NARRA SAMANTHA:
Fue linda la presentación de mi hermanito menor, no podía creer que tuviera esas habilidades en el baile además que a pesar de ser con la chica que lo volvía loco, logró desenvolverse bien eso ocasionó puntos positivos con ella, quien sabe y algún día me salga con que tengo una cuñada. Lo espere, mientras se cambiaba para irnos juntos hacia el centro comercial; después de hablar con su profesora felicitándolo por sacar uno de los mejores promedios de su curso. Allí, jugamos a los videojuegos y después fuimos a comer hamburguesa, la favorita de él.
Estábamos terminando con ella, cuando sentí en los hombros de mi hermano las manos de una mujer; ocasionando que levantara mi vista para sorprenderme mientras dejaba mis papas francesas en la mesa y llevaba la mano a la boca. Era una vieja amiga del curso de modelaje que hice hace seis meses, no esperaba volver a verla después de cómo su padre la había sacado bruscamente no solo del curso, si no que quería del país.
— ¡Isabel! que gusto verte — Dije colocándome de pie, para abrazarla intentando no tocarla con mis manos, las cuales estaban untadas por la comida —, Que pena, contigo.
— No te preocupes, me gusta verte feliz al lado de Jonathan — Expresó sinceramente con su bella sonrisa, Isabel tenía un cabello largo y ondulado hasta más abajo de la cintura color rojizo; no solo eso si no su mirada tierna verde como una esmeralda y su piel blanca como un muñeco de nieve —, No pensé volver a verte.
— ¿Qué sucede contigo? quede preocupada después de lo de tu padre — Pregunte invitándola a sentarse con nosotros, no solo eso si no que pedí una hamburguesa extra para ella y otra para Jonathan, solo por quedarse callado en nuestra conversación. Me enteré que había escapado de su padre, yéndose con su madre porque eran separados y se encontraba peleando judicialmente esperando no volver a saber de él, odiaba que la hubiera sacado del curso solo por mostrar un poco de piel. Por mi lado, le conté que seguía en mi relación con Tomas omitiendo los pequeños detalles que estaban sucediendo.
— ¿Estás segura? desde que te conocí te lo dije, amor de lejos amor de pendejos — Confesó encogiendo los hombros, antes de darle un sorbo a su gaseosa —, No es por desmotivarte, pero ¿quién te garantiza que no tiene otra en su ciudad natal?
— Nadie le garantiza a él que yo haga lo mismo, pero sé que confía ¿por qué no puedo hacerlo? — Dije oponiéndome a su comentario, no iba a permitir que nadie se metiera entre nosotros —, Igual últimamente está bastante aquí conmigo.
— Tu cara lo garantiza, eres demasiado ingenua — Afirmó sorprendiéndome por sus palabras —, Te quiero como amiga, por eso te digo las cosas, solo quiero saber algo más ¿ustedes ya…? — preguntó disimuladamente en frente de mi hermano, haciendo gestos con la mano para que no entendiera.
— No todavía no, soy una boba ¿verdad? — Comente con desilusión, era obvio que era una estúpida por seguir virgen después de una relación de más de un año.
— No lo eres, eso me alegra porque significa que te está tomando en serio o tiene que disimular demasiado para aguantar todo este tiempo — Dijo sonriéndome, calmando mi interior —, ¿Quieres un consejo? no se lo des todavía, es muy complicado además sigo en contra, para mi es una relación donde son felices los cuatro o bueno en este caso, los tres.
No seguimos comentando del tema, mi amiga terminó de comer y nos despedimos. Me dirigí con mi hermanito al vehículo, donde el chofer nos abrió muy amablemente para irnos hacia la casa. Allí, llegamos con la sorpresa que mi madre se encontraba tranquila como si no hubiera hecho nada malo, saludo a Jonathan dándole un abrazo felicitándolo y volviendo a su celular. Resople, definitivamente no entendía para qué tener hijos, si la nona iba a ser la encargada de nosotros y eso que, con mi hermano, mostraba más afecto que el que alguna vez me dio a mí.
Decidí meterme en mi habitación sintiéndome extraña, sin mis antiguos objetos, pero sabía que todo cambio era para bien. Abrí la laptop, busque páginas de universidades en diferentes ciudades, pero especialmente donde vive Tomas porque así podría estar a su lado siempre. Quería estudiar actuación, ser una de las mejores actrices especialmente en el teatro; ya que vivía enamorada de ese mundo desde pequeña y en el colegio ayudaba en toda obra que pudiera protagonizar, para mi graduación tendrá una escena específica romántica con un compañero donde habría un pico; Tomas todavía no lo sabía tenía miedo de su reacción.
Habían pasado tres días, Tomas se había devuelto a su ciudad dejándome intranquila debido a que quedó a medias nuestra situación. Lo sentía alejado, no sabía que había hecho con su amigo realmente, pero solo me quedaba confiar a pesar de que robada en mi cabeza las palabras de Isabel; la invite a mi casa ayer para pasar un rato de amigas además mi madre la reconoció, diciéndonos que porque no volvíamos a modelar. Terminé ese curso, pero no sentí que fuera mi pasión por eso mismo no lo había implementado, porque mi pasión era la actuación definitivamente.
Me encontraba en mi habitación, mirando hacia el techo pensando en mi amado; quería que fuera fin de semana para que viniera a verme de nuevo. Además, debía hablar con mis padres para que me dejaran viajar a su ciudad, sin vigilantes, confiando en mí. Decidí pararme, colocarme mis zapatos y bajar las escaleras, aprovechando que ambos se encontraban en casa cuando escuché gritos fuertes proviniendo de la oficina principal de papá; así que decidí acercarme.
— ¡Eres una perra! ¿cómo pudiste hacerme eso? — Gritaba mi padre, mientras se escuchaba golpes hacia su escritorio.
— ¿Cómo pude? igual que tú lo haces, solo que por ser tu mujer entonces no lo toleras — Confesó con una sonrisa burlona —, ¿Que creías? podrías ser el único infiel en la familia.
— ¡Te largas de la casa! — Exclamó con furia, mientras sentía mi corazón acelerarse cada vez más, ¿mi madre había sido infiel? ¿Mi padre también? ¿a qué horas se había dañado mi perfecta familia?
— ¿Me largo? ¿Cómo harás con tu reputación ante la gente? me necesitas, es más que obvio — Afirmó mi madre con su arrogancia, que la caracterizaba odiando eso de ella.
— Todo el mundo sabe la porquería que eres, me sirves más afuera que adentro — Sentenció golpeando nuevamente con fuerza, haciéndome brincar tomando el impulso de entrar a la oficina donde ambos se quedaron mirándome —, Samantha…
— No se pueden separar, no pueden alejarme de Jonathan — Solté de una sin pensarlo, sabía que si se iban podría alejarme de mi hermano porque había visto esta misma situación en otros hogares —, Padre perdónala, así como ella hace contigo.
— Lo siento Samantha, es una decisión tomada y tú te quedas conmigo — Afirmó sorprendiéndome, aunque me alegraba porque definitivamente con mi madre no me llevaba, del todo.
— Jonathan se va conmigo — Sentenció, mientras una flecha pasaba por mi corazón, me iban a separar de mi hermano.
Salí de la oficina corriendo, hacia la habitación de Jonathan quien se encontraba haciendo un bello dibujo de los cuatro como familia, no pude resistir e inicié a llorar como niña pequeña. Se sorprendió de verme, pero especialmente en esta actitud; así que solo me abrazó como si él fuera mi hermano mayor. Tuve que explicarle lo que había sucedido, omitiendo las infidelidades para que no quedaran mal ante los ojos de él, quien era un niño inocente todavía. Entendió la razón de mis lágrimas, no queríamos separarnos y no sabíamos cómo hacer para evitarlo.
Mi madre sentenció que se iban en dos semanas, debían cuadrar los papeles de divorcio y en que inmueble se iba a ir a vivir. No podía creer que un matrimonio que había buscado la perfección, perdonando tanto por dinero y egoísmo finalmente se iba a acabar, pero lo peor de todo alejándome de mi hermano. Tuve ganas de buscar a Tomas, pero mi corazón no me dejaba al ver lo frío que había sido conmigo, desde esa vez ocasionando que me colocara mis audífonos, escuchando música y cerrando mi puerta con seguro. Mientras, derramaba lágrimas una y otra vez hasta quedarme dormida, odiando mi presente y anhelando el mundo imaginario donde era feliz en mis sueños, al lado de mi amor a la distancia.