NARRA SAMANTHA:
Llegamos finalmente al aeropuerto después de un largo viaje, era extraño Tomas tenía unos cambios de actitud drásticos, en medio del vuelo se comportó muy tierno conmigo al punto de abrazarme con fuerza ante mi miedo a las alturas. Estaba tan desesperada, que, sin importarme mi miedo, viaje sola hacia su casa, pero había sido bueno porque lo tenía a mi lado al menos un ratito más. Nos bajamos, pedimos nuestros papeles y cogimos un taxi directo a mi casa para ganarme un regaño de mis padres.
— ¿Dónde estabas Samantha? ¿Fue tu culpa Tomas? — Resoplo mi madre apenas me vio entrar, estaba furiosa.
— No señora, al contrario, se la estoy trayendo — Dijo con obviedad encogiendo los hombros —, ¿Como se encuentra, señor?
— ¡Jonathan! — Grité con alegría ignorando al resto al verlo llegar a la sala, quien de la misma emoción corrió hacia mis brazos sintiendo su calor, realmente no sabría qué haría si perdiera a mi hermanito —, No te vuelvas a ir, me estaba desesperando sin ti.
— Perdóname Sami, solo quería huir de todo esto — Confesó abrazándolo con más fuerza, lo entendía perfectamente —, Aunque me duela, debo aceptar que nuestra familia no existe.
— Siempre seguirán siendo tus padres, ellos dos — Dije señalándolos para que después me mirara fijo —, Siempre seguiré siendo tu hermanita, así nos separen estamos juntos de corazón y eso nadie lo puede acabar.
— ¿Lo prometes? — Pregunto donde asentí con la cabeza, cayendo unas pequeñas lágrimas observando como Tomas hablaba con mi padre, mientras mi madre solo me seguía viendo con recelo —, Te adoro, Sami.
Al rato, pasamos a la sala a compartir como una disque familia entre todos al menos para darle un buen ambiente a mi hermanito. Se avisó a la policía que había aparecido; ya que la causante de este milagro no era ni más ni menos que Isabel, mi amiga. Me di cuenta, al momento de soltar mi hermano al verla acercarse a mi madre, no solo eso si no que aproveche para presentarla con Tomas, pero sentí celos >, sentí una conexión entre ellos que no me gustó, pero tal vez eran solo pensamientos míos.
— ¿Entonces estás estudiando? es bueno ver, hombres que todavía sigan aspiraciones — Menciona tomando un sorbo a su vaso de whisky —, Es bastante, interesante.
— Claro que sí, aunque es algo común realmente nosotros como serios y respetuosos — Dijo orgulloso, donde rodee los ojos tomando de mi jugo de curuba favorito —, ¿No crees, mi amor?
— Eh… eh… si claro — Mencione trabada, debido a que no me esperaba la pregunta —, Tomas es el mejor novio que existe.
— Te envidio amiga, se lo dije no estaba de acuerdo con un amor a distancia, pero bueno, parece que vale la pena — Susurro de forma seductora viendo como Tomas le guiño el ojo, eso me causo mal genio acercándome a mi novio muy de cerca, marcando territorio —, Sabes que solo quiero tu felicidad.
— Debo irme Samantha, solo venía a dejarte — Sentenció sorprendiéndome, esperaba que al menos se quedara un día —, Sabes que debo estudiar y mi madre me necesita.
— No puedes irte, acabas de llegar — Resople haciendo un puchero no me parecía justo —, Quédate esta noche ¿sí?
— Tu madre no lo permitirá — Susurro dando en el clavo —, A no ser que lo hagamos a escondidas e Isabel nos guarda el secreto ¿verdad?
— Claro, amo guardar secretos — dijo con doble sentido, no entendiendo lo que estaba sucediendo, pero tenía razón. No debía seguir guardando respeto hacia ellos, más si se iban a separar. Con ayuda de Isabel, hicimos que Tomas se encerrara en mi habitación mientras me quedaba con ella en el primer piso, terminando nuestras bebidas. Al rato, apareció mi madre para fastidiar buscando que se fuera la visita, ya lo habíamos planeado así que Isabel se despidió para irse, al mismo tiempo que le dije a mi mamá que Tomas se había devuelto a su ciudad natal.
— Yo de ti pensaría que tipo de novio quiero, realmente sigo creyendo que el amor a distancia es para pendejos — Sentenció antes de colocarse de pie, para irse a su habitación. Sintiendo como mi piel hervía de rabia, odiaba que se metiera en mi relación más cuando no tenía un matrimonio respetable ni envidiable.
Me fui detrás, hacia mi habitación cerrando seguro después de darle un beso de buenas noches a Jonathan quien se encontraba mejor. Al momento de cerrar, sentí unas suaves pero frías manos sobre mi cintura haciéndome gritar, pero me tapo rápidamente la boca.
— Eres muy miedosa definitivamente, pero bueno — Manifestó Tomas en mi oreja, haciéndome erizar —, Tu amiga es bastante interesante ¿no crees?
— ¿Te quedaste para hablar de Isabel? — Resople soltándome de su agarre, para voltear a verlo a la cara —, ¿Te gusto? entonces vete detrás de ella y olvídate de mí — Dije enojada para dirigirme a mi cama, pero me sujetó con fuerza de la cintura.
— No seas celosa, que a la única que quiero es a ti — Murmuró dándome un suave beso en el cuello, ocasionando que perdiera todo movimiento de voluntad para caer ante sus caricias. Más cuando inició a subir su mano, debajo de mi blusa para tocar mi abdomen y mis pechos para hacerme gruñir de dolor al cogerlos con fuerza. Me volteó con rapidez, mirándome fijamente para darme un apasionado y sabroso beso en los labios, no me gustaba cuando actuaba así entonces intente separarlo, pero fue inevitable ocasionando que me colocara en la cama para hacerse encima mío mientras voltee la cara.
— No quiero — Susurre ocasionando que se quedara quieto, mientras se estaba quitando la camisa —, Tengo miedo.
— ¿Entonces para que me hiciste quedar si no vas a tener sexo conmigo? — Dijo poniéndose de nuevo la camisa —, Eres un desperdicio realmente — Finalizado colocándose de pie, para dirigirse a la puerta para irse.
— No… no… solo tócame — Susurré abrazándolo por la espalda, deteniendo su paso no podía permitir tampoco que saliera, si no me iban a regañar —, Olvida lo que dije.
Solo bastó decir esas palabras, para que me cogiera para entrelazar mis piernas en su cintura tirándome a la cama, quitándose su camisa e iniciar a besarme con brusquedad, pero al mismo tiempo apasionado. Suponía que era normal, el amor era así y debía aceptarlo; ya que no era como en los cuentos de hadas o en las telenovelas. Sentí sus labios bajar por mi cuello, mientras agarraba mis pechos para succionarlos y enseguida seguir a mi abdomen; me metió su dedo dentro haciéndome sentir una mezcla de dolor y placer para terminar de desvestirme, al mismo tiempo que él se quitaba su ropa, cogía un condón de su pantalón y se lo colocaba > pensé sorprendida.
Salí de mis pensamientos, al sentirlo dentro mío sin darme cuenta. No sabía realmente si esto era hacer el amor, tener sexo o qué, pero confiaba en él, en su amor y en que le entregue mi virginidad y mi vida al hombre adecuado. Nos quedamos dormidos abrazados, después de que se viene, sintiendo su calor corporal e intentando dormir después de un día de pesadilla. Al siguiente día, mi madre golpeó con fuerza la puerta haciéndonos sobresaltar, por como estábamos.
— Ya bajo, madre — Dije entrecortada, de los nervios mientras nos estábamos vistiendo con velocidad. Le dije que se quedara en la habitación, mientras desayunaba para ver como mis padres se iban a trabajar juntos, además dejaban a Jonathan en el colegio; ya que yo tenía clases más tarde. Aproveche, para subir al menos un pan con jugo a mi amado a la habitación, quien comió rápido para que bajáramos y no nos descubrieran, saliendo por la puerta trasera hacia la calle.
— Ahora si debo irme, fue un gusto verte princesa — Susurro dándome un suave beso en los labios, volvió su versión tierna y adorada ocasionando que me confundiera, era como si se transformara cuando se hablaba de sexo o de alcohol.
— Espero verte pronto, amor — Manifesté con una sonrisa de oreja a oreja la cual se fue quitando, para tener mis ojos cristalizados abrazándome a mí misma. Observando cómo se alejaba poco a poco, lo iba a extrañar realmente porque odiaba que un par de kilómetros nos separan.
Pasaron cinco días aproximadamente, donde supe que había llegado bien teniendo conversaciones seguidas con mi amado por mensaje de texto y a veces videollamada. Isabel se había perdido, no tenía rastros de ella y se me hacía extraño, solo esperaba que todo estuviera bien. Decidí después de clases, ingresar a la laptop cerrando la puerta de mi habitación con seguro, para buscar sobre las universidades, pero al mismo tiempo tenía curiosidad sobre un tema… la masturbación.