NARRA GLORIA:
Llegue finalmente a la universidad con nervios; solo esperaba que no se dañara la amistad con Oscar por lo sucedido. Entre a las clases, tenía precisamente matemáticas básicas donde pude realizar el examen con mucha facilidad debido a sus explicaciones; estaba orgullosa de mí misma. Sali a descanso, dirigiéndome a la cafetería para pedir como siempre mi limonada con empanada de carne, se había vuelto mi preferido de la universidad. Me senté, estaba comiendo cuando sentí una sombra sobre mí, así que volteé a verla era hora de enfrentar la realidad.
— ¿Cómo estás? te molestaría que me sentara a tu lado — Manifestó con nervios, sabía que era él que se sentía más incómodo en esta situación —, Solo si quieres, si no respeto tu decisión.
— Igual que la primera vez que nos conocimos — Susurre haciéndolo reír, mientras le manifestaba con la mano que se sentara a mi lado —, Gracias por tu ayuda, me fue bastante bien en el examen.
— ¿No estás molesta? digo por lo de ayer — Preguntó al momento de sentarse, cerré los ojos porque estaba que no mencionara lo que había sucedido —, Perdón, creo que la he embarrado.
— No te preocupes, pero tengo que ser sincera contigo y pedirte disculpas — Manifesté con seguridad, él no merecía estar en medio de todo —, Sigo con mi novio, por eso me sentí mal con lo del beso.
— ¿De qué hablas? si me dijiste que estabas triste porque habían terminado — Interrogó sorprendido dándole un bocado a su torta —, Cuéntame todo porque es un enredo.
— Claro que sí, lo que sucede es que… — Inicie a contarle todo desde el inicio, como manteníamos la relación a escondidas, la distancia, mi tía lo odia y teníamos que fingir que estábamos separados —, Se que no es justificación, perdóname por meterte en la mitad.
— No te preocupes, pero igualmente quiero que sepas que mis sentimientos son sinceros para ti y aquí estoy incondicional — Dijo cogiendo mi mano para acariciarla, no sabía cómo reaccionar porque era la primera vez aparte de Alejandro que eran tiernos conmigo —, Debo irme a clases, nos vemos después bella dama.
Me despedí de él, sintiendo un alivio en mi corazón porque sabía que me iba a guardar el secreto. Además, me había perdonado por meterlo en este enredo. En ese momento, llegó un mensaje de texto a mi celular > sintiendo como mi corazón se arrugaba, se me había olvidado responderle, decidí marcarle al celular.
— Buenos días mi amor, perdóname estaba en exámenes finales — Manifesté apenas me contestó después del tercer tono —, No te ignore a propósito, sabes que te amo.
— Buenos días ingrata, pensé que me habías cambiado — Dijo dándole al clavo, aunque no lo cambie realmente —, Han llegado los resultados, tenía miedo de abrirlos solo.
— Aquí estoy, ábrelos debemos saber los resultados — Dije brindándole seguridad, era momento de saber si seríamos padres o no ajenos —, Esto es fundamental, para nuestra relación.
Se mantuvo en silencio, mientras sentía como rasgaba un papel no solo eso, si no que escuchaba de fondo la voz de mi prima Emily, me alegraba saber que todo estaba bien; ella debía triunfar y si estaba en mí que lo hiciera, daría mi grano de arena.
— Ya están, entonces… No soy papá — Manifestó con alegría, sintiendo como mi prima gritaba al fondo por el susto —, Soy libre, somos libres.
— Un hijo no es una maldición, recuérdalo siempre — Dije regañándolo, porque igual pensaba en esa pobre criatura —, Sin embargo, me alegra que no seas el padre, no me imagino como madrastra todavía.
— Pronto nos veremos princesa, debo ir a trabajar y gracias por estar incondicional para mi — Concluyó, antes de que colgáramos para dirigirme hacia clases, todavía me faltaban dos, pero estaba con el corazón tranquilo; porque había arreglado todo con Oscar y además Alejandro no sería padre ajeno.
En la última clase, había llegado una nueva compañera de intercambio desde Bogotá; se quedaría unas tres semanas y se devolverá con el fin de aprovechar las prácticas dadas desde aquí. Era una bella dama de 23 años, su cabello n***o largo y liso hasta la cintura, sus ojos color zafiro, su sonrisa esplendida y blanca además su gran cuerpo. No solo eso, nos contó también que tenía un hermano mellizo solo que él se había ido de intercambio para Nueva York.
— Es un gusto conocerlos, Claudia Shift espero poder llevarme bien con todos — Mencionó presentándose al frente de todo el salón, se sentó a mi lado —, Que bella dama, ¿cómo te llamas?
— Gloria Winter, un gusto conocerte — Dije brindándole una sonrisa sincera; después de clases nos dimos nuestros números telefónicos ayudándole con el recorrido por toda la universidad, al mismo tiempo se la presenté a Oscar, parecía una joven de clase, respetable y educada.
NARRA ALEJANDRO:
Me sentía muy feliz al ver como los resultados del ADN habían salido negativos; porque no tendría que hacerme responsable de un bebe. Aunque, al mismo tiempo sentía nostalgia hacia esa criatura porque eso significaba que ni ella misma sabía quién era el verdadero padre. Le conté todo a Emily, quien se alegró conmigo por lo sucedido, además que estaba feliz por las fotos que le había tomado en traje de baño, a pesar de toda la tentación logré mantenerme en mi puesto siendo profesional; no solo como fotógrafo sino también leal ante mi relación.
— Vamos a ir a celebrar ¿te parece? — propuso Emily donde intenté negarme miles de veces, pero no fue posible y tuve que ceder al final —, Me alisto y nos vamos.
Decidí mirar televisión mientras ella terminaba de alistarse; debía verla como lo que podría ser de pronto mi hermanastra. Además, Gloria me envió un mensaje de texto pidiendo el favor de conseguir un mechón de ella o un vaso con su saliva, porque iban a hacer la prueba de ADN aprovechando que su tía había cedido, tenía nervios porque si resultaba ser positivo definitivamente iba a dañar el hogar de mi familia, mi madre no le perdonaría esa traición a mi padre o realmente no lo sabía; habían sido muchos años juntos. Salí de mis pensamientos, cuando la vi toda hermosa con su jean clarito que alzaba sus glúteos, sus tenis y su crop top n***o para irnos. Me coloqué de pie, le di su casco y nos dirigimos a mi moto para ir a una discoteca cerca de aquí, era de confianza por si decidía dejar la moto.
Habían pasado dos horas desde que habíamos llegado al bar, allí habíamos tomado cerveza y aguardiente sorprendiéndome como era de buena para tomar. No solo eso, sino también para bailar porque hasta me daba clases a mí, era bueno pasar momentos diferentes y me imaginaba que cuando Gloria viniera, sería espectacular compartir entre los tres. Emily se movía al son de la música, parecía experta y más después de haber consumido un vaso que le había brindado el mesero, quise evitarlo, pero no fue suficiente solo sabía que debía estar aquí para protegerla, ante todo. Pasaron otras dos horas, ya eran las dos de la mañana y sentía que debíamos irnos, porque mañana estudiaba y trabajaba; ella debía seguir enviando solicitudes a la universidad así que me acerque, donde estaba bailando con un tipo.
— Emily debemos irnos, es hora — Manifesté con tranquilidad, a pesar de haber tomado tanto estaba en mis cinco sentidos —, Debo trabajar y no puedo dejarte aquí.
— Recibe, ayúdame y nos vamos — Ofreció donde negué inicialmente, pero al ver su terquedad decidí tomar de su vaso para poder irnos —, Así me gusta, no seas amargado.
Terminamos el vaso, nos fuimos hacia la salida donde le iba a pedir al encargado que cuidara mi moto e irnos en taxi. Pero Emily fue más hábil, cogiendo mis llaves para irse corriendo hacia la moto, no sabía que le sucedía la veía más feliz e hiperactiva de lo normal. Corrí detrás de ella, cogiéndola de la cintura para coger mis llaves; cuando sentí un leve mareo, pero no le preste atención.
— Vas a conducir despacio, seré tu guía — Susurro dando media vuelta, quedando su boca a centímetros de la mía —, Porque tenías que ser el novio de mi prima, eres una tentación total — Dijo acercándose a mis labios dándome un fugaz pico; pero la separe de una estaba borracha, podría ser familia y además tenía novia.
— Súbete a la moto, estás borracha — Manifesté con fastidio, la obligué a colocarse el casco e iniciar a andar; mi intención era dejar la moto, pero como no cedía decidí irme despacio. Estamos a menos de cinco kilómetros de la casa, cuando la sentí dormirse en mi espalda, no solo eso sino que ese leve mareo de hace quince minutos había vuelto a aparecer; teniendo mi vista nublada sin entender qué estaba sucediendo si no estaba borracho; cuando sentí que estaba perdiendo la estabilidad, me asustaba intenté frenar pero debido a la visión borrosa me costaba saber dónde estaba el freno; intente ir más despacio cuando sentí unas luces en frente mío, siendo lo último que recordaba más que salir volando de la moto al igual que Emily.