CAP. 7 SAMANTHA

1549 Words
NARRA SAMANTHA: Había pasado una semana de las dos propuestas por mi madre para irse con mi hermano; sabía que en parte ella esperaba que mi padre la perdonara porque debían mantener una imagen. Aunque, seguía viendo a su amante a escondidas; me di cuenta un día que llegué temprano a la casa al verlo salir por la puerta, era un hombre joven, bastante para mi gusto solo esperaba que esto no ocasionará que el corazón de mi madre lo usaran solo para ganar dinero.    Mi hermano se encontraba distante, era entendible porque era el más afectado con esta situación. No quería alejarse de ninguno de los dos, me encontraba en este momento acariciando su cabello mientras veíamos una película en Netflix cuando sonó la puerta > me pregunté, no esperaba visita y no creía que los amantes de ellos fueran tan cínicos de venir a timbrar donde se encuentran sus hijos. Así que, decidí recostarlo porque se había quedado dormido, mientras abría para sonreír de la maravillosa sorpresa que tenía al frente.   — ¡Amor! pensé que seguías bravo — Susurré con alegría, abrazándolo con euforia siendo correspondido.   — Perdóname princesa, he reflexionado y sé que he hecho mal — Confesó con su voz entrecortada, lo sentía sincero, aunque mi cabeza me decía que no confiara en él —, ¿Puedo pasar?   Asentí cogiéndolo de la mano, evitando a mi mente para cerrar la puerta. Nos dirigimos a la sala, donde se encontraba mi hermano. Así, no estaremos completamente solos, igualmente no podía subirlo a la habitación sin ellos presentes. Nos sentamos, le pedí a mi nona traer dos maicenas con arepa para ambos, mientras me iba contando cómo le estaba yendo en su primer semestre de universidad, al mismo tiempo le conté de mis intenciones de irme a vivir allí con él, buscando una institución de actuación.   — Genial, te tendré más cerca — Dijo sin emoción, ocasionando que mi corazón se arruga —, Estarás a mi lado y ¿dónde vivirías?   — Contigo ¿no? o no te alegra que vaya, eso es lo que pasa — Murmuré mientras jugaba con mis manos, sintiendo nervios —, Solo pensé que estando cerca, nuestra relación puede mejorar.   — Claro que si tontica, como crees — Comento acariciándome la cabeza, mientras le sonreía —, ¿Que haremos este fin de semana? no creo que acá, con lo que me contaste por mensaje de texto.   — No te llame porque estábamos peleando, pero me alegra que al menos leíste el mensaje porque no me contestaste — Manifesté triste, recordando como me había dejado en visto pensando que hasta ya habíamos terminado.   — Me ocupe, tu entiendes… La universidad — Carraspeó mientras se rascaba el cabello.   — Vámonos a la casa de campo solos, aprovechando que no están igual un regaño extra antes de que se divorcien no afectaría — Propuse feliz, él asintió esperándome en la sala mientras iba a la habitación por mi pequeño morral, colocaría una prenda de ropa, mi traje de baño y algunos elementos personales.   Me dirigí hacia la habitación de mis padres decidida, no se encontraban así que abrí lentamente sin que nadie se diera cuenta. Corrí el cajón de mamá y saqué la llave, para irme nuevamente hacia abajo dándole una señal para que se parara de la sala, dejando a mi hermano solo. Nos fuimos a la moto que había alquilado, de allí le di las indicaciones mientras manejaba, para llegar a la cabaña dos horas después.   Al llegar, sentimos el calorcito de ella; recordando que hace un buen tiempo no veníamos nosotros todos como familia. Eso ocasionó nostalgia en mi corazón, hasta que sentí un abrazo de él seguido de un tierno beso, definitivamente él recargaba mi energía. Entramos, depositamos las cosas y me iba a sentar cuando sentí que me volteo bruscamente para cogerme de las mejillas a darme un beso en los labios; al principio no quise seguir por la impresión, pero me dejé llevar. Me acorraló contra la pared, donde el beso se iba volviendo más profundo, más brusco y apasionado a la vez.   — Espe...ra — Susurré agitada, cuando sentí sus manos debajo de mi camisa —, ¿Aquí?    — Si, aquí es el lugar perfecto para que terminemos lo que empezamos — Manifestó con fastidio, mientras terminaba de subir sus manos hacia mi brasier —, No te vas a arrepentir o ¿sí?   Lo pensé demasiado, pero no quería seguir siendo una niña pequeña ante sus ojos. Así que, en contra de mi mente y corazón negué con la cabeza, dejando que siguiera para que apretara con fuerza mis senos haciéndome gemir de dolor y placer; después volvió a besarme nuevamente mientras acorralaba mis manos contra la pared para bajar lentamente hacia mi cuello, sintiendo muchas cosquillas al ser una situación diferente para mí. Enseguida me cogió de la mano para subirme al segundo piso rápidamente, estaba buscando una habitación.   Lo paré en seco, señalándole la mía para que entráramos, cerró la puerta rápidamente y me coloco en la cama para ponerse encima mío mirándome con deseo, se relamía sus labios, nunca había visto esa mirada penetrante de lujuria en él, me alegraba saber que le gustaba. Solo me deje llevar, mientras me desabotona la blusa para dejar a la vista mi ropa interior negra con puntos blancos; todavía no hacía cambio de ropa interior a alguna sexy y menos cuando no me esperaba que llegáramos a eso. Después, soltó mi pantalón para bajarlo dejando en panty mientras se quitaba su camisa y el cinturón del suyo.   — Eres hermosa, confía en mí — Susurro lamiendo los labios, para colocarlos sobre mi abdomen para bajar lentamente quitándome mis bragas —, Serás mía.   — Con cuidado ¿sí? recuerda soy virgen — Murmure con nervios, asintió mientras rodaba sus ojos solo cerré los míos, esperando que todo fuera muy lindo como decían.   Sentí sus manos pasar por todo mi cuerpo, sentí sus dedos sobre mi clítoris haciéndome gemir lentamente mientras intentaba agarrar las sábanas al no saber si gritar o aguantar. Solo se, que sin darme cuenta de un momento a otro se introdujo dentro mío causando una sensación de mezcla de dolor y placer, había perdido mi virginidad, pero fue más dolorosa de lo que me había imaginado. Después, fue pasando lentamente el dolor para que fuera solo placer mientras él se movía y yo observaba, al no saber qué hacer hasta que se vino dentro de mí.    Me asuste, porque no me estaba cuidando, pero me tranquilice cuando lo vi salir y quitarse el condón, amarrándolo para botarlo en el suelo. Después de eso, me ayudó a colocarme de pie como una princesa pensé, pero realmente me arrodillo para colocarme sobre su bulto, no sabía que tenía que hacer; solo sé que me cogió del cabello y coloco mi boca sobre él. Al principio sentía que me ahogaba, pero él fue llevando el ritmo haciéndome chuparlo, pero definitivamente no me gustaba así que me quite bruscamente.   — ¿No te gusta mi olor? te pasas — Dijo con mal genio, mientras me soltaba para buscar sus bóxer —, Menos mal no te lo hice a ti.   — ¿De qué hablas? Acabamos de hacer el amor — Mencione molesta, sentía que la tal pruebita de amor fue un asco, para ambos —, ¿Estas decepcionado de mí?   — Iras aprendiendo poco a poco — Confesó colocándose el pantalón, mientras sentí mi corazón arrugarse > —, Muévete, debemos disfrutar de la cabaña, amor.   Me vestí sintiéndome extraña, tal vez miraba mucha película romántica donde tu primera vez era especial con esa persona; de pronto el tener sexo solo era lujuria y nada de romanticismo. Baje al primer piso, viendo como sacaba cerveza de la nevera para sentarse, había sacado una para cada uno al menos. Nos colocamos a ver una película mientras acariciaba mi cabello, sentía que volvía a ser el mismo de siempre además al haber accedido eso significaba que todo estaría bien entre nosotros.   Al rato, decidimos devolvernos a mi casa debido a que lo llamaron del trabajo manifestando que tenía que devolverse a su ciudad lo más pronto posible. Me sentí triste, porque acababa de verlo y la intención era pasar todo el fin de semana juntos pero la responsabilidad es lo primordial. Acepté, nos montamos en la moto y al llegar a la casa vi nuevamente discutiendo a mis padres, mientras mi hermano colocaba sus manos sobre sus orejas evitando escuchar. Me despedí ferozmente de Tomas, dándole un beso para entrarme sin importarme si se iba o entraba.   — ¡Vete, ya! no te quiero una semana más aquí — Gritó mi padre, teniendo una botella de whisky en la mano —, Vete, descarada.   — ¡Respétala! es nuestra madre, además están alterando a Jonathan — Resople llamando la atención de ambos; quienes se calmaron al ver como se encontraba. Mi madre se acercó a mi hermano, calmándolo mientras mi padre se encerró en su oficina principal, cerré los ojos no entendía como todo se estaba yendo al vacío, miré hacia la puerta viendo que Tomas efectivamente se había ido, solo esperaba verlo pronto.
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