NARRA SAMANTHA:
Desperté sin ropa, en una cama desconocida para mí y en unos brazos cálidos. No entendía que había sucedido, solo sabía que me encontraba bailando con Tomas, me propuso tener sexo y me negué dándome un vaso con agua; al voltear al ver me di cuenta que mi novio estaba a mi lado también sin ropa. Mis ojos se cristalizaron, porque no recordaba nada de lo que había sucedido, sabía que no estaba borracha y peor me dolía demasiado mi zona íntima como si hubiera sido forzado. Separe su brazo con brusquedad colocándome de pie con la sábana en mi cuerpo, buscando mi ropa interior cuando volteo a verme abriendo sus ojos descaradamente.
— Buenos noches, princesa ¿cómo sigues? — Dijo sin ningún remordimiento, no entendía como podía haber sido tan ciega —, ¿Que sucede, Sami?
— ¿Que me diste hace un rato? no tuve sexo voluntariamente — Sentencie con mis ojos aguados, colocándome mi brasier y bragas —, Quiero la verdad.
— Solo un poco de trago, después tu misma me pediste que te hiciera mía — Afirmó colocando sus brazos atrás de su cabeza con una sonrisa de superioridad —, Además, no es la primera vez que lo hacemos.
— Estás mintiendo, estuviste conmigo en contra de mi voluntad — Comente colocándome mi blusa, sintiendo como mi mundo se caía al suelo —, Me violaste.
— Que palabra más fea, solo accediste más fácilmente a estar conmigo — Mencionó con su estúpida sonrisa, me acerqué a su lado donde creía que iba a darle un beso, pero le di una cachetada; lastimosamente mi mano la cogió al momento de retirarla —, ¿Qué te pasa estúpida? debes respetarme.
— ¡Tú también deberías respetarme! abusaste de mí, imbécil — Exclame soltando las lágrimas, sintiendo como todo mi interior estaba roto —, Confiaba en ti, pero te aprovechaste. Si una mujer dice NO es ¡NO!
— Si esa mujer es mi novia, me va a complacer así no quiera — Aseguro colocándose de pie dejando ver su bulto, mientras terminaba de colocarme la falda —, Así que cálmate, deja de ser tan llorona.
— ¿Sabes qué? terminamos Tomas, ¡terminamos! — Manifesté cogiendo mi bolso y mis tacones en las manos —, No quiero volver a saber de ti — Sentencie para ver cómo me cogía de mi mano derecha, apretando con fuerza, no sabía que iba a decir tenía miedo, pero finalmente me soltó, dejándome ir en medio de mis lágrimas; no podía creer lo que había hecho.
Vi mi reloj dándome cuenta que era más de media noche, así que tomé un taxi dirigiéndome a mi casa el único lugar que creía seguro para mí; hasta esta noche. Cuando llegué abrí la puerta, observando como todos se encontraban durmiendo menos mi padre, estaba tomando en la sala, reprochando el que mi madre lo hubiera abandonado, sentí pesar, pero él mismo había querido ese destino.
— Hasta que te dignaste a llegar, culicagada — Manifestó cuando estaba subiendo el primer escalón de la escalera —, te crees muy madura y grande — Prosiguió decidí seguir mi camino, me había bastado con un borracho para lidiar con otro.
Llegue a mi habitación, no había cerrado la puerta cuando me digne a quitarme la blusa intentando quitarme la repugnancia de lo que había sucedido con Tomas. Cuando sentí a alguien entrar, me volteé colocando la blusa en medio de mis pechos intentando esconderlos, vi una mirada diferente en mi padre que me causaba miedo, esta vez me miraba con deseo, lujuria y placer. Vi hacia todos lados, por si debía defenderme, aunque no creía que mi padre fuera así, pero la verdad en medio del alcohol todo el mundo se transforma.
— Mi niña bonita, como has crecido — Dijo mirándome fijamente, teniendo una botella de whisky en su mano izquierda —, Ven para acá — Ordenó cogiéndome de mi mano para darme una vuelta, ocasionando que soltara la blusa y me mirara fijamente a los senos.
— Padre vete a dormir, es lo mejor — Susurre con miedo, tenía pánico por lo que había sucedido que dudaba de todos, hasta de mi padre —, Mañana será un mejor día.
— Claro que lo será, gracias a ti — Sentenció sin entender, hasta que vi que colocó la botella de whisky en el suelo, cerró la puerta con seguro y causó que caminara hacia atrás chocando con el borde de la cama; no podía pasar lo que estaba imaginando. Tristemente si fue así, mi padre se quitó su chaqueta, abalanzándose sobre mi tumbándome en la cama; mientras intentaba gritar para que mi nona me ayudara, pero me dio una cachetada fuerte en la mejilla, haciendo que brotara mis lágrimas mientras sentía sus asquerosos labios sobre mi cuello.
— Suéltame, papá por favor — Murmuré en suplica una y otra vez, sintiendo como me besaba cada centímetro de mi piel, quitándome la ropa y obligándome a estar con él. Intenté separarme, pero me gané otro puño en la nariz ocasionando que sangrara no solo eso, sino que tenía su correa, logró pegarme tres veces para no quedarme quieta. Escuché los quejidos de mi nona, intentando abrir la puerta, pero no lo lograba; era como si el destino estuviera en contra mía.
— Amanda, como te deseo — Susurró, dándome cuenta como estaba tan perdido entre el alcohol que no se daba cuenta como violaba a su propia hija, pensando que era alguna de sus amantes.
Sentí por segunda vez como me violaban; solo que esta vez era consciente y peor de mi propio padre. Lagrimas salieron de mí, sintiendo como mi alma me abandonada mientras me daba penetradas cada vez más fuertes; odiando el sexo, odiando el amor y definitivamente detestando a los hombres. No sé en qué momento sucedió, mi nona logró abrir la puerta cogiendo la botella de whisky para estrellarla con la cabeza de mi padre, quien cayó a la cama encima mío.
— Mi niña, no te preocupes perdóname por llegar tarde — Decía en medio de lágrimas, ayudándome a quitarme de debajo de mi padre quien dormía en mi cama, desnudo y con alguna inflamación, pero nada grave —, Mira cómo te volvió la nariz, pero creo que es lo menos importante ¡debemos denunciarlo!
— ¡Es mi padre! ¿cómo podría hacer eso? me ganaría a todo el mundo encima, nadie nos creería nona — Asegure con lágrimas, abrazándola con fuerza sin importarme que estuviera desnuda. Ella cogió ropa de mi armario, llevándome a su habitación donde me metí a la ducha para disqué refrescarme, pero realmente estaba llorando hasta quedarme sin lágrimas porque los dos hombres, más importantes para mi acababan de traicionarme sintiendo que todo mi mundo dejaba de valer la pena.
Vi unos medicamentos en el botiquín, no lo pensé ni siquiera para sacar todas las pastillas de él. Me las trague con agua de la llave, sintiendo como mi mundo daba vueltas cayendo a los instantes al suelo mientras sentía los gritos de mi nona a todo pulmón, solo quería irme de este asqueroso mundo.
…
No sé cuánto tiempo o días paso, solo sabía que me estaba levantando viendo todo borroso; enseguida escuche los sonidos de la máquina manifestando que seguía viva. Vi a mi alrededor paredes blancas, una sábana encima de mí y como tenía conectadas unas agujas a mi mano conectadas con un suero; al mismo tiempo vi a mi nona tirada en el sofá intentando dormir después de quien sabe cuánto tiempo, solo por mí.
— Nona… — Susurré sintiendo como mi corazón se destruye cada vez más —, Perdóname, debí morir.
— Cómo dices eso mi niña, me hubiera ido contigo — Manifestó acariciándome la mejilla, apenas me escucho colocándose de pie del sofá —, Ni lo intentes de nuevo, afuera te están esperando.
— ¿Mi padre? — Pregunte con dolor, ella solo asintió —, ¿Tomas? — Interrogue nuevamente asintiendo, las dos personas causantes de mi intento de suicido estaban afuera esperándome.
— Tu padre se siente muy arrepentido, pensaba que eras otra persona y no sabe qué más hacer. Está tu madre también, reclamando porque se enteró de todo y Tomas está muy callado, solo quiere verte ¿sucedió algo con él? — Cuestiono mi nona, negué con la cabeza y pregunté por Jonathan, quien seguía en la casa no lo habían traído al único que realmente quería ver.
— No quiero ver a nadie, solo te quiero a ti — Manifesté con lágrimas en mis ojos, viendo como el médico entraba para checarme nuevamente —, Solo quiero morir, nona.
— Se que no es el momento, pero puede alegrarte mi niña — Decía mi nona, escuchándola atentamente al mismo tiempo que el médico tomaba mis signos vitales —, Ha llegado las solicitudes de la universidades, así que necesito que salgas pronto para que escojamos a cuál te vas a ir.
NARRA TOMAS:
Sentí que había sido una estúpida al haber actuado tan dramática después de haber tenido sexo conmigo; sé que había cometido un error en haberla drogado pero los efectos del alcohol y las ganas de tenerla conmigo me ganaron. Me sentía arrepentido, así que al siguiente día fui a su casa para disculparme con ella, además no podía dejarla ir o no tendría quien me pagara mis deudas. Sin embargo, no encontré a nadie en la casa si no solo al jardinero.
— ¿Dónde se encuentra la familia? — Pregunte con autoridad, siendo ignorado —, Oiga le acabo de preguntar, ¿acaso no sabe quién soy?
— Perdóneme, no lo reconocí — Dijo apenas volteo a verme, dándose cuenta que era el novio de la dueña menor —, Ellos se encuentran en el hospital — Respondió causando un ahogo en mi corazón >
— La señorita Samantha intentó suicidarse después de una discusión con su padre — Comentó sacándome de mis pensamientos, no entendía realmente nada —, Se encuentra en el hospital del norte.
Salí corriendo hacia allí, cogiendo un bus porque no tenía para más. Llegué media hora después, buscando por todo el hospital noticias de ella cuando escuché la voz de sus padres; así que me escondí en una pared porque necesitaba saber que estaba sucediendo.
— ¿Cómo pudiste? ¡Es tu hija! — Exclamaba la señora, no entendía qué sucedía —, Ella te va a odiar de ahora en adelante.
— Así como te odia a ti por nunca haber sido su madre — Sentenció pegándole a la pared —, Estaba pasado de tragos, la confundí con otra mujer.
— Con tu amante, me imagino — Aseguró la mujer, decidí voltear a ver un poco mejor dándome cuenta que se encontraba cruzada de brazos —, Debes pagar el haber violado a mi hija.
— Si, pero no seré el único culpable porque en los exámenes aparece como si hubiera sido maltratada dos veces — Sentenció, escondiéndome en la pared sintiendo miedo —, Solo la penetre una vez, alguien más tuvo que hacerle daño.
— Pero ¿quién?, eso lo sabremos con ella — Decía su madre, decidí aparecer como desesperado llegando a ellos. Manifestando que no la veía después de la ceremonia de graduación; ya que se había ido con sus amigas y estaba asustado al llegar a su casa y ver que no estaba.
— Tomas, mi buen niño siempre pendiente de ella — Susurró abrazándome, ganándome la mirada penetrante del padre —, Este hombre es de lo peor.
— Son secretos familiares — Exclamó serio para que no supiera, no sabía las ganas que tenía de darle unos buenos golpes por lo que acababa a hacer a su hija; no tenía derecho y menos después de cómo la trate. Sin embargo, era diferente porque era su novio, pero él era su padre.
— ¿Cómo está, nona? — Preguntó la madre, hacia la empleada que me caía mal —, Quiero pasar a verla igual que todos.
— Ella no quiere ver a nadie, ninguno de los tres — Afirmó mirándome a mí, > —, Debe descansar, fueron demasiadas emociones por el momento.
Juro que el padre de Sami iba a pagar por lo que había hecho; no ante la policía porque los criminales de corbata lujosa solo entraban por salida mientras que a mí sí me iban a sentenciar por ser pobre. Este señor iba a pagar, de la peor forma como no se imaginaba porque nadie podía hacerle daño a mi novia, sin mi permiso y menos cuando se meten con algo tan íntimo, acababa de entrar en mi lista negra de personas que no merecen vivir.