espalda pegada a su pecho al ritmo de la música cuando sentí sus manos subir de mi cintura hacia mis pechos, haciéndome sonrojar porque era incómodo en un lugar público.   — Quieto Tomas, estamos en un sitio público — Susurre cerca de su oído, observando cómo entrecerró sus ojos —, Además, ahorita no quiero que me toques.   — No seas aburrida, mira que este pobre hombre te necesita — Murmuró con seducción, mordiéndome suavemente la oreja —, Solo es un poquito de placer entre los dos.   — No quiero, entiéndeme — Manifesté alejándome para sentarme, necesitaba calmar mi cabeza mareada para estar en mis cinco sentidos. No sé en qué momento, pero Tomas apareció con un vaso de agua y me lo entregó sonriendo, se estaba comportando amablemente a pesar de haberme negado eso era bueno, porque significaba que me entendía.   — Toma amor, no puedes dejar ni una pizca de agua — Dijo cerca mío, mientras seguía sintiendo mi cabeza dar vueltas —, así juiciosa, todo sin dejar nada.   Después de tomarlo, le di un suave beso en los labios. Amaba definitivamente a este hombre, así que me coloqué de pie para que siguiéramos bailando, estaba sonando salsa nuevamente cuando sentí que mi cabeza estaba más mareada de lo normal, no solo eso si no que estaba perdiendo estabilidad en mi cuerpo siendo extraño porque no había seguido tomando, precisamente para evitar esto.   — ¿Estás bien mi amor? no te preocupes, puedes recostarte en mi — Manifestó con dulzura, mientras mi cuerpo se encontraba pegado al suyo —, Solo debes descansar, es lo mejor.   — Tomas no me siento bien — Susurré sintiendo como iba perdiendo el conocimiento poco a poco, en medio de sus brazos.   NARRA TOMAS:   — ¿Estás seguro de ir a esa estúpida graduación? — Comentaba Isabel entre mis brazos, después de haberle hecho el amor una y otra vez —, Ella es una buena chica, pero muy inocente para mi gusto.   — No es que esté enamorado de ella, pero tiene mucho dinero lo cual me sirve para poder cumplir mis metas — Sentencié mientras la mordía del hombro —, Amo las mujeres como tú, atrevidas, sensuales, sexys y con experiencia.   — Solo no te demores, aquí te estaré esperando querido — Susurró mordiéndome la oreja, esta mujer definitivamente sabía mis debilidades.   Me alisté, cogí el boleto de avión y me dirigí hacia Nueva York. Fue un viaje largo, pero era necesario además que iba tarde para el evento; llegue a tiempo cuando estaba pasando a recibir su diploma saludando a su nona, quien me esperaba con esperanza. Definitivamente, me la había ganado con venir a su dichoso grado, porque estaba más que feliz y como no si ninguno de sus familiares la acompañaba, tenía dinero hasta para regalar, pero no el amor de familia definitivamente. Al rato, decidimos irnos a una discoteca donde bailamos y tomamos de todo, pero hubo un momento donde m amiguito quería volver a sentir la sensación de una mujer, me mordí el labio recordando a Isabel, quien iba a creer que una amiga íntima de ella iba a resultar traicionándola al acostarse con su novio.    Decidí tocarla suavemente de sus pechos, sabía que ella amaba lo romántico, aunque lo detestaba; prefería lo duro y salvaje. Sin embargo, cuando le propuse no quiso ceder causando que mi temperatura aumentará. Vi cómo se sentaba despreciándome, así que pedí un vaso de agua al mesero quien me lo dio rápidamente para abrir un pequeño frasco que siempre cargaba lleno de rohypnol, ketamina y gamma-butiro lactona para poder dormirla. Estaría bien entre mis brazos, accedió a tomárselo todo hasta la última gota para irnos a bailar nuevamente, en medio del giro que le di para la salsa vi cómo se desestabilizó sosteniéndose de mí; estaba iniciando a hacer efecto al punto de quedarse inconsciente entre mis brazos, la alcé en mi hombro para irnos sin importarme nada ni nadie.   — ¿Se encuentra bien la señorita? — preguntó un mesero, mirándola con preocupación —, Estaba bien, no sé qué ha sucedido ¿quiere que le llame un médico?   — No es necesario, es mi novia y la llevaré a la casa — Manifesté en tono tranquilo —, Solo se emborrachó, gracias por su preocupación.   Maldecía internamente su intervención, la monte en un taxi dirigiéndonos a un motel cercano porque no tenía para un hotel. Aunque, finalmente ella iba a ser quién iba a pagar. Entramos, nos registramos y la dirigí a la habitación con la mirada penetrante de la recepcionista a quien le di un par de billetes para que mantuviera su boca callada. La solté en la cama observándola inconsciente y mi amiguito inicio a reaccionar, mientras le iba quitando la ropa lentamente para tenerla a mi servicio, totalmente desnuda.   — Como adoro tu cuerpo, a pesar de ser tan inocente — Dije colocándome encima de ella, viendo como respiraba con dificultad e intentaba reaccionar —, Vas a pasar la mejor noche de tu vida, porque vas a conocer que es tener sexo realmente — Sentencie antes de iniciar a coger sus pechos con fuerza, sintiendo sus jadeos —, Tranquila, sé que me quieres adentro como yo a ti.   — No… N… Tom… — Susurraba intentando reaccionar, pero la droga tuvo totalmente efecto, porque no podía negarse ante mis órdenes.   — Eres y siempre serás mía — Afirmé antes de entrar en ella bruscamente, sin haberla consentido porque eso era para niñas estúpidas, yo solo quería tenerla como me encantaba duro, brusco y siendo el dominante —, Que rico — Manifesté sintiendo su calor interno, al sentir su gemido de dolor.
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